Las dos vidas de
Cantinflas
Alberto Nájar
Muchos creen que
Cantinflas fue el mejor actor de comedia de la historia de México. Pero Mario
Fortino Alfonso Moreno Reyes, su nombre verdadero, era una persona radicalmente
distinta.
Su personaje, un
simpático joven con un trozo de tela al hoimbro a la que llamaba gabardina, con
el pantalón ceñido por un cordón diez centímetros debajo de la cintura,
sombrero gastado y con una forma peculiar de hablar sin decir nada, hacía reír
a todos quienes lo veían en la pantalla.
Pero en la calle, con
sus compañeros artistas o los sitios que frecuentaba el actor se mostraba frío,
hostil y soberbio según han contado quienes le conocieron.
Ahora que en México se
estrena la primera película sobre la vida del actor, algunos recuerdan esa
parte poco conocida del actor.
Contrastes
La escritora Guadalupe
Loaeza asegura que Cantinflas y Mario Moreno eran dos personas en una, que
vivían en permanente contradicción.
"Era un hombre
que mundanamente no era simpático, era desagradable", le dice a BBC Mundo.
"Mario Moreno era un personaje muy siniestro, con una ambigüedad muy
evidente. Sus colegas no lo querían".
Sin embargo otros
tienen una visión muy distinta del personaje. Quienes trabajaron con él en el
inicio de su carrera dicen, por ejemplo, que repartió entre lustrabotas y
vendedores de periódicos su primer sueldo ganado en un teatro formal, el
Garibaldi.
Y algunos más
recuerdan que durante décadas, en las elecciones presidenciales, miles de
personas votaron por Cantinflas como su candidato, aunque el actor nunca
participó abiertamente en política.
Sus simpatizantes
escribían su nombre en la papeleta electoral. Esos votos fueron anulados pero
son una muestra de la confianza y simpatía popular que existe en México por el
artista.
El detalle
Mario Moreno fue
boxeador, bailarín, mesero y hasta se enroló en el Ejército durante un tiempo,
hasta que descubrieron que había mentido sobre su edad para enlistarse.
Entonces nació el
personaje. Cantinflas inició su carrera en la década de los años 30 como actor
cómico en teatros ambulantes conocidos como carpas, en Ciudad de México.
Fue un éxito casi
desde el principio, y en 1936 filmó su primer película, No te Engañes Corazón
que pasó casi desapercibida por el público.
Pero la historia
cambió cuatro años después. Su tercer filme, Ahí está el Detalle, se convirtió
en un éxito de taquilla y al mismo tiempo marcó la carrera de Cantinflas.
La frase que dio
nombre a la película le acompañó en el resto de su filmografía, e incluso en
1956 ganó el premio Globo de Oro con la cinta La Vuelta al Mundo en 80 Días.
En su carrera grabó
unas 50 piezas en México y Estados Unidos, la mayoría de ellas, 39, fueron
realizadas por su empresa productora Posa Films.
Desde 1993, cuando
murió el actor, su hijo adoptivo Mario Moreno Ivanova y su primo, Mario Moreno
Laparade, sostienen un juicio por los derechos y regalías de estos 39 filmes.
Poder y fortuna
En algunas de sus
conversaciones con periodistas Mario Moreno se refería a Cantinflas como otra
persona. Y así fue en la vida real, coinciden sus críticos.
En la revista Eme
Equis el periodista Luis Guillermo Hernández recordó, por ejemplo, que el actor
fue consejero del presidente Gustavo Díaz Ordaz, uno de los mandatarios más
polémicos del país pues en su gobierno ocurrió la matanza de estudiantes del 2
de octubre de 1968.
También fue promotor
del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), según documentos
desclasificados de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS), que
durante décadas fue la policía política del país.
"Su fama pública,
su prestigio, pero sobre todo el amor que le tiene la mayoría de la población a
su personaje, le permiten tener derecho de picaporte con presidentes,
diplomáticos, funcionarios, dignatarios de otros países", escribe
Hernández.
"Esa influencia,
ese poder político y social, entonces, ha de ser usado por Mario Moreno para su
beneficio particular, como han de documentar los espías del propio
gobierno", subraya el periodista.
Algo que se tradujo en
grandes fortunas, añade la escritora Loaeza, y que agudizó la contradicción de
su vida:
Por un lado, en el
cine representaba a una persona pobre con poca educación y dinero, pero fuera
de las filmaciones vivía con gran lujo.
"Su Cantinflas"
En el cine también
hubo dos Cantinflas, asegura Guadalupe Loaeza:
Las películas que filmó en blanco y negro
mostraron a un personaje de barrio pícaro y simpático, que con la llegada de
los filmes en color se transformó en otro que solía dar lecciones de moral.
A veces sus diálogos
coincidían con las políticas del gobierno en turno. "Se volvió muy
institucional, en sus películas mandaba mensajes políticos. Ya no era el cómico
del pueblo", insiste la escritora.
Pero esto no se notó
el 20 de abril de 1993 cuando se rindió un homenaje al actor en el Palacio de
Bellas Artes, el principal recinto cultural del país.
Durante 14 horas
continuas más de 250.000 personas desfilaron ante su ataúd para despedirlo. Y
cuando se recordó el centenario de su nacimiento, en 2011, miles acudieron a
los homenajes.
¿Realmente importa la
parte desagradable del personaje? "Los mexicanos no la quieren conocer,
hay una cierta negación", responde Guadalupe Loaeza.
"Quieren
conservar a su Cantinflas, parecía muy cercano al pueblo y no se quieren
desilusionar".
Extraído de:
http://www.bbc.co.uk/
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