COLUMNA DESDE LO PISADO
El
Malecón en 1949,
el Malecón en 2010
el Malecón en 2010
Nota
preliminar:
El periodista José Lezama Lima, también poeta, ensayista y novelista cubano publicó el 21 de octubre
de 1949 en “El Diario de la Marina”[i] un
artículo sobre el Malecón. El crítico Маттиас
Rotulovic* mantuvo un diálogo
ficcional publicado para una revista cultural cubana en el año 2010 tomando el
artículo de Lezama Lima. Ambos escribieron sus artículos desde el lugar de los
hechos, pero con 51 años de diferencia. El texto de Lezama Lima es tomado
textualmente, en su totalidad y en el orden escrito en el artículo
periodístico.
-
José Lezama Lima: El Malecón, orgullo
capitalino, está demasiado a la vista para no cuidarlo como uno de los mejores
atractivos de la ciudad.
El Malecón desde el cielo (Foto: Matías Rótulo) |
- Маттиас Rotulovic: Es cierto poeta. El mar
es inmenso y la avenida demasiado ancha con tan pocos automóviles y los
vertiginosos taxímetros deteniéndose para levantar pasaje. Eso lo pone en una
mayor exposición. Me hace acordar a la rambla montevideana de hoy, pero sin
luces, sin lujos, desolada. A diferencia de aquella, la montevideana, esta no
tiene a los jóvenes con sus músicas altas en los autos nuevos. La montevideana despierta de espaldas al urbanismo y a la modernización de una
capital. El Malecón descansa a los pies del letargo. Alguien debería hacer
algo. No sé, alguien tendría que ocuparse de recuperarla ya que las actuales
condiciones de la nación no lo permiten.
-
JLL: Esta hermosa joya urbana
no es, sin embargo, pignorable.
-
MR: Nadie está pidiendo que
se regale nada a nadie. Usted lo dice desde allá, y yo desde acá. ¿Cree usted
que la desatención fue la causa de lo que usted reclama, y de lo que se reclama
en la actualidad con el descuido notorio que presenta el Malecón? Miré que yo
le hablo desde más de medio siglo de revolución y usted desde antes de la
revolución… ¿Quién la desatendió más?
- JLL: Quizás por eso estuvo
largos años dejada de la mano oficial hasta quedar virtualmente inútil[ii].
- MR: Miré don Lezama, poeta,
hoy esa joya que usted veía dañada en sus años se percibe exactamente igual.
Las casas descascaradas, las calles agrietadas, el silencio roto por el ruido
de las olas. Pero eso le da un encanto al Malecón. Un encanto gris a pesar del
sol…
-
JLL:… Mortificación para la
Habana que ha llegado a ver su bella garganta por una costra de baches
lagunatos en vez de la cinta de terciopelo constelada de perlas que la ceñía
para encanto de sus moradores y admiración de los turistas.
- MR: El desgaste de hoy no es
el desgaste de su época. Ahora hay un bloqueo, allá, en 1949 estaba la pujanza
y la apertura, pero también el despotismo…
- JLL: El tiempo y los
neumáticos fueron erigiendo allí un peligro para la circulación. Las denuncias
habaneras fracasaron. Tuvo que arribar un gobierno ambicioso de cr
ear la Habana
Nueva para acoger esta querella de La Habana Vieja.
El Malecón (Foto: Matías Rótulo) |
- MR: Un viejo de La Habana
(que vive en la Habana Nueva) me dijo que hace muchos años ese “gobierno
ambicioso” del cual usted habla y que luego fue derrocado por la Revolución
Cubana pensaba la posibilidad de puentes y túneles, además de los existentes y
añejos de la ciudad.
- JLL: Es claro: un túnel o un puente al través de la
bahía serían fragantes demagogias si el promotor no tuviese aptitud para
reparar una avenida. Además: un Malecón cerrado al tránsito por urgentes
albañilerías es molestia de poca monta; mientras que uno rebajado a camino
carretero por el abandono oficial sería un severo mentís para el programa de
este gobierno. Las congestiones transitorias que hoy registra la Calzada de San
Lázaro a causa del tránsito desviado del Malecón llegarían a ser tan
permanentes y tan enemigas de la circulación en automóvil como las que en la
estrecha Habana comercial hacen preferible andar a pie.
- MR: Créame poeta, las
congestiones hoy no serían problemas. El parque automotor de toda Cuba es de la
década de 1950 en adelante. No hay vehículos nuevos. Son coches grandes y amplios
comparados con los pequeños actuales que usted no conoció. Son granes pero muy
pocos. Uno se puede acostar la siesta frente a la Universidad, en la calle. Tal
vez lo pueda llegar a atropellar uno de esos taxis tirados por un ciclista que
maneja da pedal a tres ruedas. Creo que San Lázaro, si es donde pienso que es
sigue rota, fragmentada y con tierra. En la Habana comercial, tal vez se refiere
a la salida del Malecón rumbo a Obispo y alrededores donde la peatonal (no sé
si lo era en su época), se estrecha ya por el turista, ya por aquellos que
piden plata a los turistas o les ofrecen servicios de jineteras, ron o tabaco.
Es preferible sí, ir a pie. Aunque el turista se siente atemorizado porque no
hay nadie por ahí, y más al caer la tarde. Pero es, por lo general tranquilo y
musical. Sobre las obras de reparación, me imagino que allá, en su época poeta,
no se imaginaban ni revol
ución ni mucho menos cómo sería el Malecón y el resto
de la ciudad.
Las casas en el Malecón (Foto Matías Rótulo) |
- JLL: Suelen sentirse sátiras y
protestas contra la aparente lentitud de las reparaciones que en el Malecón se
están realizando. En el fondo nuestra ciudad sabe que un día no pueden
repararse bien estragos de mucho tiempo en una extensión como la de esa
avenida, donde el estetoscopio de Obras Públicas está descubriendo erosiones
del mar que son cavernas.
-
MR: Hoy también vemos
difícil esas reparaciones de la avenida. Las cavernas se agrandaron, pero el
agua también ganó terreno. Hoy se le llama “Calentamiento global”. El hombre no
ha cuidado la naturaleza y el agua del mar subió algunos centímetros. En el
hermoso Malecón, hace frío a pesar del calor del sol que baña la bella Cuba. Los
adolescentes salen a encontrarse allí, como un único recreo. Los novios se
besan en la oscuridad. No hay luces que acompañen la noche habanera por el
Malecón. Hoy, la mayor resistencia no es del habitante de la Habana para
cambiar su ciudad, sino que hay un despojo de soledad que habita en el alma de
los cubanos. Hay esperanza y desesperanza. Hay dolor en las miradas, pero
alegrías en los cuerpos…
-
JLL: Tras el frívolo antifaz
del habanero…
-
MR:… No, no me mal
interprete poeta, no quiero decir eso de sus coterráneos. En el habanero hay
algo que late…
- JLL: … late un cabal
discernimiento para la equitativa distribución de excomuniones y apoteosis.
-
MR: ¿Y eso que late es con
respecto a la ciudad, al Malecón, o según qué es?
-
JLL: Según la lealtad con que
la urbe le sea servida.
(*)
Por Matías Rótulo
[i] Tomado de Lezama Lima, José. Revelaciones
de mi fiel Habana. Compilado por Carlos Espinosa Domínguez. Reynaldo
Ediciones: La Habana, 2010, pp. 57. Impreso.
[ii] El 1 de octubre fue cerrado un tramo de la Avenida del Malecón de
Galiano hasta Marque Maceo, por el mal estado del pavimento. Destruyeron el
contén antiguo y lo reemplazaron por uno nuevo (nota de Lezama Lima en el artículo de 1949).
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