sábado, 20 de noviembre de 2010

RESCATANDO TEXTOS

Una carta

Dentro de un bolsillo de la guerrera que vestía un oficial del batallón 1º de Cazadores que murió en el combate de Tres Árboles (*), se halló la carta que publicamos a continuación, cuya lectura recomendamos a nuestros lectores:

“Mí amado…: Con cuanto cariño tuve la tuya en mi poder! Me parecía que ya no volvería a sentir en mis oídos la música sublime que de tu alma se desprende y que en forma de carta llega hasta la mía arrullándola amorosamente.
Oh mi Carlos! – Que cruel! Que malo! Que ingrato has sido! Cuantas penas en estos dos siglos que pasaron sin cariños tuyos! Cuando pienso en todo esto, cuando recuerdo con cuanto ensañamiento te gozas en mis sufrimientos, cuando recuerdo con cuanta indiferencia dejas correr el tiempo sin enviarme un pedazo de amor por el correo acabo por convencerme que eres insensible a todos los sufrimientos humanos, que no sientes, que no lloras que no tienes corazón!
No creas que pensaba interrumpir tu silencio, no, no lo pensaba, quería ser fuerte una sola vez, aunque hubiera pasado un año sin recibir la tuya, no te hubiera escrito yo tampoco, creedme, no por falta de cariño, no, porque él no puede disminuir, pero sí para hacerte comprender que ambos tenemos el mismo deber de escribirnos. Pero llegan los momentos de lucha y ante la idea de que pronto partirás a ocupar tu puesto, cedió mi capricho y venció mi cariño.
Quería que al partir llevaras la convicción de que siempre era tu amada de otros días, de que siempre llenas mi alma con tus amores, de que siempre guardo tu recuerdo dentro de mi corazón…..
Esos que tu llamas revoltosos, demostrando así que eres más partidario que patriota, son los verdaderos orientes, hombres de convicciones puras, almas templadas al calor del más sublime patriotismo, que exponen sus vidas en holocausto a la más santa y más grandiosa de las causas, librar a la patria de un gobernante funesto que la arrastra descaradamente al borde del abismo, a la ruina, a la depravación más infame.
No les llames revoltosos, no, aplícales todos los calificativos mas honrosos que puedas encontrar y aun será poco, aun quedará mucho más que decir.
Quiero que antes de salir para campaña me avises, bastan dos líneas y un poco de buena voluntad para llenar mi deseo. ¿Lo harás? Si, una vez, solo una vez escúchame, siempre te lo agradeceré.
Puedes suponer lo intranquila que estaré con las noticias que diariamente corren. El sábado se dijo que el 1º había entrado en acción, y yo te veía en medio de la pelea y rogaba a nuestro Dios por ti.
Lleva contigo mi retrato, ¿oyes? el último iluminado que te envié, ¿verdad que lo harás?
Adiós mi siempre amado, que pronto pueda verte cubierto de gloria, que la mano de la felicidad guíe tus pasos en los momentos más difíciles, que no olvides a la que queda esperando tu regreso, a la que ahora más que nunca te recordará con todo el cariño de su alma, con los deseos de que siempre se llamará tu….”

Sara Julieta

(*) Librada el 17/03/1897 en el paso de Tres Árboles (Depto. Río Negro) entre el Ejército del Gobierno al mando de General de Brigada Don José M. Villar y el Ejército Revolucionario al mando de Diego Lamas y José Núñez


Publicado originalmente en el Boletín digital  N° 3 del Centro Histórico y Geográfico de Soriano, mayo 2010

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