Aldo Roque Difilippo
Las ruinas de la Calera Real se encuentran en la periferia de la ciudad de Mercedes, sobre el arroyo Dacá, camino al Parque Mauá. Una zona de la ciudad con un alto contenido histórico. Una añeja construcción, en parte semi derruida, de gruesas paredes, cuyo orígen se remontan a 1722, lo que la constituye sin lugar a equívocos, en la primera industria que tuvo nuestro país.
De acuerdo a diferentes investigaciones se ha podido determinar que la Calera Real -como actualmente se la conoce- producía cal a partir de la piedra caliza existente en la zona, mediante cuatro hornos de importantes dimensiones, teniendo en cuenta la tecnología de la época.
El resultante de esta producción servía para abastecer las necesidades que imponía Buenos Aires, que por esa época tenía una importante circulación fluvial con esta zonal del país.
Diferentes estudios han podido calcular que estos cuatro hornos producían alrededor de 48.500 quilos de cal, lo que significaba quemar un volumen más que considerable de madera, aproximadamente 105.000 quilos. Lo que significaba obviamente un considerable número de personal, presumiblemente en su mayoría esclavo o semi esclavo, según la costumbre de la época, más peones, capataces, un número importante de embarcaciones para el transporte de la producción, traslado y corte de leña.
Un movimiento más que significativo para esta zona del país, que en esa época del siglo XVIII, la población más cercana era Villa Soriano, y que faltaban 66 años para que se produjera la fundación de Mercedes, cuando en 1788 el Presbítero Manuel Antonio de Castro y Careaga concreta la idea poniendo la piedra fundamental de lo que fuera la Capilla Nueva , actual Catedral Nuestra Señora de las Mercedes.
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