viernes, 1 de abril de 2011

EDITORIAL

Cultura, la excepción a la regla

* En dos períodos de gobierno frentista se instrumentaron cambios en el gobierno, aunque las políticas culturales  siguen siendo para unos pocos que viven en la capital.


Aldo Roque Difilippo

El Uruguay atraviesa su segundo período de gobierno del Frente Amplio, donde algunas cosas cambiaron: se instrumentaron leyes obligando a empresas, productores y comerciantes a regularizar la situación laboral de sus trabajadores, se universalizó  (o por lo menos se está en camino) la cobertura de asistencia médica a la población, se extendieron los planes educativos, produciéndose  un notorio aumento de la matrícula en Enseñanza Secundaria. El más claro ejemplo este año fue el crecimiento en la matrícula de la Universidad del Trabajo del Uruguay; entre otros aspectos. Pero paradójicamente las políticas culturales parecen detenidas en el tiempo. En el discurso el mensaje es otro, pero en la práctica  durante el período del Dr. Tabaré Vázquez y en lo que va de mandato de José Mujica no se han instrumentado cambios sustanciales en la concepción  y el accionar de las políticas culturales.
En la práctica el país sigue dividido en Montevideo e interior. Sigue dominado por una clase (casi una casta) que decide y una porción importante de la población relegada y pasiva.
La excepción que confirma la regla fue, en el anterior periodo, la designación del escritor Tomás de Mattos al frente de la Biblioteca Nacional, que si bien nació en Montevideo, vive y se identifica con el departamento de Tacuarembó. Pero la inmensa mayoría de los cargos distribuidos en los dos períodos correspondió a creadores y gente de la cultura identificados o que viven en Montevideo.
Más allá de eso, que podría resultar anecdótico, es una constante que en la inmensa mayoría de las programaciones instrumentadas por el Ministerio de Educación y Cultura, lo mejor, lo más selecto queda relegado a la capital del país, o con un poco de fortuna en temporada estival a espectáculos musicales que  se extienden por la costa atlántica y pueden llegar hasta Colonia, pero nunca en ciudades interiores del país.
Los grandes espectáculos (el Festival de la Patria Gaucha, el de Andresito) se generan en el interior del país. Importantes manifestaciones culturales también: la Bienal de Salto, los encuentros de Teatro  realizados por la Asociación de Teatros del Interior. Incluso las vanguardias literarias de este y otros tiempos han surgido en el interior: los debates entre Número (Montevideo) y Asir (Mercedes) en la década de los años 60. Un importante número de  escritores nacieron y produjeron en su lugar de origen: Francisco Espínola (San José), Juan José Morosoli (Lavalleja), Mario Arregui (Florida) y un largo etcétera; pero las políticas  instrumentadas desde el Estado miran y siguen promoviendo lo que se genera en Montevideo  y despreciando al interior. Y ni que hablar de lo que pasa en Pintura, Escultura, Danza, Música. Parecería ser que lo mejor y lo relevante se  produce únicamente  al sur del río Santa Lucía. Mientras el Estado ha avanzado hacia una política participativa  y de inclusión social, la relegada de la historia de acuerdo a los hechos, es la cultura, con una sociedad todavía dividida, con una visión clasista  donde algunos  pueden acceder a determinadas cosas y otros no. Pero curiosa ironía del destino, los mayores poetas, pintores, músicos, actores y artistas  provienen del interior.

3 comentarios:

Alfredo Saez Santos (Charo) dijo...

De acuerdo con Hum Bral.
Con afecto, más que con talante testimonial,presencié la exitosa muestra pictórica de la serial "Infames Artigueños" del amigo mercedario Luis "Pori" Ferrer en la coqueta Sala "C.F.Saez" del MTOP en la calle Ricón, frente a la Plaza Matriz de Montevideo.
El crack alfa de los críticos de arte capitalinos,UM, de "La República" le dio su espaldarazo y se sabe que en estos colegiados de las opiniones en los medios,los segundones olfatean el rastro y por allí, luego, marcan sus trillos propios, que no difieren de los del bombero explorador.
A riesgo propio, de nadie más, también afirmo que nuestro provincialsmo no es sólo felipesantiagueño sino que vuela la atmsfera cultural del país: "Pori" aguardaba la posobilidad de presentarse en su ciudad aun no descartada, pero la moratoria gestionaria va algo lenta.

Anónimo dijo...

Creo que no es una cuestión de política, es una cuestión de cultura. Lo mismo nos sucede con el centralismo mercedario, creo que el medir la cantidad de población a quienes van dirigidos los proyectos o actividades es lo que está creando regionalismos. En fin todos son humanos en realidad y también está presente que o a quienes queremos beneficiar en nuestra propia satisfacción e interés personal.

Alfredo Saez Santos (Charo) dijo...

Me confundió "Anónimo". Afirma que "no es una cuestión de política" sino "cultural". Lo menos enredante a mi entendimiento, pero: lo político participa en la filosofía antropológica de la cultura como uno de sus componentes más fuertes en intensidad taxonómica.Lo segundo:Si se parte de la premisa que una cosa es la "política" y otra la "cultura" ¿ cómo se resuelve la contradicción que frente a un asunto en principio de problemática "cultural" se lo intenta explicar, luego, por "centralismo", término si los hay de clara connotación política pues para que exista debe haber necesariamente un centro politico de decisiones de tal naturaleza?