Cronista de una época de transición
Aldo Roque Difilippo
Hace 143 años, nacía Javier de Viana (1868-1926) uno de nuestros narradores más interesantes y que mejor ha resistido el paso del tiempo, según lo han catalogado algunos críticos. “Hacendado, criador de vacas y ovejas, tropero y hasta contrabandista; revolucionario, muchas veces; candidato a diputado al congreso en varias ocasiones, sin haber pasado nunca de candidato, debido a la sensatez de mis electores como a mi despreocupación por el oficio de fabricante de leyes”, como él mismo se definió.
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Javier de Viana nace en Villa Guadalupe (hoy Canelones) el 5 de agosto de 1868. Su infancia transcurre en la villa primero, y luego Florida, trasladándose en 1880 a Montevideo, protegido por su tío Ezequiel, a completar su instrucción primara en la Escuela “Elbio Fernández”.

Una fecha clave en la vida del escritor es la fracasada revolución del caudillo nacionalista Aparicio Saravia en 1904, que lo obliga a emigrar a Argentina. Pero este capítulo en su vida estuvo precedido de otros acontecimientos en el agitado clima político de la época, desde su temprana incursión en la Revolución del Quebracho en 1886, que con apenas 18 años lo arrastra “como hombre y como ciudadano”, entre otros acontecimientos.
Su vida estuvo signada por estos hechos, reflejándose en sus textos hasta comenzar a construir una obra que es “a mi juicio, una de las más sólidas de la literatura narrativa uruguaya”, opina Arturo Sergio Visca. Apareciendo en sus tres décadas como escritor (1896-1926) textos que aún hoy son revisados por su valor testimonial y literario. Iniciado en “Campo” (1896), al que le siguen “Gaucha” (1899), “Gurí” (1901), “Con divida blanca” (1904), “Macachines”(1910), “Yuyos”, “Facundo Imperial” (1911), “Cardos”, “Abrojos”, “Sobre el recado” (1919), “Ranchos”, “Paisanas”, “Bichitos de luz”, “De la misma lonja” (1920), “Del campo y de la ciudad” (1921), “Potros, toros y aperiases” (1922), “Biblia gaucha”, y “Tardes de fogón” (1925).
Genuino criollo
“La obra de Viana es un crudo testimonio de una época de transición que sigue aferrada en buena medida a un pasado que siente como perdido, pero que se resiste a abandonar; demasiado perezosa para crear de inmediato un nuevo estilo de vida, persiste y vegeta en una miseria sin atenuantes ni grandeza –opina Tabaré Freire-.

En Biblioteca HUM BRAL los invitamos a leer uno de sus cuentos
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