viernes, 25 de noviembre de 2011

A MODO DE EDITORIAL

Un indignado

  Álvaro Parés
(Desde Francia)



Los poderosos conservadores nos muestran los culpables de la crisis: los que trampean con la seguridad social, los que aprovechan la ayuda de alquiler, de enfermedad, de seguro de paro o ayuda al empleo, o sea: el pueblo.
Gente que esa 99% honesta y derecha...
Nos arman con odio contra ese enemigo que poco a poco toma forma en la cabeza de una multitud con cerebro lento.
Les alcanzaría con darse vuelta para admirar la cara de los verdaderos delincuentes.
Gente a 99%deshonesta y haragana...
Se pretende desviar nuestra atención como si fuéramos niños, explicándonos que las causas de la crisis son los pobres : trabajamos mal, trabajamos poco, exigimos demasiado, somos laxistas y caprichosos.
Ya sabemos lo que piensan de los de abajo: si son pobres es porque son boludos... es la selección natural, no le parece ?
Pronto habremos olvidado los delitos y el fabuloso enriquecimiento de los Bancos, Compañías de Seguros y especuladores para atacarnos a los mas miserables, pero como esto no solucionará nada, habrá que buscar nuevos culpables. Apuntaran entonces a los sindicalistas, los comunistas, los socialistas, los centristas, y un día te tocara a vos.
Mientras tanto los tenientes de la riqueza, la nebulosa ciega de pequeños y grandes accionarios,  través del FMI y de las agencias de notación, dictan la orientación política de los paiíses, sustituyen primeros ministros, indican orientaciones sociales.
Ya robaron billones de nuestros bolsillos, ahora se la agarran con nuestro derecho a la democracia sustituyéndose al derecho de voto popular.
En la cumbre están los mandatarios de la nebulosa que piden cada vez mas beneficios sin tener en cuenta las consecuencias.
Al medio, un coqueto equipo de delincuentes de cuello blanco, charlatanes que despliegan tesoros de imaginación para embaucar la gente honesta, llamando abiertamente a la xenofobia, al desprecio del pueblo y de sus valores pacientemente construidos durante siglos de lucha.
Debajo de todo, en un callejón sin salida, tenemos cajeras de supermercados despedidas por haber osado juntar del suelo un cupón de reducción de un euro, miles de obreros despedidos porque en otros lados –allí donde los derechos del hombre están prohibidos- los salarios son rentables; cientos de personas en la calle (como mujeres que parieron sin asistencia medica) y todo un pueblo que pierde el acceso a la salud de base.
En tiempos de nuestros padres y abuelos, y con una sorprendente regularidad, las mismas nubes negras se acumularon, pero siempre hubo hombres y mujeres lúcidos que previnieron  a los demás de la inminencia de la tormenta, y que a pesar de todo se vieron al final reducidos a recurrir a medidas extremas cuando todo estaba ya perdido.
Hoy la tormenta ya esta formada, el viento sopla, la copa de vino que quedó sola en la gran mesa amenaza de volcarse, el vino se desparramará siguiendo como siempre los restos del banquete, ineluctablemente.
Una vez volcado el vino no podrá jamás volver a la copa.
La mas alta autoridad del estado se permite de condenar, públicamente, un componente de la sociedad francesa subrayando su pertenencia etnica,despues de haber organizado homenajes de carnaval a resistentes de la ultima guerra, con lagrimas en los ojos...
El suelo vomita vapores de otros tiempos, tiempos de peste mental, el ruido del astillero donde construyen navíos de guerra nos llega, pero no lo escuchamos: si construyen naves, es que se piensan largar pronto en guerra.
Es urgente desarmarlos.
No es un cuento para niños.
Los provocadores de hecatombes ponen en marcha la implacable maquinaria una y otra vez mas, como niños idiotas.
Sin embargo nunca mueren asfixiados en su propio odio gracias a algún milagro, no antes de hacer morir cientos, miles, millones de inocentes, quienes no tendrán derecho a ningún miramiento.
Todavía estamos a tiempo de hacer que esto no pase.

A.P.
Absoulisl'Abscons
imaginante'patafisico


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