sábado, 14 de enero de 2012



Los festejos del Bicentenario realizados durante todo el año pasado sirvieron  que algunas expresiones culturales se manifestaran, para que el público accediera a grandes espectáculos al aire libre, y también generaron críticas. Una de ellas es recogida en la revista  Políticas editada por Presidencia de la República, donde el reconocido letrista y murguista Raúl Castro realiza algunas apreciaciones al respecto.




Raúl Castro, director de la murga Falta y Resto
Una expresión discriminada


Raúl Castro es uno de los símbolos del Carnaval uruguayo, con “mas de treinta años de tablados encima”, según dice.
En la siguiente entrevista afirma que el Estado uruguayo no le presta a esta fiesta la atención que debería, y que se la discrimina “consciente o inconscientemente”.


¿Como se ve la organización del Carnaval desde una murga?
—El Carnaval tiene un lugar mágico en el teatro mundial, que es DAECPU, que ha sido capaz de mantener vivo el festival de comedia musical mas largo, intenso y participativo del mundo, mas allá de la dictadura, de los avatares económicos del país, de la exclusión y discriminación que respecto al Carnaval se han hecho desde las esferas de la cultura.

¿DAECPU realmente representa a las agrupaciones?
—Sin duda, porque son los directores responsables los que están representados allí. Puede ser que no esté representada puntualmente la corriente de pensamiento que uno tiene, pero uno no puede ser tan soberbio de pensar que la política de la Institución que integra tiene que ser la de uno.

¿Qué importancia le da al certamen del Teatro de Verano?
—La competencia es importante en tanto no te gane la cabeza. Yo creo que lo esencial que tiene el Carnaval es ir a los tablados populares. Es el único momento en que el arte va a la gente. Es una manifestación cultural maravillosa, masificante,
muy profunda. En cualquier lugar del mundo se le daría un lugar central, mucho mayor que el que se le da acá. En Uruguay hay mucha discriminación. De otra manera no se explica por que no hubo ninguna murga en la fiesta del bicentenario. Tal vez sea una discriminación inconsciente, que a veces es mas difícil de superar que la consciente.

¿También de parte de la Intendencia?
—No. La Intendencia toma de lo popular y administra, que es lo que tiene que hacer. Si hay un aspecto criticable en Montevideo, y es el de la selección de los jurados. Creo que debería ser por concurso de oposición y méritos. Hoy la Intendencia se maneja con un criterio que no es el mas transparente.

¿Cuánto cuesta sacar una murga?
—¿Una murga “para entrar en la liguilla”, como dicen los carnavaleros? Entre 25 mil y 30 mil dólares, sin contar las retribuciones del personal, los murguistas, que se van pagando después con los jornales de los tablados. Te estoy hablando de esa guita fija para vestuario, escenografía, pago de técnicos, letristas, músicos que compongan melodías propias, transporte.
Hoy por hoy es el Carnaval de las marcas, pero lo heroico es que se estuvo cien años remando. Para mi el gobierno, desde el Ministerio de Cultura, debería quintuplicar, decuplicar el apoyo al Carnaval, que mueve a mas de 15 mil personas
directamente. Un gobierno sano es aquel que permite y provoca que la gente opine de él; y si es desde lo artístico, todavía mas catártico. Démosle mas bolilla, para que haya mas tablados, y que en lugar de haber sesenta conjuntos haya cien, y en vez de veinte tablados, cuatro, cinco veces mas.
Las murgas reflejan la opinión de la gente. Yo vengo de murgas que eran la voz de Uruguay. Obviamente, en su gran mayoría las opiniones no son condescendientes ni oficialistas.
Apenas el gobierno muestra la hilacha, los letristas estamos prontos para romperle la cabeza, porque es nuestra función. Pero eso es lo que tiene que incentivar un gobierno inteligente: ser criticado y reírse de si mismo.

¿Hoy la critica es menos notoria en las letras de las murgas que bajo gobiernos anteriores?
—Si, este gobierno no es tan criticado como los anteriores porque no es tan criticable, al menos no en la medida de un Sanguinetti o un Lacalle. A mi lo que siempre me ha condicionado es tratar de reflejar el sentimiento popular.
Muchas veces he tenido que decir cosas que han sonado duras a determinados tipos que quiero mucho, y lo tuve que decir porque la Falta es una cosa y Raúl Castro otra.

¿A Danilo Astori, por ejemplo?
—Claro. En 2005, cuando ganó el Frente Amplio, nosotros le dedicamos la despedida a Raúl Sendic. Danilo fue al ensayo en el club Paysandú y me dijo que no entendía por qué le dedicaba la despedida a Sendic en el momento que había ganado el Frente. Discutimos una larga noche. El se fue discrepando para su casa. Y salió la despedida a Sendic y él la aplaudió porque era la Falta, pero entendía que podía haber otro simbolismo. A veces le he dado palos a Astori. Este año, por ejemplo, le voy a dar un par de palos, pero los va a aguantar porque él sabe que para que la Falta esté bien tiene que dar palos cuando hay que decir cosas.

¿Como sería su Carnaval ideal?
—Multiplicaría la fiesta en todas las ciudades del Interior. Lograría mayores apoyos económicos para los tablados, sobre todo para que hubiera mas escenarios. El gobierno debería exonerar de impuestos, como lo hace en otros rubros, a las empresas que colaboren con el Carnaval. Haría una murga en cada clase de escuela y liceo, para que todos los muchachos tuvieran que cantar en coro lo que les paso en el año. La murga es una propuesta ideológica donde uno aprende a tener su lugar y que ese lugar no vaya mas allá del lugar de su compañero. Y nosotros estamos en un mundo en el que el mensaje que viene desde la televisión y desde el Norte, es el de un artista central con un coro de músicos atrás. La murga representa, en cambio, al barrio que se subió al tablado; nos tuvimos que poner de acuerdo para cantar esta letra.
Y eso se puede lograr en todas las agrupaciones y colectivos que traten de cantar en común, juntos. Estamos fuera del bicentenario pero estamos en la gente. Viste como es.


* Extraída de la revista Políticas, editada por Presidencia de la República.

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