Vikingos en América
Tribu Guaraní, grabado europeo del siglo
XVIII
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Según las investigaciones del profesor de arqueología
Vicente Pistilli, los vikingos posiblemente se asentaron en Paraguay en el
siglo XIV.
Asegura que la historia paraguaya comienza con la llegada
de los supuestos vikingos en el año 1400 d.C., sigue con el arribo de Alejo
García en 1521; Sebastián Gaboto en 1524 y la posterior fundación de Asunción
por Juan de Salazar y Espinoza. El Instituto de la Ciencia del Hombre de
Buenos Aires publicó las crónicas de las investigaciones de Pistilli que
realiza desde 1975. En los legajos, el profesor de arqueología dice que algunos
científicos están de acuerdo en que Cristóbal Colón fue el último en descubrir
América, así como contradicen la teoría porque aseguran que en Portugal se
conservan documentos que testimonian que los hermanos Pinzón estuvieron en
América antes de acompañar al almirante Colón.
Pistilli sostiene que las inscripciones halladas son de
carácter rúnico, escritura propia de los expedicionarios de un gran imperio
vikingo preincaico ubicado en Tiahuanaco, Alto Perú. Esas escrituras se basan
en un sistema alfabético que se remonta al siglo III d.C. Consta de
veinticuatro signos angulares, sin curvas, probablemente debido a que fueron
grabados en madera y piedra. También se especula que la fusión del alfabeto
griego y latino en uno nuevo fue producto de los teutones. Según Pistilli, la
mayoría de estas inscripciones fueron encontradas también en los países
escandinavos como Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos, Grecia. Además, en
México y Paraguay.
El estudio de los mitos paraguayos ha consumido el tiempo
y el saber de los investigadores, al punto que las fuentes basadas en las
tradiciones están completas. Los problemas surgen cuando se pasa a la exégesis
sin haber sometido previamente el material a una hermenéutica científica, para
determinar el texto auténtico. Otro prejuicio es la admisión del carácter
“aborigen” de los mitos. Además, la inercia de los estudiosos, para quienes “ya
está todo dicho”, incapaces de revisionismo, haciendo caso omiso de los últimos
descubrimientos antropológicos realizados en el país.
Desde el punto de vista de los portadores de mitos y la
naturaleza de los mismos, se pueden establecer dos grandes grupos: guaraníes y
no-guaraníes. Los mitos guaraníes, según las etnias que los transmiten se
clasifican en: mitos mbyá, mitos chiripá, mitos tavyterá, mitos guayakis y
mitos del guarini pytã. Los mitos no-guaraníes comprenden dos grandes grupos:
mitos pámpidos y mitos huárpidos, que corresponden a las pampas y a los Andes,
respectivamente. Los mitos guaraníes pertenecen a las selvas, o mejor, fueron
adaptadas a ellas.
Los investigadores han llegado a la conclusión que todas
las fuentes son precolombinas en su origen, sin influencia hispánica, ya que
fueron recogidas de etnias no cristianizadas. Con los mitos del guarini pytã,
el proceso es más interesante aún: catequizados por franciscanos, las creencias
precolombinas o mitos, tuvieron una vida paralela, porque los seres mitológicos
tenían sus reales en la región y constituían una estructura bien definida,
conservándose inalterables en las compañías, como una supervivencia de las
creencias antiguas, de los antiguos pobladores de la región: los karios.
La característica señalada de la regionalización de un
sistema de mitos ha facilitado la investigación de los siguientes aspectos:
localización del mito, estructura, analogías y exégesis.
ANALOGÍAS CON LOS MITOS NÓRDICOS
1. Tupâ es el Thunor anglosajón o el Thor escandinavo, con
sus mismas funciones. La tradición guaraní no recuerda un rapto anterior,
protagonizado por Thor (Tupá) quien logró llevarse a Jarasxa (Arasý).
2. En la mitología escandinava, de dos árboles sagrados
Asch y Embla, nace la primera pareja, a través de la savia tomada del suelo y
circulando por sus raíces entrelazadas.
3. Loki es el espíritu astuto, maligno y traidor; Bálder
es el espíritu recto, benigno y bondadoso, en la mitología nórdica.
El Ragnarök nórdico, o diluvio tiene
su
símil en el Ñorairö Guaraní
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4. En el siglo IX los vikingos ya estaban cristianizados,
teniendo sacerdotes (avaré; avá es varón en godo; ré es pasado en guaraní)
célibes llamados Thull Gnupa (Padre Ñupa), dando en guaraní Tunupa-Tumé.
5. Loki, el espíritu maligno escandinavo, se había casado
con Angerboda engendrando con ella monstruos espantosos: la serpiente Yormund y
el lobo Fenris, así como otros seres vivos.
6. En la mitología nórdica es Odín quien se preocupa de
ordenar el mundo caótico de los gigantes, ases, silfos y elfos. Es que, los
vikingos cristianizados, no tuvieron problemas de aceptar a Jesús en reemplazo
de Odín o Thor. También lo hacían a través de los avaré, como en nuestro caso
Thull Gnupa (Tunupa-Tumé). Odín convierte el Asgard en un gigantesco campamento
y se anuncia la catástrofe, el Ragnarôk, el ocaso de los dioses. La palabra
pasó al guaraní como Roñairô y luego Ñorairõ, con el significado de agresión
mutua.
7. El mundo de los hombres es arrasado por incendios,
terremotos e inundaciones. Es el caos, del cual surgirá un nuevo mundo.
8. Una nueva generación de dioses asume el mando. Surge un
mundo sin disputas, lleno de amor, de bondad, pureza y felicidad para todos.
Además, los siete monstruos tienen su equivalente nórdico,
con las mismas funciones. El Yaguahú (Jâger, cazador; Hund, perro), el perro
cazador en norrés; en el mito nórdico es Gorm. El Mbói Tu’i es la gran
serpiente (Yormund). El Moñái es un elfo escandinavo, el cual se dedica al
robo, que atesora en las cavernas. El Yasi Yateré es un silfo de ojos azules y
cabellos rubios; se apropió de la varita de las hadas. El Kurupí es el Freyr
escandinavo, sensual y cazador, dotado de gran falo. El Ao Ao es un gigante de
la mitología nórdica, capaz de engullir y transformarse en monstruo. El Huichó
es el lobo Fenris, que ronda los cementerios y se alimenta de cadáveres.
El erudito catedrático de la Universidad Nacional ,
el profesor Vicente Pistilli, atribuye a las criaturas de la cosmogonía guaraní
un extraño mestizaje. Pistilli está persuadido de que ellas tienen bastante más
que unas cuantas gotas de sangre vikinga.
En una entrevista concedida al Portal Guaraní, Pistilli
dice:
“Los vikingos estuvieron en la Cuenca del Plata por lo
menos un siglo antes que Colón, y dejaron huellas. Grabadas en las rocas de
cerro Guazú hay infinidad de runas, la escritura vikinga. La lengua guaraní
tiene numerosas palabras del norrés que hablaban los vikingos. La toponimia
recogida por los jesuitas -Weibingo,Storting,Tocanguzir, por citar algunos
topónimos- tiene indudablemente origen vikingo. La aldea guaraní está copiada
de la fortaleza vikinga”.
Consultado sobre cuál sería la influencia vikinga en los
mitos guaraníes, responde:
“Los siete hijos monstruosos de Tao yKerana tienen sus
equivalentes nórdicos con las mismas funciones. Este mito no está incorporado
en las tradiciones de la mayoría de las etnias guaraníes, sino que se mantuvo
como un sistema propio del valle del Guarini Pytá, antigua tierra de los
kari?og(del norrés: karl = campesino, og = casa), que fueron el resultado de la
aculturación de los mbyá litoraleños por incursores vikingos en el siglo XIII.
El Yaguahú (en norrés jager = cazador, hund = perro) es Gorm en el mito
nórdico. El Mbói Tuí es la gran serpiente Yormund. El moñai es un elfo
escandinavo que atesora sus robos en cavernas. En el Yasí Yateré, rubio y de
ojos azules, debemos ver a Odín, que con una varita mágica crea las runas. El
Kurupí es elFrey escandinavo, un cazador sensual y desmesurado genitalmente. El
Ao Ao es un coloso de la mitología nórdica, capaz de transformarse en monstruo
antropófago. El huichón es el lobo Fernis, que ronda los cementerios y se
alimenta de cadáveres...
Las semejanza continúan en todo: la armadura, el código,
el mensaje del mito. En las dos mitologías por igual, la primera pareja humana
es creada con elementos vegetales y minerales. Los espíritus malignos guaraní y
escandinavo se casan con hijas de la primera pareja y engendran monstruos. En
ambas mitologías se registra una catástrofe universal: el Ragnarök u Ocaso de
los Dioses, palabra que pasó al guaraní como roñairó y luego ñorairó, con el
significado de agresión mutua. En este caso son tantos los puntos de contacto
que debemos descartar la coincidencia normal”.
Sobre eventuales rastros biológicos de la presencia
vikinga, Pistilli dice:
“La gente de la virtualmente extinta tribu guayakí
desciende de un conjunto humano de raza blanca y biotipo longilíneo; lo hemos
comprobado científicamente. Los guayakí son de raza blanca, ligeramente
mestizados con mujeres amerindias en una época relativamente reciente. Los
varones guayakí tienen piel clara, barba tupida, el pelo les ralea en la
coronilla y el microscopio revela que es pelo propio de la raza blanca”.
-¿Con qué pueblo blanco vincula Usted a estos guayakí? –se
le pregunta en otro tramo de la entrevista-
“Con una población de tipo ario, cuya presencia en el
altiplano, siglos antes del Descubrimiento, está probada por nada menos que 300
momias rubias encontradas en Paracas y otros lugares del Perú. De cualquier
manera que haya sido, las huellas de los vikingos en el acervo paraguayo son
evidentes. Yo, personalmente, creo que llegaron hasta aquí, que entraron con
sus barcos por los ríos navegables. También debemos pensar que alguna vez
hicieron frente a otros vikingos venidos desde el altiplano con sus huestes
aborígenes en son de conquista.
El hecho de que conservaron como símbolo tribal
inscripciones rúnicas y runoides, que por último ellos eran capaces de trazar
aunque ya no entendían su significado. El hacha de guerra de los guayakí, que es
la primitiva hacha vikinga: una piedra afilada y empotrada en madera verde,
donde queda como soldada cuando la madera se estaciona.
Hacia fines de la
década del 60, un geólogo del Ministerio de Obras Públicas, Pedro González,
halló en el departamento de Amambay, 157 grutas con las paredes cubiertas con
esas inscripciones. En la década siguiente, el profesor Jacques M. de Mahieu y
el runólogo alemán Hermann Munk estudiaron 61 de las inscripciones en cuestión.
Algunas de las inscripciones son rúnicas de diseño clásico
y otras revelan un largo proceso de degeneración gráfica. El profesor Munk pudo
reconocer también un dialecto medieval que se hablaba en Schleswig y que era
intermedio entre el norrés -antiguo danonoruego- y el bajo alemán”.
Pistilli se enzarza en una apabullante demostración de
hasta qué punto está inficionado el guaraní, lengua de origen malayo-polinesio,
con palabras del norrés apenas deformadas por su uso en un medio extraño y a
través de los siglos.
“Hasta la palabra guaraní se la debemos a los vikingos
-dice-. Viene de wariní, que quiere decir, en godo, de los guerreros”.
Pistilli acaricia un hacha guayakí, con aire melancólico.
Reniega más del desinterés con que siempre fue recibida la hipótesis vikinga
que de la oposición que se le ha hecho. El profesor de runología y jefe de los
Archivos Rúnicos de la
Universidad de Oslo, profesor James E. Knirk, no ha
demostrado gran entusiasmo al señalar que sólo con un estudio in situ la
institución a su cargo podría certificar el origen de las inscripciones en las
cuevas de cerro Guazú.
“Sin embargo -se lamenta Pistilli-, esto es muy
importante, demostrativo de que América no le debe exclusivamente a España todo
lo que la Conquista
trajo del Viejo Mundo, ni siquiera las primeras nociones cristianas, porque los
vikingos estaban cristianizados cuando llegaron acá. Pero a los paraguayos nada
nos parece muy importante. ¡Somos bien raros, nosotros!”
Fuente: www.portalguaraní.com
1 comentario:
Que interesante información, y qué rica es la historia latinoamericana!!
gracias por compartir!!
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