viernes, 22 de marzo de 2013

Cuentito medieval


De como el Papa León X asumió el trono de Pedro, y de la esperanza de la humanidad para que tal industria haga temblar a tiranos y poderosos


        

                   Escriba Medieval


Amados Cofrades: luego de algunos días de ausencia abro complacido las puertas de mi  scriptorium para contaros algunas historias que tienen que ver con la elección del nuevo Papa, acontecida por estos días.
De nombre Giovanni de Lorenzo di Médici, León X es el segundo hijo de Lorenzo el Magnífico y de Clarice Orsini. Recibió las órdenes menores a los ocho años de edad para, en 1488, ser nombrado cardenal con tan solo 13 años.
Muerto Julio II, el cardenal Giovanni di Médici – de treinta y ocho años de edad-  fue elegido Papa en un cónclave en el que se evitó la compra de votos al poner en práctica las medidas que, contra la simonía, había dictado el Papa fallecido.
Todo indicaba que el siguiente Papa sería el cardenal húngaro Tomás Bakócz, quien había mantenido una política activa y fructífera ante la situación crítica contra Venecia, convirtiéndose en gran aliado de los Habsburgo. De esta manera, Bakócz se trasladó a Roma para el cónclave con la manifiesta intención de ser elegido. Fue recibido con una verdadera pompa principesca, sin embargo, tanto Venecia como el emperador Maximiliano de Habsburgo le traicionaron, y pronto fue elegido en su lugar Giovanni di Medici, el hijo de Lorenzo el Magnífico.
Os advierto que León X tiene una formación erudita y artística acorde con la tradición Médici, de manera que se puede alentar que tenga un importante papel en el mecenazgo de las artes; dicen en los sagrados pasillos que dispondrá de fuertes sumas de dinero para proyectos que pretenden llevar  a cabo los maestros Rafael y Bramante. Se dice además que es poseedor de ciertas extravagancias como mecenas, y que por lo tanto se espera la reconstrucción de la Basílica de San Pedro –bastante venida  a menos- y que también sea responsable de algún movimiento reformador. Os recuerdo que el anterior Papa condujo a la Corte papal a una vida opulenta y desenfrenada, y todo parece indicar que el mandato de León X estará más apegado a las reglas y preceptos de la Religión Católica.
Hasta aquí las novedades con respecto deste acontecimiento que por estos días ocupa la atención por estas comarcas, y del cual habla desde el Señor feudal hasta el mas humilde e ignorado campesino.
Como vosotros sabéis, Nobles integrantes desta Cofradía, este humilde no adhiere a creencia alguna, mas, necio sería no prestar atención a tal acontecimiento. La humana  necesidad de tener algo a qué aferrarse –sobre todo en momentos de dolor o angustia- debe ser digna de respeto por quienes tenemos mas afinidad con el apóstol Tomás, aquel que dijo: si no veo en sus manos las heridas de las llagas, no creo, que por otras cuestiones de fe.
León X está dando muestras de querer cambiar algunas cosas en la iglesia. Se ha negado al boato de la vestidura talar que usaron sus antecesores optando por ropaje mas sencillo; se niega a usar la gran carroza arrastrada por gran tiro de caballos, y trasládase en el carro donde suelen viajar los Cardenales. Cuentan además que pagó en monedas constantes y sonantes al dueño del mesón donde se alojara al llegar a Roma, y que una vez ungido saludó a la multitud mezclándose con ella.
Por cierto que tales actitudes son objeto de especulación, y no falta quien asegure que solo es una suerte de puesta en escena para recuperar los fieles que –desencantados de recibir de la iglesia solo promesas- han optado por brujos y hechiceros variopintos esperando que los hombres paren de sufrir.
De manera, caros contertulios, que habremos de esperar los acontecimientos y estar atentos a lo que suceda con este Papa extraño que toma en este 1513 las riendas de la iglesia con sus caballos desbocados. Buena cosa sería que –andando el tiempo- quienes adhieren a la fe católica encuentren quien los guíe por caminos terrenales mas seguros, pues quizá sea esa la manera de encontrar ese cielo tan esquivo y lejano que esperan lave y limpie sus pecados.
Este humilde seguirá aferrado a sus dos “mandamientos”, esos que adoptó cuando aún era un niño y se preguntaba por qué debía pedir perdón por pecados ajenos, y por qué razón debía abrazar una vida de penitencia para tener acceso a la otra, la eterna, que por otra parte nada puede asegurar que exista. Por tal industria un día abandonó la “fe” y se propuso manejarse en la vida con solo dos preceptos: no hacer daño a nadie, y dar una mano cuando pudiere.
Os dejo con la esperanza que León X tenga la fuerza y el carácter necesario para que gobernar pueda con certeza, sobre todo si de ello depende que algunas ovejas regresen al redil. Quienes estamos fuera nos sentaremos en la loma a ver si descubrimos dónde está el lobo…




Moraleja: 
                No cambia el mundo quien tenga solo la intención de hacerlo, lo cambiará quien a los hombres facilite la facultad de verlo.

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