"El príncipe",
de Maquiavelo,
cumple 500 años
El célebre tratado de Nicolás Maquiavelo,
cumple 500 años desde su primera publicación, en medio de múltiples iniciativas
para estudiar las razones por las cuales este libro de instrucciones para el
buen gobierno, aparecido en 1513, sigue manteniendo actualidad y vigencia.
La conmemoración del aniversario excede a
Florencia, patriachica del escritor, para extenderse a Italia y resto del
mundo, donde habrá a lo largo de 2013 congresos y conferencias, nuevos libros
de estudios y biográficos, espectáculos teatrales, documentales y películas
sobre la obra y su autor.
Los principales congresos se celebrarán en
los puntos más alejados del planeta, desde Canberra en Australia hasta Los
Angeles en Estados Unidos, pasando naturalmente por Florencia.
Italia, de todos modos, se distingue por un
par de iniciativas librescas notables: la "Enciclopedia maquiavélica"
en dos volúmenes de Treccani y una nueva edición crítica de "El
príncipe" acompañada por la reimpresión facsimilar de la primera edición,
más una bibliografía actualizada.
Nueva York está organizando una exposición,
"El príncipe y su época", donde se presentará un gran número de las
ediciones más importantes del libro, junto con algunos documentos como la orden
con que fue prohibido por el Santo Oficio en 1559.
Ninguna ciudad europea quiere quedarse al
margen de las celebraciones por una obra fundamental en la cultura del Viejo
Continente.
Berlín, París y Londres, entre otras
capitales, dedicarán jornadas enteras al pensador florentino cuya intención era
dar lecciones de buen gobierno (pero también de astucias para eliminar a los
enemigos) inspirándose en la gesta de César Borgia, que por esos años trató de
unificar a sangre y fuego a la península itálica.
Es curioso que "El príncipe" sea
junto con el "Pinocho" de Carlo Collodi, el libro italiano más
traducido (aunque tal vez noel más leído), más que "La divina
comedia" de Dante Alighieri.
Para muchos estudiosos, lo que hace de
"El príncipe" un texto actual y vigente es su capacidad de imaginar
"una política que se coloca fuera del Estado, que lo precede y lo instaura
pero sin coincidir con el poder constituido".
En un momento en el que el concepto de
Estado entra en crisis, Maquiavelo da "una lectura desprejuiciada del
poder que se ejerce no a través de las instituciones sino de un partido o una
persona que adquiere y ejerce el poder contra fuerzas adversarias, valiéndose
de tácticas y estrategias de potencia y capacidad hegemónica".
Cabe recordar que la Italia del siglo XVI
era un país dividido en pequeños principados y señorías, sin contar los
dominios papales, que se peleaban entre ellos con la ayuda de cualquier
potentado extranjero que se sintiese libre de pasearse con sus huestes por el
país, desde el emperador austroespañol Carlos V a reyes de Francia como
Francisco I.
En este deseo de imitar a las grandes
naciones europeas de la época, como España, Francia e Inglatera, que habían
logrado unificar sus dominios bajo un único soberano, se inscribe el proyecto
de César Borgia de invadir algunos feudos de la Italia central, para unirlos a
los terrenos pontificios bajo el dominio de su padre, el papa Alejandro VI.
Pero con la muerte del Papa, en 1503, el
sueño de César se haría añicos y el gentilhombre terminaría sus días en la
España de sus antepasados, que le negó incluso un terreno consagrado a su
sepultura.
Nada de ello impidió que "El
príncipe" mantuviese su vigencia y fuese estudiado por personajes
ambiciosos que utilizaron las máximas estratégicas maquivelianas como cínicas
instrucciones para la toma y la conservación del poder.
Extraído de:/
http://www.diariodecultura.com.ar/
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