Nuevas estadísticas de la UNESCO demuestran que la educación
transforma el desarrollo
• Si todos los niños tuvieran el
mismo acceso a la enseñanza, el ingreso per cápita aumentaría un 23% en los
próximos 40 años.
• Si todas las mujeres cursaran la
educación primaria, los matrimonios precoces y la mortalidad infantil podría
disminuir a una sexta parte y la mortalidad materna a dos tercios.
La educación posee la
capacidad incomparable de reducir la pobreza extrema y potenciar objetivos de
desarrollo de más amplio espectro, según datos preliminares del Informe de
Seguimiento de la Educación
para Todos en el Mundo que ha dado a conocer la UNESCO con miras a los
próximos debates de la
Asamblea General de las Naciones Unidas sobre los programas
de desarrollo posteriores a 2015. Las principales estadísticas publicadas
constituyen una prueba adicional de que la inversión en educación, en
particular la destinada a las niñas, mitiga la pobreza extrema al garantizar
beneficios considerables en materia de salud y productividad, así como en lo
tocante a la participación democrática y la autonomía de las mujeres.
Sin embargo, para poner en
marcha esta capacidad transformadora de la educación será preciso ampliar los
nuevos objetivos de desarrollo para que aseguren no sólo la igualdad de acceso
a la instrucción primaria para todos los niños, sino también una enseñanza
secundaria de calidad.
“Las conclusiones dadas a
conocer hoy confirman con mayor nitidez que nunca que la educación puede
mejorar la vida y la sociedad”, afirmó la Directora General
de la UNESCO ,
Irina Bokova. “Pero los objetivos internacionales en materia de educación
todavía no se han cumplido. Los nuevos datos presentados deberían
proporcionarnos un nuevo impulso para completar la tarea que nos hemos
propuesto”.
El nuevo análisis
realizado por la UNESCO
demuestra que:
La educación dota de
autonomía a las mujeres. Es más probable que las niñas y las muchachas
instruidas conozcan sus derechos y dispongan de la confianza necesaria para
exigirlos.
En el África subsahariana
y en Asia meridional y occidental, casi tres millones de muchachas se casan
antes de cumplir los 15 años, es decir, sin haber alcanzado lo que en la
mayoría de los países sería la edad mínima legal para contraer matrimonio. Si
todas las jóvenes pudieran completar la enseñanza primaria, el número de
matrimonios precoces se reduciría en casi medio millón. Si todas pudieran
completar la escuela secundaria, esta cifra se reduciría en dos millones.
En esas regiones, 3,4
millones de jóvenes tienen su primer hijo antes de cumplir los 17 años. Si
todas las muchachas completaran la enseñanza primaria, el número de partos
precoces disminuiría en 340.000 y si todas completaran los estudios
secundarios, habría dos millones menos de esos nacimientos.
La educación fomenta la
tolerancia. La instrucción escolar contribuye a que la gente comprenda los
principios democráticos, fomenta la tolerancia y la confianza que los sostienen
y motiva a las personas a participar en las actividades políticas de la
sociedad en que viven. Según una encuesta realizada en 18 países del África
subsahariana, las personas en edad de votar que habían cursado estudios
primarios se manifestaron 1,5 veces más proclives a apoyar la democracia que
quienes no habían recibido instrucción primaria y ese grado de apoyo se duplicó
entre los votantes que habían completado la enseñanza secundaria. Las
conclusiones indican también que quienes han cursado estudios secundarios
suelen ser más tolerantes hacia las personas que profesan otra religión o
hablan un idioma distinto.
La igualdad en materia de
educación mejora las posibilidades de obtener empleo y propicia el crecimiento
económico. Si todos los niños, cualesquiera sean su extracción social y sus
circunstancias, dispusieran del mismo acceso a la enseñanza, el aumento de
productividad resultante potenciaría el crecimiento económico. En un plazo de
40 años, un país que ofreciera igualdad de oportunidades educativas vería
aumentar su ingreso per cápita en un 23%.
La educación forma parte
de la solución de los problemas medioambientales. Es más probable que una
persona instruida use el agua y la energía de manera eficiente y recicle los
desechos domésticos. En 29 países de desarrollo alto o medio, el 25% de la
población que no había completado los estudios secundarios manifestó inquietud
por la situación del medio ambiente, en comparación con el 37% de quienes había
terminado la enseñanza secundaria y el 46% de los que habían recibido educación
superior. Esta preocupación se traduce en medidas positivas para el medio
ambiente: en Alemania, el 46% de las personas que habían recibido educación
superior firmó una petición o participó en una manifestación en conexión con el
medio ambiente durante los cinco últimos años, en comparación con el 12% de
quienes no habían completado la enseñanza secundaria.
La educación preserva la
vida de las madres. En algunos países muchas mujeres fallecen como consecuencia
de las complicaciones sobrevenidas durante el embarazo o el parto. La educación
puede evitar estas muertes, al ayudar a que las mujeres reconozcan los síntomas
de peligro y busquen asistencia médica, y al asegurar que cuentan con personal
médico competente durante el parto. Si todas las mujeres hubieran cursado al
menos la enseñanza primaria, la mortalidad materna se reduciría en dos tercios,
con lo que cada año 189.000 mujeres salvarían la vida.
Algunas enfermedades
infantiles pueden prevenirse, pero para lograrlo es indispensable que las
madres reciban alguna instrucción. Hay soluciones sencillas, como el uso de
mosquiteros contra el paludismo y el consumo de agua potable, que pueden evitar
algunas de las peores dolencias infantiles, pero sólo son eficaces si las
madres aprenden cómo aplicarlas. La neumonía, que es la causa más frecuente de
mortalidad infantil, podría reducirse en un 14% si las mujeres cursaran un año
más de estudios. La tercera causa de mortalidad infantil, la diarrea, podría
reducirse en un 8% si todas las mujeres completasen la enseñanza primaria o en
un 30%, si todas terminaran la educación secundaria.
La educación salva la vida
de los niños. La educación contribuye a que las mujeres reconozcan los síntomas
iniciales de las enfermedades, busquen ayuda y tomen medidas al respecto. Si
todas las mujeres de los países pobres completaran los estudios primarios, la
mortalidad infantil se reduciría en una sexta parte, con lo que cada año se
salvaría a un millón de niños. Si todas terminaran la enseñanza secundaria, la
mortalidad infantil disminuiría al 50% y se salvarían tres millones de
vidas.
La educación combate el
hambre. El efecto devastador que la desnutrición provoca en los niños se puede
prevenir con ayuda de la educación. Si todas las mujeres completaran los
estudios secundarios, conocerían qué nutrientes necesitan sus hijos, cuáles son
las normas de higiene que deberían aplicar y, además, tendrían más autoridad en
el hogar para velar por los cuidados necesarios. Estos cambios salvarían a más
de 12 millones de niños del raquitismo, una consecuencia de la desnutrición
padecida en la primera infancia.
La directora del Informe
de Seguimiento de la EPT
en el Mundo, Pauline Rose, declaró: “Los enormes beneficios derivados de una
educación de calidad suelen ser invisibles para los donantes y los encargados
de formular las políticas, por lo que a menudo la educación queda relegada en
los programas internacionales de desarrollo. El análisis que hoy damos a
conocer constituye una prueba fehaciente de que esa situación debería cambiar.
Si los dirigentes del mundo que se reunirán en Nueva York la semana próxima quieren
que los objetivos de desarrollo para después de 2015 puedan cumplirse, deben
reconocer la función decisiva que desempeña la educación”.
La publicación de estos
datos se realiza en el marco de una campaña en la que se pide a los dirigentes
del mundo que den prioridad a la educación equitativa y de calidad en los
nuevos programas de desarrollo para el periodo posterior a 2015. El análisis
íntegro estará disponible en el Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo que verá la
luz en enero de 2014.
Extraído de: http://www.unesco.org
En el siguiente enlace puede leerse completo el documento:
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