OCTAVIO PAZ
ENTRE LOS TORTURADORES DEL IDIOMA Y EL SUBLIME MANEJO DE LAS PALABRAS
Angel Juárez
En momentos que el idioma español se ve agredido por un mal uso generalizado a través de múltiples factores, entre ellos las aberrantes abreviaturas utilizadas en los mensajes de texto, y fundamentalmente la escasa –o nula- práctica de la lectura sobre todo por parte de los jóvenes, estimamos oportuno recordar que esta semana se cumplen 29 años de la obtención del Premio Cervantes por parte del poeta, escritor, ensayista, y diplomático mexicano Octavio Paz Lozano (23 de noviembre de 1981).
Octavio Paz fue miembro de El Colegio Nacional y ganador del premio Nobel de Literatura (1990). Se le considera uno de los más grandes escritores del siglo XX y uno de los grandes poetas hispanos de todos los tiempos. Fue un escritor prolífico cuya obra abarcó varios géneros, entre los que sobresalieron textos poéticos, el ensayo y traducciones diversas.
Nació en la ciudad de México el 31 de marzo de 1914, en medio de la Revolución. Criado en Mixcoac, una población cercana (y que ahora forma parte de la ciudad de México) por su madre, Josefina Lozano, así como por una tía y su abuelo paterno, Ireneo Paz, un soldado retirado de las fuerzas de Porfirio Díaz, intelectual liberal y novelista. Su padre, Octavio Paz Solórzano, trabajó como escribano y abogado para Emiliano Zapata; estuvo involucrado en la reforma agraria que siguió a la Revolución , y colaboró activamente en el Movimiento Vasconcellista. Todas estas actividades provocaron que el padre se ausentara de casa durante largos periodos. Su educación se inició en los Estados Unidos, donde se había trasladado su familia siendo él un niño. Estudió la preparatoria en el Colegio Francés-Morelos (hoy Centro Universitario México) en la ciudad de México.
Paz tuvo contacto con la literatura desde pequeño gracias a su abuelo, quien estaba familiarizado tanto con la literatura clásica como con el modernismo mexicano. Durante la década de 1920-1930 descubrió a los poetas europeos Gerardo Diego, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado, que también influyeron en sus escritos más tempranos. Publicó su primer poema ya como adolescente en 1931, con el nombre Mar de día, al cual le añadió un epígrafe del poeta francés Saint-John Perse. Dos años después, a la edad de 19, publicó Luna silvestre, una colección de poemas. Hacia 1937, Paz ya era considerado el poeta más joven y prometedor de la capital mexicana.
En 1937 terminó sus estudios universitarios en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y viajó a Yucatán en busca de trabajo en una escuela cercana a Mérida, Yucatán. Ahí comenzó a trabajar en su poema Entre la piedra y la flor (1941, revisado en 1976), el cual describe la situación cultural y el quebranto de la fe del campesino mexicano como resultado de una sociedad capitalista. Estuvo casado con Elena Garro (entre 1938 y 1959), con quien tuvo una hija: Helena Paz Garro. Luego se unió a Bona Tibertelli de Pisis, con quien convivió hasta 1965. Ese año contrajo matrimonio con Marie-José Tramini, su compañera hasta el final.
Falleció el 19 de abril de 1998, a los 84 años de edad, en la ciudad de México.
Naturalmente una lógica cuestión de espacio y la vastedad de la obra de Octavio Paz nos obliga a elegir sólo uno de sus poemas. Estimamos oportuno entonces recordar “Las palabras”, en virtud que mucho tiene que ver con nuestro comentario inicial.
Las Palabras
Dales la vuelta,
cógelas del rabo (chillen, putas),
azótalas,
dales azúcar en la boca a las rejegas,
ínflalas, globos, pínchalas,
sórbeles sangre y tuétanos,
cápalas,
písalas, gallo galante,
tuérceles el gaznate, cocinero,
desplúmalas,
destrípalas, toro,
buey, arrástralas,
hazlas, poeta,
haz que se traguen todas sus palabras.
Octavio Paz
No hay comentarios:
Publicar un comentario