Machu Picchu se reencuentra con sus reliquias
Luego de dar con la prodigiosa ciudad inca en 1911, el explorador estadounidense Hiram Bingham trasladó a su país cerca de 46 mil piezas encontradas en el lugar. Tras décadas de disputas con la Universidad de Yale, incluido un juicio y campañas mediáticas, esos vestigios a fines de marzo retornarán a Perú, donde hay expectativa y debate sobre el verdadero valor de los objetos.
Esta historia ya tiene 100 años, cuando en 1911, en una de sus exploraciones a Perú, Hiram Bingham, profesor de historia y geografía sudamericanas de las universidades de Harvard y Princeton, llegó a Cusco y dio, en medio de la cordillera de los Andes, con una ciudad de piedra cubierta por los árboles y la maleza, y construida sobre un promontorio rocoso. El mundo descubría Machu Picchu.
La ciudadela, un santuario de alto rango, habría sido levantada en 1500 y abandonada hacia 1570, luego de la llegada de los españoles. Se cree que era el mausoleo del inca Pachakuteq, el fundador y primer emperador del Tawantinsuyu (nombre del imperio incaico).
Los vestigios incas que Bingham desenterró en sucesivas expediciones se encuentran hasta ahora en el Museo Peabody de la Universidad de Yale, pero a fines de mes parte de ellos -363 piezas "museables" o aptas para ser expuestas y un lote de mil fragmentos- retornará a Perú.
Es la primera etapa de una devolución que debe concluir a más tardar en 2012, cuando la totalidad de los elementos extraídos deban ser entregados, según explicó el ministro de Cultura de Perú, Juan Ossio: "Todo va a ser devuelto".
El asunto es una demanda nacional, que incluso llevó al gobierno de Alan García a iniciar en 2010 "una campaña legal, académica y mediática", que incluyó hasta una marcha en Cusco, encabezada por el mandatario, para recuperar las reliquias.
La “Expedición peruana”
En 1912, Bingham regresó a Machu Picchu a la cabeza de la "Expedición Peruana", auspiciada por Yale y la National Geographic Society. Se despejó el bosque (lo que permitió descubrir lo que conocemos hoy) y comenzaron las excavaciones y el envío de material al Museo Peabody de Yale. Entre 1914 y 1915 el explorador estadounidense realizó una segunda expedición y nuevas excavaciones.
Dos años después comenzaron los problemas entre Perú y Yale. Cuando el país sudamericano pidió a la National Geographic el regreso de los objetos, la entidad respondió que el asunto podía demorar, pues Bingham participaba en la Primera Guerra Mundial. En 1920 Perú insistió y al año siguiente logró la devolución de cuarenta y siete cajas que -según Yale- correspondían a lo extraído en 1915 y 1916.
Según Yale, para lo extraído en 1912 corrían las leyes peruanas de 1852 que permitían "a los excavadores quedarse con los objetos que encontraran". Según Perú, un decreto de 1893 "prohibía la exploración y excavación sin una licencia", y Bingham no la habría tramitado; además, en una resolución de 1912, al estadounidense se le autorizaba trabajar por 18 meses, además de reservarse el derecho de exigir la devolución de lo que se extrajera luego. Yale reconoció dicha normativa sólo para las piezas de 1915-16.
El caso es que la universidad se quedó con los 46.362 elementos y fragmentos (entre restos óseos, cerámicos, objetos de metal, madera, piedra, entre otros); cantidad que fue cifrada por un equipo de especialistas peruanos que viajó a Yale en 2008.
Los conflictos por tesoros culturales no son nuevos, aunque se pusieron en el ojo público solo tras los saqueos de arte realizados por los nazis. El gran hito de esa preocupación es la Convención de la Unesco de 1970 contra el tráfico ilícito de bienes culturales (ratificado por 120 Estados, entre ellos Inglaterra, Estados Unidos y Francia). Claro que al no ser retroactiva, no aplicaba para la disputa entre Perú y Yale.
Bingham era un explorador interesado en estudiar la ruta de Simón Bolívar. Tras la fama alcanzada, se convirtió en gobernador y luego en senador de Connecticut. |
La batalla se reinició en el gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006), quien retomó las conversaciones con Yale. En 2005, la National Geographic reconoció que los restos eran propiedad de Perú y que debían ser devueltos. Ya en 2007, con Alan García en la presidencia, Yale y Perú firmaron un "memorándum de entendimiento", cuyas condiciones eran muy desfavorables para Perú, pues, entre otras cosas, la universidad podía quedarse por 99 años más con los "objetos de estudio". Por ello, el documento no fue ratificado.
Polémica y retorno
En 2008 las negociaciones fracasaron y Perú demandó a Yale ante los tribunales estadounidenses. En setiembre del 2010 se realizó una audiencia donde las partes presentaron sus argumentos y al mes siguiente Perú inició la citada campaña para recuperar las reliquias. Todo a la espera de que en diciembre de 2010 o enero de 2011 la Corte de Connecticut decidiera sobre la prescripción del asunto (según reclamaba Yale). No fue necesario, pues el 19 de noviembre pasado el Presidente Alan García anunció a los peruanos la decisión de la universidad de "entregar en su totalidad todos los bienes, fragmentos y partes que fueron tomados de Machu Picchu por el señor Hiram Bingham, hace casi un siglo".
Según un documento elaborado por la Universidad de Yale en medio de la disputa con Perú, es un "mito" que esos materiales sean "tesoros" únicos y valiosos: "Estos artículos son muy parecidos a materiales encontrados en otros sitios incas tales como Sacsahuaman y consecuentemente fueron de muy poco interés para el gobierno peruano en 1912. Todos los materiales son similares a los que se encuentran en museos y colecciones privadas y no son únicos en su tipo".
Al respecto, la académica peruana Mariana Mould de Pease, historiadora de la conservación cultural, retruca: "Es que tesoro no es sólo el oro o las joyas; hay tesoro en la información. Son piezas muy valiosas porque fueron extraídas de las tumbas cuando éstas no habían sido depredadas. O sea, lo que vale, lo verdaderamente rico de las piezas de Yale es el contexto, el contexto funerario, que da información sobre la vida prehispánica, en este caso de los incas. Concretamente, se pueden hacer estudios de ADN, sobre las enfermedades que padecían, las formas de vida, las creencias religiosas, tener un entendimiento mucho mejor de la vida prehispánica".
Luis Lumbreras, arqueólogo y ex director del Museo Nacional de Arqueología y Antropología de Perú, aporta otra perspectiva: "En efecto, no son ningún 'tesoro'. No se está reclamando un tesoro con valor metálico, sino histórico, testimonial. Son únicos porque representan hechos y acontecimientos únicos ocurridos en ese lugar, que es emblemático para nosotros". El punto para él no es el mayor o menor estudio, porque eso se puede hacer en Perú o "en cualquier lugar": "Es un tema de autoestima, más ético y jurídico que científico. Es también un elemento de pertenencia; no hay razón para que las cosas que son de Machu Picchu estén fuera".
Todavía no hay un día marcado para la llegada de las piezas a Perú, pues se está definiendo el transporte. El Ministro de Cultura de Perú, Juan Ossio comentó que se pensó transportarlas en el avión presidencial, pero no tenía la capacidad suficiente, por lo que se optará por una nave comercial. Ya en Lima, las piezas serán expuestas de "siete a diez días" en el Palacio de Gobierno, tras lo cual serán trasladadas a la Casa Concha , un palacio inca en el centro de Cusco, recinto que albergará al Centro Internacional para el Estudio de Machu Picchu y la Cultura Inca , según un convenio firmado por las universidades de Yale y San Antonio Abad de Cusco, y que está siendo acondicionado para el montaje de los cerca de 363 elementos "museables" y el almacenamiento de los mil fragmentos que llegan ahora y los más de cuarenta mil que arribarán hasta 2012.
Eso mientras se construye en Cusco el "Gran Museo del Tawantinsuyu". Un museo dedicado “a la cultura inca y a su expansión, donde habrá un área dedicada a estas piezas", explica el ministro peruano.
Por ahora, Perú aguarda con ansias sus reliquias prehispánicas, justo cuando se celebra el centenario de la llegada de Bingham a Machu Picchu. Cien años después, esta historia retomará su curso peruano.
Fuente: www.diarioelmercurio.com
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