Algunas
reflexiones sobre
la línea literaria de Julio Ricci
Wilson Armas Castro
Cuando leía el prólogo que hizo nuestro
querido amigo común Domingo Bordoli, al libro “Ocho modelos de felicidad”, me
encontré con una expresión que me llenó de sorpresa. Dice: “escribe como quien lava y no tuerce”.
Debo confesar que en ese momento no entendí cabalmente qué era lo que quería
decir Mingo.
Acabo de hojear el libro bilingüe que le
editaron en Saint Nazaire (Francia), cuando estuvo un mes becado en ese lugar.
Allí escribió “El Desalme” y “La
Utilidad del Video”. Recién ahora caigo en el acierto de
Bordoli. Efectivamente, escribe como quien lava y no tuerce. Expresión muy
común que usamos los mercedarios, cuando queremos significar que lo que se está
haciendo se asemeja a una avalancha impulsiva que no tiene miras de parar. Así
decimos: -Le dio como quien lava y no tuerce (es decir, le dio como en bolsa),
o habla como quien lava y no tuerce (sin parar, como un fonógrafo). Podría
seguir con los ejemplos localistas, tan oportunos y ocurrentes, que a nosotros,
los mercedarios, nos mueve a risa. Nada tan espontáneo como ese chascarrillo de
Mingo.
La espontaneidad y desenfado con que
Ricci aborda un cuento, nos deja la impresión de que lo escribe en joda. Pero a
poco de reflexionar, caemos en la cuenta de que no se trata de una displicencia
sino de una cuidadosa selección de estilo. Creer lo contrario - como algunos
ingenuos quisieron enmendarle la plana- sería no reconocer en Ricci su
profesión de Lingüista.
¿Por qué apela a este recurso, que
parece el de un escolar adelantado? Esto nos despista en primera instancia.
Fui amigo muy cercano durante diecisiete
años; nos veíamos casi a diario y, por supuesto, todos los argumentos, teorías,
tesis e ideas sobre determinados aspectos de la teoría literaria, lo
hablábamos, lo discutíamos. Nada de lo que publicaba, me era ajeno, como
tampoco me llamaba la atención el contenido de sus charlas radiales,
entrevistas o los temas de cursillos sobre literatura rioplatense que solía
dictar en el extranjero. Razón para poder explicar con propiedad algunos
aspectos de su materia. Quizá sería el momento de preguntarme ¿por qué ese
estilo – su estilo – en Ricci?. Pongamos un límite en esto: intrínsecamente
nadie conoce el meollo creador del autor. Las elucubraciones y el producto de
sus meditaciones que siempre las hacía muy secretamente, las supe cuando salían
publicadas. Ricci escribía como un científico cuando expresaba sus reflexiones
ideo-filosóficas, pero era distinto cuando armaba sus cuentos. El pensador
utilizaba su batería de conocimientos y los exponía con el mayor rigor retórico
de que era capaz. En el cuento, el creador se pone de manifiesto como un
irónico de boliche. No utilizaba la retórica ni afilaba su metafísica
lingüística. En el primer caso es el ordenador de ideas, el filósofo, que
maneja su sistema de premisas y tiene como finalidad convencer con su teoría,
etc. En el segundo, es distinta la postura mental, puesto que sabe que su
verdad es sólo verosímil, aunque no sea verdadero su argumento. Acá juega al
disparate. Cuando el autor cree conveniente, miente a sabiendas, distorsiona la
realidad, como si ésta estuviera en el lecho de Procusto, todo es verdad y es
mentira al mismo tiempo. Y si no fuera así no habría creación, no habría
fantasía: se escribiría con un lenguaje lacónico, estricto ceñido a una
realidad constrictora.
Me gustaría trazar algunas ideas para ubicarme mejor.
1)
¿Por
qué ese modo de apreciar las cosas?
2)
¿Por
qué recurre a ese tipo de entelequia para pintar un personaje?
3)
¿Por
qué resuelve casi todo por el absurdo?
4)
¿A
qué se debe su lenguaje exento de figuras retóricas-metáforas?
1°) ”¿Por qué escribe como quien lava y
no tuerce?” (Domingo Bordoli)
Su extraordinaria movilidad de pensamiento
lo llevaba a escenificar situaciones vertiginosas, que sólo el lenguaje puede
captar. Me parece que desde ese punto de vista arranca Ricci para escribir a
sus personajes dislocados. Los planta en su escenario imaginario y ahí comienza
a armarlo con toda su batería de ingeniosidades. Sus movimientos imaginativos
son rápidos, de tal modo que no repara mucho en la estrategia del lenguaje para
hacerles decir lo que él quiere. Esta modalidad, a mi juicio, es un modo de ver
su realidad cinética, que se entronca con su estructura mental pragmática. En
la vida real, Ricci, me consta, era un individuo de reacciones violentas y
explosivas que, a veces, lindaban con la intransigencia. Su mundo fáctico es el
de un lógico cartesiano. Recibe la imagen y la transforma, automáticamente, en
concepto, luego en juicio, para someterlo a un razonamiento riguroso e
inexpugnable. ¿Por qué ese desarrollo en sus más logrados cuentos, como pueden
ser: La Cola , La Pared , Las Jerarquías, Las
Cerillas, etc.? Y ahora, El Desalme y La Utilidad del Video. Los leo y me dejan la
impresión de estar interpretando una operación matemática, en que cada palabra
crea la situación y la fundamenta; luego sigue inexorablemente la consecuencia
lógica. Tendría que repasar los análisis críticos que ha merecido su obra,
desde otros ángulos, por algunos críticos importantes y repasar con cautela sus
enfoques políticos-filosóficos sobre la sociedad actual. Sus análisis sobre
Garini, no tienen desperdicio.
2°) La entelequia es un recurso muy
“ricciano”. Él sabe que está trabajando con prototipos factibles de encontrar
en cualquier lugar. Su lógica del pensamiento le obliga a instalar sus
“creaturas” en ese circuito, que es su cuento: lo increíble creíble. Es en
virtud de ese manejo, que se ubica en la más pura irrealidad, cuando lo
disparatado adquiere cuerpo. Uno acaba de leer el cuento y se pregunta: ¿cómo
es posible que exista un sujeto, funcionando en una sociedad que aparentemente
lo acoge? ¿o es que puede plantearse una situación real, coyuntural, en virtud
del disparate fabricado con premeditación y alevosía? Creo que hay algo de
ambas hipótesis. Es posible que Ricci haya visto casos similares en donde el
dislate cabe, germina y se desarrolla con la mayor naturalidad. Si es así,
puedo decir que Ricci tuvo el ojo de Polifemo.
Julio Ricci y L.S.Garini |
3°) ¿Por qué resuelve casi todo por el
absurdo? Porque el pensamiento de Ricci estaba diagramado para cernir la
totalidad por el arnero de lo absurdo, que es una categoría, que aunque muchos,
(entre ellos Discépolo, que él admiraba), no es fácil de captar para hacerla
caber en su particular punto de vista metafísico.
Ricci compartía los concepto de Chomsky
(el lingüista que más admiraba); Darrida, y otros, como también veía con mucha
simpatía a Cabucci (escritor italiano); en cambio no comulgaba con Jorge L.
Borges y con Cortázar, menos aún con la poesía. ¿En dónde debemos rastrear esa
predilección tan poco transitada? Yo digo que en su personalidad pragmática.
Ricci fue amigo de L.S. Garini
(mercedario) y lo admiraba. He tenido la oportunidad de leer sus trabajos
críticos sobre la literatura de Garini.
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