El año de la revolución en Medio Oriente
Un año atrás encabezábamos el epílogo del anuario apuntando que las redes son cada vez más relevantes y que el clima era una variable decisiva. Es curioso como el dominó de acontecimientos de este 2011 se origina en ambos factores. A mediados del 2010 el clima dio el primer golpe. El trigo del Mar Negro quedó destruido por una ola de calor. Rusia y Ucrania quedaron fuera del mercado de trigo. Medio Oriente perdió una de las fuentes de abastecimiento. Luego cayó la cosecha de Australia, por el exceso de lluvias. Al mismo tiempo millones de jóvenes árabes, aún de escasos recursos establecían redes de Internet y comunicaban su indignación con los altos precios. Si imprescindible era la caida de Lehman Brothers, tanto o más lo es la caída de dictaduras que llevaban décadas sólidamente establecidas en el poder.
Eso será lo principal a observar durante el 2011. No sólo por tratarse del principal fenómeno político a nivel mundial dese la caída de la Unión Soviética , sino porque tendrá una incidencia decisiva los costos –a través del petróleo- y de los precios de diversos productos agropecuarios, de los cuales las naciones islámicas son estructuralmente importantes.
Al momento de cerrar esta publicación Túnez y Egipto empiezan a transitar una nueva etapa política. En Libia se libran feroces combates que pueden terminar en la caída de su gobierno de más de 40 años. Y las protestas se multiplican en la gran mayoría de los países de la región. El petróleo, como en 2008, vuelve a estar por encima de los U$S 100 por barril.
El clima generó la chispa que las redes ciudadanas convirtieron en un proceso de cambios acelerados.
Las turbulencias están aseguradas en 2011. Europa sigue tambalenante y con altos costos de la energía, tendrá más dificultades para salir de la crisis. Pero a la vez, un mondo islámico moderno, democrático, que se incorpore a la excelencia en las ciencias estará en mejores condiciones para dar más calidad de vida a su población. La turbulencia puede traer una nueva recesión mundial si el petróleo se desboca. Pero también puede traer un periodo inédito de estabilidad si aquellos países logran construir, por primera vez en su historia una convivencia democrática.
Si la inestabilidad del Medio oriente no descarrila la recuperación de la economía mundial, lo que demostrarán los años 2011 y 2012, es que la economía funcionando normalmente, los recursos naturales no son suficientes para que 7.000 millones de personas sigan aumentando sus niveles de consumo de alimentos y energía. Si se confirman los pronósticos de crecimiento superior a 4% para los próximos dos años, los altos precios de granos, carne, lana y madera estarán asegurados. Pero los altos precios de los alimentos como queda claro al comenzar el 2011 son una fuerte inestabilidad. Y dado que la población humana sigue creciendo a una velocidad de más de 70 millones de personas por año y el ansia de mejorar el consumo por habitante es un fenómeno universal, las señales hacia el agro seguirán siendo muy claras. A menos que un cisne negro se cruce. Y Medio Oriente este año puede ser el origen de infinidad de hechos imposibles de pronosticar que pueden cambiar todo.
Es el principal tema a seguir este año.
* Extraído de “Perspectivas agropecuarias 2011” , Blasina y Asociados.
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