
Realizó
estudios en Dijon y
luego se mudó a París,
donde diseñó grabados. En 1784 ganó
un premio para viajar a Roma,
meta de todos los pintores académicos. Allí conoció al
escultor Antonio
Canova,
pero no se dejó atraer por el neoclasicismo puro
y prefirió estudiar los rasgos más sensuales y decorativos
de Rafael
Sanzio, Correggio y Leonardo
da Vinci.
De
vuelta en Francia,
Prud'hon atravesó una etapa gris, subsistiendo con el diseño de
grabados y algunos retratos. Su suerte cambió con el ascenso
de Napoleón;
sus dos esposas las emperatrices Josefina
de Beauharnais y María
Luisa de Austria prefieron
el estilo amable y decorativo de Prud'hon al neoclásico predominante
en la época, que resultaba demasiado severo para los cuadros
mitológicos y retratos.

En sus
últimos años, Prud'hon vivió una agitada relación con una
discípula, Costance Mayer, después de un matrimonio poco
afortunado. El suicidio de la joven en 1821 le
afectó de tal forma que, según algunos biógrafos, le produjo una
depresión que aceleró su muerte.

Es
famoso principalmente por su obra Crucifixión (1822),
que pintó para la catedral de San Esteban en Metz (ahora
en el Louvre).
También son famosas El
rapto de Psique y
la alegoría La
Justicia y la Venganza divina persiguen el Crimen (1808),
del Louvre.
Produjo también algunas litografías.
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