El
alcohol, ¿es el problema?
Aldo
Roque Difilippo
Mercedes no es una isla, en
ella vivimos energúmenos y personajes
altruistas, filántropos y piromaniacos, personas dignas de consideración y
personalidades dignas de olvido. Como en toda ciudad. También, como en toda
ciudad se han generado algunos hechos
lamentables luego de los cuales surgieron algunas voces reclamando mano dura
con los infractores, penas ejemplarizantes, prohibiciones a diestra y siniestra
para la salvaguarda del honor, la familia, el recato, las buenas costumbres,
la…
Situaciones en donde “los
jóvenes”, “los inadaptados de siempre”, “los mal entretenidos” han
protagonizado “hechos vandálicos”, incidentes de tránsito, riñas y otras
tropelías, y donde el alcohol ha estado
presente como un elemento desencadenante.
Como todos saben por estos
días se viene desarrollando el 6to. Encuentro de Músicos Jazz a la calle, un
evento que noche a noche congrega a importante cantidad de público en la Manzana 20, o en el centro
de la ciudad en los toques callejeros. Una semana
particularmente calurosa en este verano 2012, y
donde los asistentes suelen presenciar los espectáculos de short,
chinelas, camisas desprendidas o directamente sin camisa, en un clima por demás
apacible.
En la Manzana 20 el recital
suele extenderse hasta entrada la madrugada y muchas familias concurren con sus
niños, con sus sillas playeras y por supuesto termo y mate en mano. Confluyendo
con toda una fauna de personajes, locales y foráneos. Jóvenes con sus cabellos largos, con rastas o barba
larga, con otros de cabeza rapada vistiendo bermudas y musculosas, sentados al
lado de un reconocido doctor o abogado del medio que junto a su esposa miran
embelezados los espectáculos, o al lado de 4 o 5 niños que juegan o miran los shows musicales, o algunas señoras
mayores con sus abanicos y sus vestidos floreados. Y muchos de estos personajes
mitigan el calor bebiéndose “una cervecita” y uno puede deambular entre ellos
viéndolos literalmente empinarse una botella de litro, mientras el de al lado
no dice nada, o bebe su refresco o su mate.
Podemos incluso llegar a ver a alguna atildada señora empinarse una
botella de litro, espumosa y refrescante para mitigar el calor de la noche de
enero; pero lo que no hemos visto ha sido incidentes, “los consabidos problemas
que trae el alcohol” como habitualmente algunos periodistas suelen
editorializar. “Los desmanes, producto del accionar de estos inadaptados
alcoholizados”. Como ya dijimos el
festival se realiza en la
Manzana 20, en el mismo lugar donde se realizan otra clase de
eventos, incluso algún baile que ha generado más de un dolor de cabeza a las
autoridades policiales por los hechos de violencia que se han generado.
Entonces ¿dónde está el problema con el alcohol si un muchacho decide tomarse
una o dos cervezas? ¿Por qué en este evento que congrega una importante
cantidad de gente no se ha generado ningún incidente, siendo que el alcohol
circula libremente al igual que en otros donde se ha promovido más de una
trifulca? ¿Por qué si no hemos visto ningún funcionario policial los
espectáculos transcurren con absoluta
normalidad, y el personaje de las rastas convive y aplaude tan efusivo como el
Señor Doctor y su esposa? Parecería ser que el problema no es el alcohol.
Parecería ser que la solución a algunos problemas no está en la represión por
la represión misma.
Parecería ser, que muchos
discursos caen por su propio peso, a la luz de estos acontecimientos. Y quizá
estas modestas líneas sirvan reflexionar ya que a nuestro entender queda en evidencia
que el alcohol por si solo no es el problema a algunos males que nos aquejan.
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