Falleció el bisnieto del último cacique charrúa
Falleció en
Tacuarembó Bernardino García Lemos, bisnieto de Sepé, el último cacique
charrúa. Se trataba de un referente para la colectividad de descendientes
indígenas del Uruguay, quien fue uno de los primeros uruguayos en reconocer
públicamente su ascendencia y luchar por el reconocimiento de la cultura
charrúa.
Bernardino formaba parte de la estirpe charrúa de Tacuarembó, siendo la suya la última familia de charrúas que existió en el Uruguay, la que incluso fue objeto de una investigación publicada porla Universidad de la República. Era
nieto de Abelino Lino García, quien fuera uno de los hijos del cacique charrúa
Sepé.
A pesar que ya en 1949 el diario “La
Mañana ” había publicado un artículo sobre la ascendencia
charrúa de Avelino Lino García, su padre, Bernardino –el menor de once
hermanos– la ignoraba por completo. Es que su mundo siempre estuvo muy alejado
de las aulas, los libros, los diarios y las fuentes de investigación y cultura
ciudadanas, según él mismo relató a la periodista Carol Guilleminot en una
entrevista publicada en la revista Quinto Día de EL TELEGRAFO, nota que fue
traducida al italiano y publicada en el periódico La Stampa.
Naci ó en Rincón de Tranqueras, un paraje ubicado en las
inmediaciones de la desembocadura del arroyo Tranqueras en el río Tacuarembó
Chico, donde trascurrió su niñez y desde temprana edad trabajó en el campo.
Sólo hizo primer año de escuela y allí aprendió a escribir su nombre y leer un
poco. La suya fue una infancia de pies descalzos, tamangos de cuero de vaca y
alpargatas que debían durar un año. Su vida cotidiana estaba ligada al trabajo
de la chacra de sus padres, que plantaban y enfardaban tabaco para luego
venderlo a una empresa que operaba en Tacuarembó. Allí también transcurrió la
juventud de Bernardino y le tomó gusto a la vida sin encierros, a los
horizontes amplios, el trabajo duro y la caza en el monte. En 1970 se unió en
matrimonio con María Zully Romero, luego de tener el consentimiento de don
Avelino García. Se habían conocido en los campos de la tabacalera Monte Paz,
donde ambos trabajaban en la cosecha. Tuvieron siete hijos y “un lote grande”
de nietos.
Trabajó también durante más de 20 años como funcionario dela Dirección de Obras de la Intendencia de Tacuarembó
y construyó su casa en el barrio Don Audemar, donde gozaba del aprecio de
todos.
Fue en 1982, al morir su padre, cuando se enteró de su ascendencia indígena y comenzó a buscar documentos, intentar conocer la historia familiar y, en definitiva, enterarse de quién era. Con el paso del tiempo, fue atesorando libros, fotocopias y anécdotas sobre su linaje. Entre ellas guardaba con especial aprecio “la fotito del finado Sepé”, una fotocopia de un retrato del último de los caciques charrúas que pisó suelo oriental: su bisabuelo. Conocido en Tacuarembó por participar cada año en desfiles yla Fiesta de la Patria Gaucha con el
atuendo típico de su raza (lanza corta, boleadoras, tanga de venado y montando
en pelo descalzo), fue uno de los primeros uruguayos del siglo XX en luchar por
el reconocimiento de la cultura charrúa.
“Los indios siempre han querido ser libres, no estar encerrados como delincuentes. Me gustaría que, hoy o mañana, el día que muera no me lleven para ningún lado, que me dejen en tierra y todo ocurra como tiene que ocurrir, como Dios manda”, dijo en la entrevista que años atrás concedió a Quinto Día. Con 70 años y aquejado de una penosa enfermedad desde hace ya cierto tiempo, Bernardino García Lemos murió el domingo 19 de agosto en Tacuarembó.
Bernardino formaba parte de la estirpe charrúa de Tacuarembó, siendo la suya la última familia de charrúas que existió en el Uruguay, la que incluso fue objeto de una investigación publicada por
A pesar que ya en 1949 el diario “
Naci
Trabajó también durante más de 20 años como funcionario de
Fue en 1982, al morir su padre, cuando se enteró de su ascendencia indígena y comenzó a buscar documentos, intentar conocer la historia familiar y, en definitiva, enterarse de quién era. Con el paso del tiempo, fue atesorando libros, fotocopias y anécdotas sobre su linaje. Entre ellas guardaba con especial aprecio “la fotito del finado Sepé”, una fotocopia de un retrato del último de los caciques charrúas que pisó suelo oriental: su bisabuelo. Conocido en Tacuarembó por participar cada año en desfiles y
“Los indios siempre han querido ser libres, no estar encerrados como delincuentes. Me gustaría que, hoy o mañana, el día que muera no me lleven para ningún lado, que me dejen en tierra y todo ocurra como tiene que ocurrir, como Dios manda”, dijo en la entrevista que años atrás concedió a Quinto Día. Con 70 años y aquejado de una penosa enfermedad desde hace ya cierto tiempo, Bernardino García Lemos murió el domingo 19 de agosto en Tacuarembó.
Fuente: “El Telégrafo” de Paysandú
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