viernes, 24 de agosto de 2012

Cuentito medieval


De la ocasión en que este Escriba tuvo que dejar su pluma ociosa

 

Escriba medieval 
 
Amados Cofrades: nada mejor para acomodar el talante y reforzar el ánimo, que un buen sol entrando por los ventanales sin importar la pobreza que vista tu morada. Cuando la lluvia abunda y la humedad se corta como queso de cabra, el carácter se estropea y el mal humor cunde. Acaso esa sea la razón entonces, para que lleve varios días sin salir de mi scriptorium.
Verdad es que basta para sustento de mi cuerpo un poco de vino y algún mendrugo, pero también verdad es que mi espíritu padece una voracidad superior a los requerimientos de mi estómago. Quizá por eso esta noche subido que he a mi ático en busca de historias que contaros, aunque esta vez dejé a los dioses la tarea de buscarlas. Solo cerré mis viejos ojos y deslicé al azar los huesos de mis manos sobre los pergaminos y papiros que allí guardo, para detenerlas luego en cualquier parte.
“Eneas huye de Troya llevando a hombros a su anciano padre, Anguises, y de la mano a su hijo Ascanio. A bordo de su nave pondrá rumbo a Tracia, Creta, Epiro, y Sicilia…”, dice Publio Virgilio. Entonces me detengo y pienso: ¿cuánto pesa a cada hombre llevar encima su pasado? ¿Cuánto, tener en la mano su futuro?...
Leo por varias horas hasta que la candela del ático se extingue, y luego bajo aún mas preocupado que antes de subir.
¿Qué dirán los Cofrades deste viejo, que huérfano de ideas se confiesa, y que aún los Maestros de las letras no logran animarle?
“Escribe con el corazón si tu intelecto está ayuno de palabras que poner en tinta”, díjome Aldux a través de un mensaje enviado en la pata de “Ad-Inet”, su paloma morisca favorita. Sabe este pillastre que buen tiempo hace que nada de lo que hago me conforma, y respondíle que si el gran Virgilio pidió en su lecho de muerte que destruyeran “La Eneida” –su obra magna- por considerarla imperfecta, qué quedaría entonces para este humilde, que acaso alguna vez al año logra hilvanar dos frases seguidas con coherencia…
Pero me quedo con la imagen de Eneas y pienso; todos llevamos a nuestro padre a hombros pese a que no seamos conscientes desa industria, así como de la mano al futuro, que representa nuestras acciones diarias. Somos arquitectos de nuestras propias vidas, alentamos esperanzas, celebramos alegrías, y sufrimos la tristeza. Ergo; nada de los que nos ocurra será ajeno.
Destos pensamientos colmábase mi ánimo cuando la aurora restituyó la luz sobre la pequeña y lejana comarca, y llamó a sus trabajos a los míseros mortales. Calcé entonces mi jubón menos rotoso y un gregüesco de lanilla de seis reales, y salí.
La aldea, convertida en infame lodazal por la lluvia destos días, despertábase perezosamente. Marchaba a su labor el campesino, a su harina el tahonero, a su avaricia el prestamista, a su altar el Abad Charles, y a su palacio el Señor Feudal.
Todo está en orden, me dije, sintiendo el agua inundar inmisericorde mis sandalias.
Compraré con mi último maravedí un pan para este día, y no habré de preocuparme por entender el mundo, que al final la existencia es tan efímera que toda ella no alcanzaría para sacar siquiera una respuesta del talego de interrogantes que cargamos. Otro día escribiré sobre sucesos cotidianos. Os contaré de la mezquindad de algunos hombres, y de la grandeza que convive en otros; de las harto abundantes intrigas de palacio, de cómo se afana por sobrevivir la plebe, y de las infidelidades de las Damas.
Hoy dejaré mi pluma descansar en la madera. Mis antiguos pergaminos enrollados en el ático, y esperaré paciente al viejo Diógenes, quizá el astroso miserable se conduela deste Escriba, y le preste su farol para dar un poco…apenas casi…de luz a su intelecto.

 

 
Moraleja:

             Cuando la mente de un Escriba se quede sin sustento, es mas prudente dejar en paz la pluma, antes que ofender a los Cofrades con mal cuento.           

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