Libros
La tierra alucinada tiene
muchos de los ingredientes -tema histórico nacional, vidas privadas de mujeres,
rescate de seres anónimos, subalternos y desfavorecidos- que interesan al
público masivo. De hecho, la primera novela de Marcia Collazo, Amores
cimarrones. Las mujeres de Artigas (2011), va por la séptima edición, lo que
augura a ésta segunda la misma fortuna. Sin embargo, en este caso el éxito no
debe hacer pensar en un producto fácil, ni complaciente con el lector. Se trata
de un texto que requiere cierto conocimiento de la historia nacional, que
recurre a permanentes flashbacks que exigen tener en cuenta y actualizar
fechas, acontecimientos políticos ocurridos entre 1825 y 1828, personajes
públicos destacados y secundarios, además de variados personajes ficticios que
cargan con pasados que emergen fragmentaria y morosamente. A esas exigencias,
que involucran la participación, se suma la interpolación de pasajes poéticos,
donde una voz identificable con la patria, introduce opiniones y valoraciones.
La tierra… retoma tópicos de Amores cimarrones, desarrollando algunos
personajes sólo diseñados en aquella. Predominan los puntos de vista femeninos,
con excepciones como la del Zorrillo, un singular acompañante de las patriadas.
Si las chinas cuarteleras, como Felicia y Cipriana, ilustran la sabiduría de la
experiencia -amor, maternidad, sufrimiento físico, trabajo-, el Zorrillo
recupera la posibilidad del acceso de los pobres a la cultura letrada y los
valores de la Ilustración
y la Revolución
Francesa , aunque la derrota del artiguismo, la corrupción de
los antiguos aliados, la miseria y autoinmolación lúcida del propio Zorrillo,
pongan más énfasis en el fracaso que en la nobleza de esos ideales. El friso
corre el riesgo de confirmar la polaridad hombre-cultura/ mujer-naturaleza, lo
que es compensado en la novela por las pasionales figuras de algunos próceres
poco ilustrados y por la creación de Ana Monterroso, en quien se equilibran las
razones y las pasiones que suelen identificarse con lo masculino y lo femenino.
A pesar de los temores confesados en algunas entrevistas, respecto al peso de
ser nieta e hija de escritores, y de buscar posicionarse en un lugar no
"profesional" de la literatura, o al menos poco pretencioso
-definiéndose sólo por su fidelidad a la Historia y el gusto por la ficción-, debe decirse
que Marcia Collazo es una escritora, y de las buenas. Su capacidad verbal para
expresar matices anímicos, para crear vidas interiores variadas y poner en
evidencia la complejidad de los seres en apariencia más simples, para
representar una versión creíble de la supervivencia en la pobreza y el dolor
del campo y las batallas, revela una combinación poco común de solidez,
sensibilidad y destreza.
Ediciones de la Banda Oriental ,
2012. Montevideo, 400 págs. Distribuye Gussi.
Fuente: “El País Cultural”
Suplemento del Diario “El País"
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