viernes, 4 de octubre de 2013


Este fin de semana los uruguayos celebraremos  el Día del Patrimonio. Este  año dedicado al Tango. El Ministerio de Educación y Cultura (MEC)  resolvió que el festejo coincidiera con  el día uruguayo del tango. Además  “estos festejos se suman también al Décimo Aniversario de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial de UNESCO de 2003”, expresa  un comunicado emitido   por el MEC. “El Tango como patrimonio vivo en  convivencia, de acercarse y animarse a aprender para luego compartirlo con otros”, agrega.

En la actualidad las nuevas generaciones han retornado al tango luego de varia décadas en que quedaba circunscripto a  una música para mayores de 50 años.  Han surgido, tanto en Uruguay como en Argentina, intérpretes   y músicos que con estilos y propuestas variadas que  encuentran su lenguaje de comunicación  en el tango.
Al canto popular uruguayo le costó ese reencuentro. Reconociendo que  puede haber otras interpretaciones, aquí  va una aproximación a  esa relación, a veces de amor-odio entre la música típica y  la música popular uruguaya.



Tangueses


Aldo Roque Difilippo

El tanto estuvo ausente  en la primera época  del canto popular uruguayo, salvo excepciones aisladas. “Los Olimareños” son de esas excepciones, grabando algunos  tangos de Ruben Lena,como  “No Gre Gre”, incluìdo en  “Cielo del 69” (Orfeo 1970), o “Jacinto Vera” incluido en “Sembrador de Abecedarios” (Sondor 1984). “Según información no confirmada (Anselmo) Grau habría grabado  un LD íntegro de tangos antes de emigrar a la capital argentina, a mediados de los años 70. La productora –Eco Mallarini- habría borrado las cintas originales  por temor a represalias después de la prohibición oficial de Grau en enero de 1976” (1)
En la segunda etapa del  canto popular uruguayo, junto  a  la canción de Daniel Amaro,  “A la ciudad de Montevideo” se introduce el término “tanguez”, como definitoria de una actitud de  esa generación.
Casuales casualidades
Me llevaron a nacer
En un lugar escondido
Tan chatito y tan perdido
Que en el mapa no se ve

Comienza  el tema de Amaro , para culminar:
Si  de nuevo me tocara
Elegir para nacer,
Elijo el sitio escondido
Tan chatito  y tan perdido
Que en el mapa no se ve.
Elijo Montevideo
Aunque no sepa por qué.
Elijo Montevideo
Para poderla querer.
Elijo Montevideo
Para sufrir de tanguez.

La tanguez está íntimamente relacionada al tango, pero no se identifica con él, quitándole las ataduras rítmicas, y por que no, asumiendo esa actitud contestataria, característica del tango en la primera época. Basta solo  recordar el himno de los tangos por excelencia, “La Cumparsita” compjuesta por el uruguayo Matos Rodríguez , como ejemplo de esa actitud conestataria:

La Cumparsa
De miseria sin fin
Desfila
Entorno de aquel ser
Enfermo,
Que de pronto ha de morir
De pena
Por eso es en su lecho
Solloza acongojado
Recordando  el pasado
Que lo hace padecer.

Con el correr del tiempo las letras de tango fueron perdiendo  esa actitud, esa denuncia social implícita en los tangos iniciales, cuando abandona el suburbio para convertirse en danza que se baila en los salones, codeándose con el champán, bebida más que foránea. Parecería que por este motivo el canto popular no se sintió cautivado por el tango, precisamente por esa ausencia de compromiso,  característica esencial de este movimiento musical nacido en la década del 60.
Aplacadas las  pasiones políticas tras la institucionalización democrática, lentamente  fue incorporando al tango. Precisamente “Canciones ciudadanas” el último disco que grabaron Los Olimareños antes de separarse, incluyen tangos tradicionales. Algo que retomó José Luis  “Pepe” Guerra en su etapa  solista; algo que  años atrás no hubiera sido  incluido dentro del canto popular uruguayo. Por timidez, por diferencias que no eran tales entre ambas propuestas musicales, o por lo que fuera. El propio  “Pepe” Guerra  grabó tangos , como solista en  el exilio, pero el público recién lo conoció  en la década de los 90. Son  numerosas las grabaciones de caseras que han sido recuperadas de Alfredo Zitarrosa interpretando distintos tangos tradicionales que nunca grabó comercialmente.
Quizá sea Zitarrosa quien más sintetice esa característica  de los cantores populares uruguayos con neta escuela tanguera en la ejecjución con en los arreglos de los temas; y de allí las tangueces.
Los guitarristas Mario Nuñez y Ciro Pérez,  netamente tangueros,  acompañaron a Zitarrosa en sus primeras grabaciones. Luego en buenos Aires graba “El violín de Becho” acompañado por dos de  los violinistas más prestigiosos  que  ha contado el tango: Enrique Mario Francini y Antonio Agri. Los arreglos de “Nene Patudo”, “Milonga Madre”, “Amanecer” y “Canción para unos ojos” las hace Carlos García, quien fue director de la Orquesta de Tango de Buenos Aires.  Es decir, el canto popular requirió del  tango esa impronta musical que lo caracteriza, pero prefirió fundirla a las nuevas tendencias poéticas, junto con las tradicionales del folcklore nacional.

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(1)“Música popular uruguaya 1973-1982 un fenómeno de comunicación alternativa”, Carlos A. Martins,  Edic. Banca Oriental, 1986.









Limpiando a Carlitos.  Gardel no puede estar ajeno a ello ni desalineado para festejar el Día del Patrimonio, por lo que  el jueves pasado,  un funcionario municipal  se encargó de limpiar el bronce que recuerda la figura del “zorzal criollo”, en la plazoleta frente al Obelisco en  la Cardona. Esta ciudad es la única del departamento que tiene un monumento que recuerda a Carlos Gardel. Allí todos los años se realiza la Peña del Tango, evento que le valió para ganarse el título de “capital del Tango”, título puesto nada menos que por Edmundo Rivero. 
(foto: Aldo Difilippo)

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