Este fin de semana los uruguayos celebraremos el Día del Patrimonio. Este año dedicado al Tango. El Ministerio de
Educación y Cultura (MEC) resolvió que
el festejo coincidiera con el día
uruguayo del tango. Además “estos
festejos se suman también al Décimo Aniversario de la Convención para la Salvaguardia del
Patrimonio Inmaterial de UNESCO de 2003” , expresa
un comunicado emitido por el
MEC. “El Tango como patrimonio vivo en convivencia,
de acercarse y animarse a aprender para luego compartirlo con otros”, agrega.
En la actualidad las nuevas generaciones han retornado
al tango luego de varia décadas en que quedaba circunscripto a una música para mayores de 50 años. Han surgido, tanto en Uruguay como en
Argentina, intérpretes y músicos que con estilos y propuestas
variadas que encuentran su lenguaje de comunicación en el tango.
Al canto popular uruguayo le costó ese reencuentro.
Reconociendo que puede haber otras
interpretaciones, aquí va una aproximación
a esa relación, a veces de amor-odio
entre la música típica y la música
popular uruguaya.
Tangueses
Aldo Roque Difilippo
El tanto estuvo
ausente en la primera época del canto popular uruguayo, salvo excepciones
aisladas. “Los Olimareños” son de esas excepciones, grabando algunos tangos de Ruben Lena,como “No Gre Gre”, incluìdo en “Cielo del 69” (Orfeo 1970), o “Jacinto Vera”
incluido en “Sembrador de Abecedarios” (Sondor 1984). “Según información no
confirmada (Anselmo) Grau habría grabado
un LD íntegro de tangos antes de emigrar a la capital argentina, a
mediados de los años 70. La productora –Eco Mallarini- habría borrado las
cintas originales por temor a
represalias después de la prohibición oficial de Grau en enero de 1976” (1)
En la segunda etapa
del canto popular uruguayo, junto a la canción
de Daniel Amaro, “A la ciudad de
Montevideo” se introduce el término “tanguez”, como definitoria de una actitud
de esa generación.
Casuales casualidades
Me llevaron a nacer
En un lugar escondido
Tan chatito y tan
perdido
Que en el mapa no se
ve
Comienza el tema de Amaro , para culminar:
Si de nuevo me tocara
Elegir para nacer,
Elijo el sitio
escondido
Tan chatito y tan perdido
Que en el mapa no se
ve.
Elijo Montevideo
Aunque no sepa por
qué.
Elijo Montevideo
Para poderla querer.
Elijo Montevideo
Para sufrir de
tanguez.
La tanguez está íntimamente
relacionada al tango, pero no se identifica con él, quitándole las ataduras
rítmicas, y por que no, asumiendo esa actitud contestataria, característica del
tango en la primera época. Basta solo
recordar el himno de los tangos por excelencia, “La Cumparsita”
compjuesta por el uruguayo Matos Rodríguez , como ejemplo de esa actitud
conestataria:
La Cumparsa
De miseria sin fin
Desfila
Entorno de aquel ser
Enfermo,
Que de pronto ha de
morir
De pena
Por eso es en su lecho
Solloza acongojado
Recordando el pasado
Que lo hace padecer.
Con el correr del
tiempo las letras de tango fueron perdiendo
esa actitud, esa denuncia social implícita en los tangos iniciales,
cuando abandona el suburbio para convertirse en danza que se baila en los
salones, codeándose con el champán, bebida más que foránea. Parecería que por
este motivo el canto popular no se sintió cautivado por el tango, precisamente
por esa ausencia de compromiso,
característica esencial de este movimiento musical nacido en la década del
60.
Aplacadas las pasiones políticas tras la
institucionalización democrática, lentamente
fue incorporando al tango. Precisamente “Canciones ciudadanas” el último
disco que grabaron Los Olimareños antes de separarse, incluyen tangos
tradicionales. Algo que retomó José Luis “Pepe” Guerra en su etapa solista; algo que años atrás no hubiera sido incluido dentro del canto popular uruguayo. Por
timidez, por diferencias que no eran tales entre ambas propuestas musicales, o
por lo que fuera. El propio “Pepe”
Guerra grabó tangos , como solista
en el exilio, pero el público recién lo
conoció en la década de los 90. Son numerosas las grabaciones de caseras que han
sido recuperadas de Alfredo Zitarrosa interpretando distintos tangos
tradicionales que nunca grabó comercialmente.
Quizá sea Zitarrosa
quien más sintetice esa característica
de los cantores populares uruguayos con neta escuela tanguera en la
ejecjución con en los arreglos de los temas; y de allí las tangueces.
Los guitarristas Mario
Nuñez y Ciro Pérez, netamente
tangueros, acompañaron a Zitarrosa en
sus primeras grabaciones. Luego en buenos Aires graba “El violín de Becho”
acompañado por dos de los violinistas
más prestigiosos que ha contado el tango: Enrique Mario Francini y
Antonio Agri. Los arreglos de “Nene Patudo”, “Milonga Madre”, “Amanecer” y “Canción
para unos ojos” las hace Carlos García, quien fue director de la Orquesta de
Tango de Buenos Aires. Es decir, el
canto popular requirió del tango esa
impronta musical que lo caracteriza, pero prefirió fundirla a las nuevas
tendencias poéticas, junto con las tradicionales del folcklore nacional.
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(1)“Música popular uruguaya 1973-1982
un fenómeno de comunicación alternativa”, Carlos A. Martins, Edic. Banca Oriental, 1986.
Limpiando a Carlitos. Gardel no puede estar ajeno a ello ni desalineado para festejar el Día del Patrimonio, por lo que el jueves pasado, un funcionario municipal se encargó de limpiar el bronce que recuerda la figura del “zorzal criollo”, en la plazoleta frente al Obelisco en la Cardona. Esta ciudad es la única del departamento que tiene un monumento que recuerda a Carlos Gardel. Allí todos los años se realiza la Peña del Tango, evento que le valió para ganarse el título de “capital del Tango”, título puesto nada menos que por Edmundo Rivero.
(foto: Aldo Difilippo)
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