viernes, 25 de abril de 2014


El decálogo del buen comprador de arte


En este artículo, se ofrecen una serie de consejos y estrategias para poder convertirse en un experto a la hora de elegir una obra y no terminar sucumbiendo en el intento. En la imagen, "Corral de cabras", de Fernando Fader.



* Siempre debe comprar aquello que a usted le gusta. Aunque sea una oportunidad por su precio, ya sea porque se la ofrece un compañero de oficina o un primo lejano de su mujer. El que va a vivir con la obra es usted, y si no está feliz con la tenencia o contemplación de la misma, es una tontería tenerla. Incluso aunque un galerista o un marchand le insista en que la compre porque es barata o es diferente a las usuales de un artista, pase y no la compre.

* Mire mucho antes de comprar. Vea al menos 100 autores, y unas 500 obras, esto es Artes Visuales y por lo tanto le debe entrar por los ojos.

* Si puede definir un criterio temático o de épocas en las obras es mejor comprar aquello que le gusta. Se valoriza estéticamente y económicamente cuando el conjunto tiene unidad. Algunos coleccionan autorretratos (aunque luego es difícil encontrar un comprador para ellos). Otros marinas; otros pintores de la Boca; otros pintura abstracta de los años 50. En fin, cumpliendo el primer mandamiento pero teniendo un criterio, es mejor que el no tenerlo.

* Piense que hay segmentos del mercado que están infravalorados. Por ejemplo, el de dibujos, el de grabados y el de la escultura. Si elige estos podrá tener grandes obras con bajos precios.

* Huya de aquello que parece una ganga. En un mercado transparente y bien informado, esto no existe. Es tan sólo un mero argumento de venta. Nadie regala nada y lo más posible es que le estén vendiendo un buzón o un billete premiado.

* Acuda a las galerías que tienen una trayectoria larga y reconocida. Por algo la tienen, y seguramente actúan cuidándolo ya que esperan que siempre usted se dirija a ellas cuando haga nuevas adquisiciones. Además, con el tiempo usted verá que la procedencia de una galería prestigiosa es un valor agregado. Pienso en galerías que desgraciadamente ya no existen como fueron Müller y Bonino. Pero el cachet al dorso de las obras de estas prestigiosas galerías es importante al momento de decidir su compra.

* No se deje engañar con los certificados de autenticidad. Los mismos no tienen ningún valor legal, ni significan garantía para el comprador. Indican simplemente que el que lo firma a su bien saber y entender piensa que la obra es original. Tampoco vale que le garanticen la devolución en pesos (con la inflación local, parece una cargada). O que se la den por un tiempo determinado (cinco años), o únicamente a usted y no a sus herederos o a quien usted le regala o vende la obra. Pida que le garanticen la autenticidad de la obra. Usted está en su derecho. Pareciera que en algunas operaciones públicas o privadas, la ley de defensa del consumidor es ignorada olímpicamente.

* No haga diferencias en sus gustos. Si el artista es contemporáneo o fallecido; o si la obra es de una época o de otra. Lo que importa es que a usted le guste. El mercado se encargará de fijar mayor valor cuando las diferencias en la trayectoria de un artista lo justifique. Por ejemplo, las primeras obras de Fader son de Alemania y de Holanda. Luego hay un periodo en Mendoza y luego otro en Córdoba. Cada uno tiene sus favoritos y en la mayor demanda habrá mayores precios. Pero usted compre el que le gusta o le es más afín. Si compra Fotografía debe pedir que en la misma obra se consigne cuántas copias hay o existirán de la misma. Igual en los grabados y en la esculturas. Si esto no figura en la obra, puede considerarse una mera réplica y no un original.

* Vivimos un mundo de tecnología. Así que puede desde su casa visitar las páginas de las galerías y de los artistas y ver cuales le pueden llegar a interesar. Se sorprenderá por la calidad y cantidad de las mismas y podrá anotar cuales visitar para ver luego en persona los originales.

* Compre arte para disfrutarlo. No lo haga para especular. El mercado se encargará por si mismo de valorizar lo que es bueno y usted comprobará que además del placer de la contemplación, sin su intervención se convertirá en una buenísima inversión.



Fuente: Ignacio Gutiérrez Zaldívar, El Cronista.


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