“La
muerte tiene los días contados”, nuevo poemario de Mario Meléndez
Por Luis
Benítez
Vastamente reconocido por el público lector y la
crítica especializada, el poeta chileno Mario Meléndez fue hace tiempo
consagrado como una de las mejores voces actuales de la poesía latinoamericana.
Su trayectoria –pese a su todavía presente juventud- abarca un nutrido arsenal
de títulos que ratifican por derecho propio lo señalado en el párrafo anterior.
Es un nuevo acierto de la editorial Buenos Aires Poetry (ISBN
978-950-43-2837-7, Colección Pippa Passes, noviembre 2014, Buenos Aires,
Argentina) incluir una de sus mejores
obras, “La muerte tiene los días contados” en su catálogo, brindando así la
primera edición argentina de uno de sus poemarios, cuando ya han tenido cabida
en prestigiosos sellos de Latinoamérica y Europa, y en esta última, en
magistrales traducciones a lenguas extranjeras.
No en vano “La muerte tiene los días contados” ha
recibido el elogio de diversos y destacados autores, entre ellos el gran
Nicanor Parra, quien a lo largo de su siglo de vida ha leído y escuchado una
vasta gama de trabajos poéticos, pero quien ante la obra de Meléndez no dudó en
manifestar, en su momento: “¡Caramba!
Hace tiempo que no leía un texto que se sostuviera por sí solo”, expresión
que habla a las claras del impacto que espera al lector al recorrer la páginas
siguientes.
¿Qué sostiene erguido a este poemario de Mario
Meléndez, tal como lo declara el máximo poeta chileno viviente, el autor de los
famosos “Poemas y Antipoemas”? ¿Qué hará que siga de pie, según pase el tiempo,
según será fácil de advertir ya desde la primera lectura?
Las razones son varias y entre las fundamentales,
revista la innegable calidad de los trabajos que aglutina el autor bajo este
título: se trata de una obra de impecable unidad estilística, una que ha sabido
reunir en una voz inconfundible y ya propia de Meléndez las decantadas
influencias de autores latinoamericanos, estadounidenses y europeos, actuando
como una original síntesis de esa polifonía. El manejo maestro de los recursos
literarios que exhibe el autor le permite trasmitir a la sensibilidad y al
intelecto del lector, simultáneamente, el sentimiento y la idea, la emoción y
el concepto, con una innegable capacidad por parte de Meléndez para encontrar
la expresión justa y ubicarla sabiamente en el contexto, reforzando su
intensidad particular al tiempo que potencia lo general del poema. Repetido
este logro a todo lo largo de la obra, el conjunto posee una fuerza expresiva
que se destaca por sí misma y, curiosamente, aparece como uniformemente
distribuida en todo el continuo del poemario. Señalable característica, pues no
es habitual que un poemario de cierta extensión, como el que nos ocupa, acuse
tan marcado equilibrio escritural. Se trata de una poética sin altibajos –los
esperables incluso en autores de todavía más dilatada trayectoria y tiempo en
el oficio que Meléndez y notoriamente consagrados- que sorprenderá, también por
esta peculiaridad, a quienes se aventuren en sus páginas.
“La muerte
tiene los días contados” es una pieza ineludible en el anaquel destinado al
género.
…………………………………………………
ASI ESCRIBE MARIO MELÉNDEZ
Tres
kilos pesó la muerte
Cuando nació la muerte
nadie quiso
tomarla en brazos
era tan fea
como las gordas de Botero
No durará mucho
dijo la
madre al salir del parto
tan
resignada y ausente
como una
piedra en medio del temporal
Pero la
muerte traía en los ojos
una luz
endiablada
un dulce
escalofrío de eternidad
Se
equivocaron los médicos
y la
matrona
y aquél que
pasó la noche
llamando a
la funeraria
Ahora es un
bebé robusto
comentan
las enfermeras
y a veces hasta
Dios le cambia de pañales
…………………………………………………….
La
muerte habló con Benedetti
17 de
mayo de 2009
Ya
es hora, le dijo
sabes
muy bien como es la cosa
no
me hagas perder el tiempo
y
empieza a caminar hacia esa puerta
lentamente,
donde mis ojos te vean
Olvida
tus zapatos, tu voz, tu dentadura
y
déjate llevar, disfruta de este viaje
ponte
cómodo, verás que tengo razón
y
te acostumbras a tu nueva identidad de muerto
donde
no podrás escribir, es verdad
no
podrás contarle a los amigos
que
tu sombra crece hasta el infinito
que
la noche se colgó de una estrella
y
su cuerpo sigue tibio en la morgue de los sueños
Pero
sabrás de antemano, eso sí
por
qué la vida se cortó las venas este domingo
…………………………………………………….
La muerte habló con
van Gogh
29 de julio de 1890
Yo también
estoy loca, le dijo al oído
y mis
demonios salen de noche
a estirar
las piernas
y queman
los campos de trigo
mientras se
emborrachan
o le cortan
la cabeza a las abejas
y ahogan
los gatos pequeños
porque
traen mala suerte
Mis
demonios son como yo
calvos y
huesudos
y tienen
mal humor
cuando
despiertan
a las cinco
de la tarde
para tomar
el té con galletas
o son
interrumpidos mientras
se retratan
los unos a los otros
en sesiones
infinitas
Pero les
tengo cariño, sabes
son los
hijos dejados en la puerta
que lloran
de hambre y de frío
Entonces
los abrazo y les digo
Vamos donde
el tío Vincent
el último
en llegar, desaparece
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