sábado, 28 de marzo de 2015

Nueva, definitiva y brillante traducción de Arthur Rimbaud



 Luis Benítez
(especial para HUM  BRAL)


En una fecha tan reciente como febrero de 2015, una vieja y poderosa voz vuelve a tirarle de las orejas a los malos poetas, los imitadores de voces y los apropiadores de canciones. Se trata de una excelente traducción realizada por el autor argentino Juan Arabia (Buenos Aires, 1983) de los “Nuevos Versos y Canciones” de Jean Nicholas Arthur Rimbaud (Charleville, 1854 – Marsella, 1891). El volumen, publicado por el sello Buenos Aires Poetry en su colección “Abracadabra” (ver: buenosairespoetry.com) incluye dos docenas de las composiciones menos conocidas de uno de los padres más feroces de la poesía moderna, escritas en París, Bruselas y otros sitios -de imposible registro- hacia 1872. Como nos tiene acostumbrados ya la joven y pujante editorial argentina, la realización artística del objeto libro es de destacar, gracias al talento de la diseñadora local Camila Evia, del sitio Doppelgänger (ver: camilaevia.tumblr.com).
El relevante trabajo de Arabia fue infundirle una energía todavía más poderosa a las magistrales creaciones de Rimbaud llevadas al castellano, brindándonos cuidadas traducciones y datos aclaratorios consultados con especialistas del nivel de Pierre Brunel, entre otros, amén de que el obsesivo traductor viajó durante el proceso de elaboración del libro a Charlesville y visitó el Musée Arthur Rimbaud, la Maison des Ailleures y la Libraire Rimbaud, confirmando la información que ya poseía e incrementándola con nuevos datos.

No contento con eso, Arabia –el tipo de traductor que a todos nos gustaría tener- comparó buena parte de las traducciones ya realizadas de las obras del “véritable dieu de la puberté” (“verdadero dios de la pubertad”), al decir de André Breton, dando con vacíos, pasos falsos y ambigüedades que empecinadamente se consagró durante meses a resolver. Sin duda la traducción de poesía, si no es la tarea imposible que señalan varios, es una de las más difíciles, como sostienen muchos. No es de extrañar, entonces, que en sus registros más de una vez el dedo se deslice en falso sobre el teclado del ordenador o los “falsos amigos”, esas palabras cognadas, nos jueguen una muy mala pasada en el trayecto del original en lengua extranjera a la versión española. Basta señalar, entre el amplio arsenal de aciertos que contiene esta flamante edición, la apropiadísima traducción que hace Arabia, en el poema Larme (Lágrima, págs. 20-21, op. cit.), escrito por Rimbaud en París entre mayo y junio de 1872, de la expresión francesa “colocase”: se puede apreciar en otras traducciones al español el error de interpretación -que en definitiva tampoco configura un crimen, pero duele como cuando te matan el perro- cometido al adjudicarle significados distintos del real, fielmente reproducido por Arabia y ratificado por el poeta, erudito y especialista Pierre Brunel, como bien lo indica la nota al pie (reproducida a continuación de estas consideraciones, junto con la traducción de Arabia de Larme).
En síntesis, se trata de una concreta joya de colección este bello volumen titulado “Nuevos poemas y canciones”, que lleva a nuestra lengua con renovado esplendor y tras minucioso trabajo interpretativo, una buena parte de las composiciones menos difundidas del gran poeta francés y se impone como una presencia obligada en el anaquel del buen amante de la mejor poesía occidental.


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Larme

Loin des oiseaux, des troupeaux, des villageoises,
Je buvais, accroupi dans quelque bruyère
Entourée de tendres bois de noisetiers,
Par un brouillard d'après-midi tiède et vert.

Que pouvais-je boire dans cette jeune Oise,
Ormeaux sans voix, gazon sans fleurs, ciel couvert.
Que tirais-je à la gourde de colocase?
Quelque liqueur d'or, fade et qui fait suer.

Tel, j'eusse été mauvaise enseigne d'auberge.
Puis l'orage changea le ciel, jusqu'au soir.
Ce furent des pays noirs, des lacs, des perches,
Des colonnades sous la nuit bleue, des gares.

L'eau des bois se perdait sur des sables vierges.
Le vent, du ciel, jetait des glaçons aux mares...
Or! tel qu'un pêcheur d'or ou de coquillages,
Dire que je n'ai pas eu souci de boire!


Mai 1872. …………………………………………………………………………………………….


Lágrima

Lejos de pájaros, rebaños y campesinos,
Yo bebía, acurrucado en un brezal,
Rodeado de suaves bosques de avellana,
Entre la verde y tibia niebla de la tarde.

¿Qué podía yo beber en este joven Oise[1],
Olmos sin voz, hierba sin flores, cielo nublado?
¿Qué sacaba de la cantimplora de colocasia[2]?
Cierto licor de oro, ardiente y que hace sudar.

Así, yo hubiera sido un pésimo cartel para una posada.
Después la tormenta cambió el cielo, hasta el anochecer.
Eran países negros, lagos, percas,
Columnas bajo la noche azul, estaciones.

El agua de los bosques se perdía en arenas vírgenes.
El viento, del cielo, lanzaba estalactitas sobre los charcos…
¡Y, como un pescador de oro[3] o de caparazones,
Decir que no tuve ganas de beber!

Mayo de 1872.

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[1] El Oise es un río franco-belga.
[2] La colocasia es una planta de la familia de las aráceas, originaria de la India y de las regiones tropicales de Asia, con las hojas grandes, de forma aovada y ondeadas por su margen, y la flor de color de rosa. Pierre Brunel señala que su elección no sólo responde a una necesidad sonora [Oise / Colocase], sino que además tiene su origen en la obra Quatrieme Églogue, de Virgilio (en Arthur RIMBAUD, Œuvre Complètes. Poésie, prose et correspondance. Introduction, chronologie, édition, notices et bibliographie par Pierre Brunel, Le Livre de Poche - La Pochothèque, Clermont-Ferrand, 2010, p. 329).
[3] Enid Starkie, citando la versión dada por Rimbaud en Une Saison en Enfer (Pleaurant, je voyais de l´or –et ne pus boire.- [Llorando, veía oro –y no pude beber.]), ve en el autor la “posibilidad de beber el aurum potabile, el oro del filósofo, el oro líquido que da la vida eterna. Pero el autor no siente ni deseo ni sed (en Enid STARKIE, Arthur Rimbaud. Una biografía. Traducción del inglés de José Luis López Muñoz, Ediciones Siruela, Madrid, 2007, p. 264).





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