sábado, 18 de diciembre de 2010

Malinchismo criollo
Bicentenario de errores y contradicciones

Aldo Roque Difilippo


La historia no es un chicle que uno puede estirar a su antojo. No es la visión que nosotros queramos tener de ese pasado, es simplemente eso; y querer adosarle  elementos propios a lo sucedido, es contar un relato apartado de la realidad.  Si en un futuro próximo relatáramos, ya sea en una novela o en una película, que los inicios políticos del  Intendente Guillermo Besozzi estuvieron en el Partido Colorado, que fue el discípulo preferido de Luis Bernardo Pozzolo y que una diferencia con el caudillo lo llevó a distanciarse de la Lista 15-40 incorporándose al Partido Nacional, seguramente todos quienes lo hayan conocido o hayan tenido referencia de su trayectoria afirmarán  inequívocamente que es un verdadero disparate. Lo mismo si hoy escribiéramos una novela donde el Gral. José Gervasio Artigas en vez de cabalgar por las praderas orientales, las transitara en una 4 x 4  enviándole mensajes de texto a don Frutos Rivera, o revisara en su BlackBerry las cartas que ha redactado su secretario Miguel Barreiro. Sería una novela fantasiosa, si se quiere ingeniosa y hasta quizá atractiva si está bien contada, pero nada tendría que ver con un relato histórico.
Estos ejemplos llevados al borde de lo absurdo es con los que podría compararse el cortometraje “Tierra de Libertad” recientemente presentado por la Intendencia de Soriano en el marco del lanzamiento de los festejos del Bicentenario de la Revolución Oriental.
“Esta filmación surgió en la Secretaría de RRPP y Comunicación de la Intendencia de Soriano”, según se puntualizó en un comunicado de prensa, definiéndola como  “cortometraje documental”, es decir que sus imágenes necesariamente deben apegarse a la realidad. Máxime cuando se quiere contagiar a las nuevas generaciones de sentimiento patriótico para festejar el bicentenario de la revolución oriental.

Las verdes tacuaras revolucionarias
en  primer plano.

Más allá de  no estar capacitados como para realizar una crítica de la fotografía, la edición, y hasta del guión de este cortometraje, nos permitimos puntualizar gruesos errores históricos que desvirtúan y tergiversan el mensaje que se pretende dar.  A saber: Los personajes están impecablemente vestidos. Abundan las camisas blancas y celestes, las bombachas recién compradas y hasta un gaucho revolucionario aparece luciendo impecables botas de cuero. Cabría recordar al naturalista Félix de Azara que por esos años de la revolución escribió que en la Banda Oriental vivían  “pocos hombres vagos y desnudos corriendo tras las fieras y los toros”. Si no sirve esta opinión Charles Darwin algunos años más tarde apuntó que la apariencia del gaucho “es chocante” por “su ignorancia de la higiene”.  También cabría recomendar la lectura del diario de viaje del Presbítero Dámaso Antonio Larrañaga que en 1815 visitó al Gral. Artigas, definiendo como “espartanismo” la vida del campamento de Purificación. Al punto que el propio Gral. Artigas le prestó su catre para que durmiera luego de la cena acompañada por vino servido en taza a falta de vasos, en platos de loza, donde había solamente 4 cucharas a falta de tenedores y cuchillos, “y según supe, mucho de  esto era prestado”.

Gauchos monárquicos
En las imágenes que registra un combate entre orientales y españoles, los criollos empuñan sables. ¿Qué gaucho de la revolución empuñó un sable? Hay varios textos donde se puede consultar  sobre el precario armamento de las tropas artiguistas.
Algunos amigos me han apuntado detalles que podrían catalogarse de menores, aunque no hay detalle menor en una recreación histórica, como el de los troncos donde se parapetan los españoles al enfrentarse con los criollos que fueron cortados prolijamente con motosierra. Un disparo de cañón que levanta una espesa nube rosada. Un par de situaciones donde gauchos o españoles que han caído exánimes tras ser sableados, se incorporan y reanudan el combate (quizá sea una alegoría que toda revolución renace cuando se pone ganas). O que todas las tacuaras que empuñan los gauchos están verdes, fueron cortadas media hora antes del combate.
Además aparece solamente un mulato, no hay indios, siendo que las tropas artiguistas se caracterizaban por eso, y en cambio aparecen chinas socorriendo heridos en el campo de batalla. ¿Qué mujeres blancas integraron las tropas artiguistas? Ninguna. La mujer que aparece socorriendo un herido en el cuadro de la Batalla de Las Piedras de Juan Manuel Blanes, se debe a la proximidad  que ese combate tuvo con Montevideo. Existen testimonios de mujeres que puntualmente, por proximidad concurrieron a Las Piedras a socorrer los heridos, pero en las tropas artiguistas las mujeres fueron las lanceras indias que pelearon a la par de los hombres, y que en esta recreación simplemente no existen.
El mayor error, el más flagrante, es el uniforme de quienes representan a las tropas españolas. ¡Son uniformes del cuerpo de Blandengues!

¿Una motosierra en 1811?

Botas de cuero recién compradas para la revolución.

Blandengues que lo acompañaron desde el primer momento cuando desertó de Colonia para iniciar la revolución. Basta ver el cuadro de la Batalla de las Piedras de Manuel Rosé para darse cuenta que el uniforme tricolor de los Blandengues está en las filas revolucionarias y no en las españolas. O mirar el cuadro de la Batalla de las Piedras de Juan Manuel Blanes, un maniático detallista en materia de indumentaria de los personajes, para darse cuenta que el uniforme español es azul y blanco.  El uniforme azul con vivos rojos y cintas blancas atravesando el pecho es inequívocamente del cuerpo de Blandengues, que por otra parte, antes o después que desertara Artigas para iniciar la revolución, nunca se enfrentó con tropas o contingentes revolucionarios.
Pero si a todo esto le faltara una aberración más, además que los personajes combaten felices y aguantando la risa, por lo menos uno de los caballos de un personaje español luce una suerte de escarapela con la bandera artiguista. Ese “español” no solamente  pelea contra los criollos luciendo el uniforme del cuerpo de Blandengue sino que su caballo en el medio de la frente  tiene la bandera artiguista. Bandera que en 1811no existía. ¿Eso qué significa? Que los españoles pelearon por la revolución y los monárquicos eran los criollos. En la Escuela me enseñaron otra cosa. Los  autores que he leído afirman lo contrario. Si hay algún historiador municipal que tiene otra opinión o teoría sería bueno conocerla.
Sonría que va a morir: Un Blandengue monárquico con la bandera artiguista, que en 1811 no existía, se enfrenta a un gaucho, bota de cuero lustrosa y sable en mano, rodeado de otros sonrientes combatientes. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente, para difundir.
Del aspecto técnico no es necesario ser profesional para darse cuenta de errores básicos como en las tomas a contraluz. Pero bue....dicen que por ser producción local es buena, juas!
Santiago G.

Anónimo dijo...

la idea de un documental es buena pero cuando a través de él desinformamos en lugar de informar entonces se convierte en una aberración. durante años hemos sufrido de la aculturación, las autoridades tienen la obl=gación de nos seguir con esa práctica.
tenemos excelentes historiad=res en quienes apoyarnos, y si vamos a invertir en un proyecto, ¿por qué no hacerlo bien?
María Araujo