Del guerrillero de Morlán, Bonifacio Fernández
-Dos recuerdos-
Roberto Sari Torres
Don Bonifacio Fernández, guerrillero de Paso Morlán. |
El miércoles 17 de marzo fue que me visitó el último guerrillero sobreviviente de aquella épica gesta del “35” .Como esa historia ya “es libro”, ahora hablaba de otras cosas y entre ellas –por ejemplo- recordó los trágicos sucesos durante un acto político del herrerismo en la plaza de Carmelo. Aunque no muy precisamente, Bonifacio supone que ellos ocurrieron en 1928 (o tal vez en 1929) siendo él mismo testigo presencial. Concurrió invitado por Alarcón (un doloreño vecino de su casa natal) y estando allí al borde la multitud, alguien grita: “¡Vivan los blancos!”, y Alarcón retruca con un: “!Vivan los comunistas!”.
El hombre del herrerismo le pega un piñazo y Alarcón, sin darle tiempo a pensar en lo que ha hecho, saca una tremenda cuchilla recién afilada y le parte la cabeza. Cuando cae ya está muerto, y Alarcón, favorecido por el tumulto alrededor del finado, sale caminando seguido por el abrumado niño Fernández. Alarcón finalmente es detenido por un numeroso piquete policial. Al llegar a la comisaría –un tal Sosa- al parecer también comunista, se va sobre el comisario reprochándole que todo ocurrió por su culpa, y le apunta con un revólver. Alguien alcanza a manotearlo y el tiro se pierde en el aire salvándose de una muerte segura. ¡El siglo XX traía aún resabios violentos del pasado!.
Alarcón es condenado a 36 años de cárcel, pero 10 ó 12 después lo encuentran colgado en una celda del Penal de Punta Carretas. ¿Suicidio? ¿Muerte por encargo?
Eran tiempos inseguros donde la muerte de dos anarquistas (o comunistas) continuaba misteriosamente sin resolverse, cinco años después de hallados en un monte del interior. Decían entonces que “ser tan de esos” era quererse poco o andar “regalado”. ¡Qué tremendo!… ¿No?
El tiempo avanza y el joven Bonifacio Fernández, hombre “de a caballo”, peón de campo, alambrador, etc. adquiere una bicicleta “Anzio” –según entendí- con multiplicación (único piñón 16 con plato 48) que pesaba 13 kilos, y entre una y otra cosa practica ciclismo. Así es que –a la vuelta de Morlán- el guerrillero sale a correr “unas domingueras” junto al después reconocido como “el león de Carmelo”, Atilio François, a quien Bonifacio sigue llamándolo “Francois”, así como suena.
¡Nunca pude ganarle! –dijo- con qué iba a hacerlo si Atilio era uno de esos invictos que la leyenda ampara.
Si haber sido compañero de ruta es hazaña: ¿Qué fue entonces ir a Morlán?
La vez que estuvo más cerca de ganar una carrera fue un domingo en una “doble Carmelo- Víboras”. François tenía una bicicleta “Peugeot”, llantas de madera, de no más de 10 kilos de peso y multiplicación 18 por 48. A pocos kilómetros de la meta, Bonifacio logra pasar al “león” gritándole: ¡sígame hermano! En eso se vino encima una curva con arena sobre la tierra, y un “huellón” recién rellenado con balastro. El entusiasmo lo obnubiló, descuidando el alerta sobre el rústico pavimento sobre el que, sin embargo, rodaban a casi 40 kms por hora. Allí fue que, como el título de la murga “Tirate que hay arenita”, el ciclista Bonifacio Fernández se “fregó” las costillas en la tierra haciendo “un ocho” las ruedas mientras François “achataba” hacia la meta.
Le ofrecieron ir a correr a Montevideo pero “no agarró viaje”, y en 1938 dejó las carreras y continuó alambrando, al tiempo que su amigo comenzaba a inscribir su nombre en las páginas de oro del ciclismo uruguayo; patrimonio legendario de ruteros de todos los tiempos. La leyenda del ex ciclista Fernández vino a reverdecer 75 años después; el 4 de febrero de 2010 en Morlán, cuando el Gobierno Municipal de Colonia lo condecoró con una medalla por guerrillero en la gesta.
La medalla reza:
Bonifacio Fernández.
Participó con honor en la batalla de Paso Morlán.
Intendencia de Colonia
Junta Dptal de Colonia
75 Aniversario
Poco después, la Junta Departamental de Soriano le otorgó un diploma en reconocimiento de su participación guerrillera en Paso Morlán.
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