sábado, 19 de febrero de 2011


Un Hemingway cotidiano

José María Gatti (*)

Este año se cuplen cincuenta años de la muerte de Ernest Hemingway. Su desaparición física ha dejado a través del tiempo una serie de incógnitas que todavía persisten. Somos muchos los investigadores hemingwayanos que tenemos dudas sobre el suicidio del novelista. Hay datos que nos acercan al terreno del abandono de persona y otros al de la indiferencia. Lamentablemente solo Valerie Danby-Smith, secretaria y posteriormente nuera de Ernest y René Villarreal, mayordomo de la residencia de Finca Vigía, son las únicas personas vivas que aún pueden decir algo sobre el autor de El viejo y el mar. El resto habla a través de conjeturas.
¿Por qué Hemingway dejó Cuba?¿Por qué aún los informes médicos de la Clínica Mayo no se dieron a conocer?¿Por qué Mary Welsh habló de "accidente?¿Por qué se ocultó la bipolaridad de Hemingway?. Pocas preguntas pero hay más. Basta con leer los informes con otros ojos. Lo cierto es que este norteamericano aventurero sigue siendo el modelo de una generación y su literatura continúa llenando bibliotecas.
Para que mis líneas no sean un obituario, les dejo un anécdota poco conocida del barbudo pescador. Ustedes sabrán entenderme. Hemingway era una de esas personas que no son fácil de olvidar.

Béjar: la ciudad aburrida de Hemingway
El objetivo era asistir a la corrida de toros de Antonio Ordóñez. El automóvil dijo basta en la ciudad de Béjar y la comitiva no tuvo más remedio que alojarse en el Hotel Colón. Mary Welsh estaba más intranquila que nunca porque Ernest, en donde paraba, bebía sin respiro. Aquel 2 de setiembre de 1959 el grupo que debía llegar  hasta Mérida, se quedó en la ciudad esperando la reparación del automóvil.
Hemigway y su comitiva, mientras andaban por la Calle Mayor, fueron reconocidos por varios que lograron quitarle un autógrafo. Cansado, Ernest regresó al hotel, pero ya era conocida su presencia y la Radio Béjar lo estaba esperando para entrevistarlo. En un momento dado se excusó, diciendo que se iba a descansar; pero en realidad se fue al bar con sus acompañantes y bebió hasta que tuvo que ser llevado en andas a su habitación. Al día siguiente, tras comprar los periódicos, se marchó.
La entrevista radial fue grabada y posiblemente sobreviva en los archivos de Radio Nacional de España. De su contenido se conoce poco, aunque sí ha trascendido la respuesta de Hemingway al preguntársele su impresión sobre Béjar. El Premio Nobel de Literatura fue muy conciso. “Es pequeña y aburrida”, dijo. Nadie se atrevió a decirle que estaba equivocado. Mary impuso una sonrisa forzada y al subir al automóvil todos lo vieron alejarse como si se tratara de un fantasma que sólo había interrumpido la quietud de una ciudad donde la vida era algo de todos los días.


(*)Psicólogo social, periodista, escritor, docente argentino.  Investigador sobre la vida y obra de Ernest Hemingway, responsable del sitio: www.lapipadehemingway.blogspot.com
Este texto fue escrito especialmente para HUM BRAL.

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