De nuestros vanos intentos por conocer a
Don Miguel de Cervantes y Saavedra
antes de su muerte
Ángel Juárez Masares
La noticia que el escriba, soldado, y aventurero, Miguel de Cervantes y Saavedra estaba muy enfermo nos llegó mientras salíamos de una aldea en busca de nuevas aventuras, ante lo cual decidimos volver sobre nuestros pasos para dirigirnos al lugar dónde agonizaba. Para ello compramos dos mulas y metimos en una alforja un odre de vino y algo de queso para el viaje. Satisfacer nuestras necesidades terrenales nos permitiría colmar la apetencia espiritual que nos impelía a conocer los pormenores de su muerte.
Tres días con sus noches viajamos por llanuras y roquedales, y al amanecer del 22 de abril de 1616 avistamos la aldea donde a cuyas afueras se levantaba el Convento de La Trinitarias. Allí , piadosos monjes asistían espiritualmente al hombre, pues físicamente la suerte estaba echada.
Miguel de Cervantes y Saavedra (Alcalá de Henares, 1547-Madrid, 1616) Escritor español. Cuarto hijo de un modesto médico, Rodrigo de Cervantes,y de Leonor de Cortinas, vivió una infancia marcada por los acuciantes problemas económicos de su familia,que en 1551 se trasladó a Valladolid, a la sazón sede de la corte, en busca de mejor fortuna. |
Llegado que hubimos al lugar, la ansiedad aventó nuestro cansancio e intentamos infructuosamente acercarnos a su lecho de muerte. Nuestros ruegos y plegarias fueron vanos ante la determinación de los religiosos, quienes tras largos y tensos cabildeos, nos permitieron llegar hasta la celda con la condición de permanecer de pié y en silencio en el rincón más oscuro del recinto.
Así lo hicimos, para ver cómo el moribundo burlábase del tiempo dictando una carta a un Caballero que decía:
“Mi vida se va acabando y al paso de las efemérides de mis pulsos, que, a más tardar, acabarán su carrera este domingo, acabaré yo la de mi vida [...]. Adiós gracias; adiós donaires; adiós, regocijados amigos: que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida”.
El viernes 22 de abril, Miguel de Cervantes rinde el último suspiro. Al día siguiente, en los registros de San Sebastián, su parroquia, se consigna que su muerte ha ocurrido el sábado 23, de acuerdo con la costumbre de la época, que sólo se quedaba con la fecha del entierro: como se sabe, es ésta última la que se conoce hoy en día, y en que se celebra cada año en España el Día del Libro. Cervantes fue inhumado en el convento de las Trinitarias, según la regla de la Orden Tercera , con el rostro descubierto y vestido con el sayal de los franciscanos.
Nosotros partimos sin hablar, porque después de asistir a un suceso tan significativo para la historia de la humanidad, poco es lo que se puede decir que no sea irreverente. De ese episodio atrapamos nuestro amor por la escritura, y aún convencidos que no habrá de alcanzarnos la vida para utilizar este idioma en forma siquiera medianamente aceptable, lo intentamos todos los días, más no sea en honor a ese Genio que vimos partir en busca del estado puro del alma humana.
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