viernes, 29 de julio de 2011

Libros para ser libres

3 de agosto de 1815

Dámaso Antonio Larrañaga propuso al Cabildo la fundación de una Biblioteca Pública. Contaba para ello con todos sus libros y con los varios amigos "que han aplaudido mi proyecto". Se ofrecía gratuitamente como Director y solicitaba un edificio adecuado para instalarla. La iniciativa fue recogida de inmediato y trasmitida a Artigas, para dignificarla con el sello de una "sanción tan respetable". Artigas contestó manifestando: "Conozco las ventajas de una Biblioteca pública y espero que V.S. cooperará con su esfuerzo e influjo a perfeccionarla. Dará gracias a tan virtuoso ciudadano, prestándole mi íntima cordialidad y cuando dependa de mi influjo para el adelantamiento de tan noble empeño". Ordenando darle ese destino "si aún se halla en esa ciudad" a la biblioteca del finado cura Ortiz que la había legado a la de Buenos Aires, y que igualmente se dedicara a ese objeto "toda librería que se halle entre los intereses de propiedades extrañas".

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