Un aviador uruguayo
en dos guerras
Diego Lascano
Alberto Etchepare corresponsal de guerra
y voluntario uruguayo en el bando republicano durante la Guerra Civil
Española, cita en su obra El Quijote Fusilado esta expresión del joven aviador
oriental Luis Tuya: "Solamente quiero un avión. ¡Yo no cobro por defender
la justicia!". Estaba solicitando su incorporación a las Fuerzas del Aire
de la República ,
en 1936, dejando en claro que él no era un mercenario.
Nacido en Mercedes en 1907, Luis Tomás
Tuya Martínez fue cautivado en su infancia por los aviones. Al parecer, en
setiembre de 1912, con motivo de las exhibiciones de vuelo realizadas en esa
ciudad por el italiano Bartolomeo Cattaneo, el pequeño Luis se las ingenió para
acompañar al famoso aviador por algunos minutos en su Blériot, previo pago de
su "pasaje".
Años después ingresó al Ejército
Nacional como soldado y, a lo largo de 1928, realizó el curso de piloto de
tropa de la Escuela
Militar de Aviación. En marzo de 1929 obtuvo su licencia,
pero no continuó la capacitación para graduarse como aviador militar.
Tuya se enroló como voluntario en el
Arma Aérea Paraguaya, al igual que su compatriota Benito Sánchez Leyton, incorporado
en diciembre de 1932 como teniente segundo honoris causa. Se sumaron al
contingente de pilotos extranjeros que incluía dos argentinos, un ruso y un
italiano que luchaban del lado paraguayo. Ambos uruguayos comenzaron a operar
en 1934 en la Escuadrilla
de Reconocimiento y Bombardeo. El 23 de mayo, Sánchez Leyton resultó herido de
gravedad por fuego de tierra mientras piloteaba su Potez 25, en misión sobre
Cañada Esperanza (hoy Strongest, Paraguay). Con más de un centenar de impactos
en el fuselaje, el observador, capitán Job von Zastrow, debió aterrizar el
avión pues el aviador uruguayo había perdido el conocimiento por la hemorragia.
Al día siguiente, Tuya suplió a su compatriota y, junto a von Zastrow, se elevó
en el mismo Potez, acompañado por otro aparato similar. Su misión consistía en
arrojar doce barras de hielo desde unos 30 metros de altura a las
tropas paraguayas del Batallón Estigarribia, cercadas durante la Batalla de Cañada
Strongest.
Esta misión puede parecer ridícula. Pero
en la Guerra
del Chaco el agua era tanto o más valiosa que el armamento y las municiones.
Roa Bastos, en su novela Hijo de Hombre, pone en boca del entonces teniente
coronel Estigarribia una frase que sintetiza la esencia de este conflicto:
"Ésta va a ser una guerra de comunicaciones (...). Triunfará el ejército
que consiga dominar las comunicaciones del enemigo. Sobre todo, el que consiga
llevar agua a sus líneas. Porque ésta va a ser la Guerra de la Sed. "
Para el 8 de julio de 1934 se había
planificado un bombardeo masivo con cuatro aviones Potez sobre las posiciones
bolivianas en Ballivián. En consecuencia, por lo escaso de las plazas a ocupar,
Tuya le solicitó al comandante de la escuadrilla, capitán Isidoro Jara Cardozo,
tomar parte en esa crucial operación: "Yo vine a defender el derecho y la
justicia del pueblo de mis amores, es más, mi compañero, el teniente Sánchez
Leyton, se encuentra ya herido de gravedad, y yo mi capitán no quisiera
regresar al Uruguay sin llevar cicatrices de fuego en mi cuerpo. Por favor desígneme
como piloto en esta misión."
Los bombarderos fueron cargados cada uno
con veinte "piñas" (bombas de 14,4kg. fabricadas en Paraguay) y
partieron hacia su destino. Ya sobre el campo de aviación de Ballivián,
liberaron parcialmente su carga, destruyendo en tierra tres de los siete
aviones Curtiss Osprey bolivianos. Los cuatro restantes pudieron despegar y
dieron inicio a un recio combate aéreo mientras los Potez bombardeaban las
posiciones bolivianas. La formación cerrada de los paraguayos, en vuelo a baja
altura, y el volumen de sus bocas de fuego disparando al unísono, neutralizaron
la acción de los Curtiss con un derribo confirmado. Por su lado, la artillería
antiaérea boliviana hirió a cuatro de los ocho tripulantes de los atacantes,
sin afectar el regreso de la escuadrilla a su base.
Tuya participaría en tres misiones más
de apoyo aéreo hasta diciembre de 1934: en la toma de Picuiba, en el cerco a la
6ta. División del Ejército Paraguayo en Ysypoirendá, y en los movimientos
preliminares de la Batalla
de Yrendagüé.
El 12 de junio de 1935, con la firma del
Protocolo de Paz en Buenos Aires, se estableció el cese el fuego de una guerra
que costó la vida a 35 mil paraguayos y a 60 mil bolivianos.
Dos meses después, el 22 de agosto,
durante el Desfile de la Victoria
en Asunción, Tuya integró el contingente de doce aeronaves del Arma Aérea
Paraguaya con su Potez 25 N°5 apodado "Don Zoilo". Al parecer, en el
transcurso de la parada, se distrajo en vuelo y con su hélice dañó la cola de
otro aparato similar. Los dos Potez se precipitaron sin perder el control,
aterrizando en una avenida de la capital paraguaya. El 27 de agosto de 1936,
Tuya y Sánchez Leyton fueron condecorados con la "Cruz del Chaco" por
los servicios prestados.
Tuya fue testigo de la defensa de los intereses
de la petrolera estadounidense Standard Oil por parte de tropas de diferentes
etnias del altiplano boliviano, que desconocían el inhóspito territorio y que
apenas podían entender las órdenes impartidas en español por sus oficiales,
entrenados en la disciplina prusiana. También lucharon por el lucro de la Royal Dutch Shell,
trust petrolero británico aliado a empresas y familias argentinas, propietarias
de gran parte del Chaco Boreal. No era casualidad que en los puertos argentinos
y uruguayos no se aplicara el embargo de armas decretado por Estados Unidos y la Sociedad de Naciones
cuando arribaba un cargamento con destino a Paraguay. Por otro lado, si bien
desde el aire no se observaban los verdaderos horrores de la guerra, Tuya vio
llegar a miles de moribundos, no sólo por los efectos del combate sino también
por los de los insectos y alimañas, tan letales como las balas. Así y todo,
decidió una vez más embarcarse en otra aventura bélica: la Guerra Civil Española
(1936-1939).
EN LOS CIELOS. republicanos. Sin contar
con los medios necesarios, Tuya preparó igualmente su viaje a España para
apoyar la causa de la
Segunda República , en defensa del sistema democrático
amenazado por la sublevación militar nacionalista. Al final pagó su pasaje con
el dinero de una colecta organizada por el periodista y poeta argentino
Cayetano Córdova Iturburu entre los obreros del diario Crítica de Buenos Aires,
dirigido por Natalio Botana.
De su arribo y sus consiguientes
movimientos durante el conflicto español sólo hay recortes y datos confusos. En
octubre de 1936, escribió desde Barcelona, probablemente a Córdova Iturburu:
"Consciente de la alta misión que se me ha encomendado, he de multiplicar
mis esfuerzos en beneficio de la causa trabajadora, que es la del Pueblo Español,
en pugna contra el despotismo, el clero, el militar y la ignoración (sic).
Seguro estoy de que no he de defraudar las esperanzas puestas en mí por los
obreros de Crítica (...)."
El corresponsal de guerra Etchepare
conoció personalmente a Tuya. Lo ubica en Valencia, haciendo las gestiones ante
el Ministerio de Marina y Aire para ser incorporado en las filas de las Fuerzas
del Aire de la
República Española (FARE), denominadas también como "La Gloriosa ". Más tarde
Etchepare sitúa al aviador uruguayo en las bases aéreas de Prat de Llobregat,
de Reus y de Aragón. En el frente de Madrid el piloto uruguayo derribó cuatro
bombarderos.
La investigación reciente del
historiador español Carlos Lázaro Ávila afirma que Tuya fue aceptado por las
FARE el 1° de diciembre de 1936, con el grado de teniente primero que obtuvo
durante la Guerra
del Chaco. Asimismo, menciona que participó en una misión de patrullaje en
Murcia, el 11 de febrero de 1937, con los españoles Leopoldo Morquillas Rubio y
Miguel Zambudio Martínez, a bordo de aviones Nieuport.
Más adelante, los especialistas no se
ponen de acuerdo y difieren acerca de la escuadrilla en la que Tuya habría
participado. Para abril de 1937, unos lo ubican en el Escuadrón Laca-lle, al
mando de Andrés García Calle (conocido como Lacalle). Otros, en la Escuadrilla Kosakov
del ruso Alexandr Petrovich Osadshii, alias Boris Kosakov. Ambas unidades
estaban equipadas con cazas soviéticos Polikarpov I-15 Chato. A causa de estas
imprecisiones se hace muy complejo seguir el derrotero y destino final de Tuya.
UNA MUERTE A DESENTRAÑAR. Existen al
menos tres versiones, poco o muy contradictorias entre sí, sobre la muerte de
Tuya. La primera de ellas, contemporánea a la desaparición del piloto oriental,
está consignada en la obra de Etchepare. Según este corresponsal, el aviador
tomó la noble decisión de inmolarse.
Apenas regresados a su base, después de
un vuelo de reconocimiento sobre el frente de Bilbao con la Escuadrilla 22 del
capitán Sampil, Tuya y otro camarada despegaron nuevamente casi sin combustible
para perseguir a una formación de bombarderos nacionalistas que se había
presentado sobre el campo aéreo. Luego de derribar tres aparatos enemigos, los
dos pilotos republicanos quedaron con sus tanques vacíos. Varela, su compañero,
se arrojó con su paracaídas y fue ultimado por los falangistas al tocar tierra.
Por el contrario, Tuya decidió no dejar escapar a otro de los trimotores y lo
impactó directamente con su caza, provocando una gran explosión y la inmediata
caída de ambos aeroplanos.
La versión de Etchepare, que se enteró
de la muerte de Tuya casi un año después de acaecida, resulta una
interpretación épica elaborada en base a hechos reales, probablemente tomados
de la prensa. Por ejemplo, había un capitán Sampil en las FARE pero era piloto
de pruebas en Sabadell, Cataluña, y no estaba en el frente de Bilbao en ese
período. Tampoco figuró en los listados de servicio de las FARE un aviador de
apellido Varela. Lo que sí se publicó en la edición del 25 de abril del
semanario madrileño Crónica, fue un escalofriante informe sobre el asesinato de
un piloto republicano derribado, acribillado por su verdugo mientras descendía
con su paracaídas. Por otra parte, hubo una colisión entre un caza de las FARE
y un bombardero en picado nacionalista, durante el combate aéreo del 17 de
abril de 1937 sobre el frente de Teruel. Al día siguiente, la Legión Cóndor ,
fuerza de intervención alemana al servicio de Franco, realizó una incursión
sobre Bilbao con dieciocho bombarderos. A pesar de la diferencia numérica, tres
cazas republicanos de la
Escuadrilla Vasca del capitán Felipe del Río lograron
interceptar y abatir a dos bimotores en las afueras de la ciudad.
Hay otras versiones. Los investigadores
españoles Jesús Salas Larrazábal, Juan Arráez Cerdá y Carlos Lázaro Ávila
coinciden en que el 16 de abril de 1937 Tuya volaba sobre el frente de Teruel
en su Polikarpov I-15, integrando la escuadrilla del ruso Boris Kosakov. En esa
misión fue interceptado por un grupo de tres cazas Heinkel He 51, al mando del
capitán Ángel Salas Larrazábal. Este as de la aviación nacionalista, que
regresaba a su base en Zaragoza, no tardó en arremeter sobre la formación
republicana. De inmediato persiguió a Tuya, que picó su biplano para evadir el
ataque, aunque sin éxito. Por lo tanto, alcanzado por los cañones de Salas, el
Polikarpov se precipitó a tierra en Puerto Escandón y estalló en llamas sin que
el aviador uruguayo pudiera abandonar el aparato.
Extractado
de “El País Cultural”, suplemento semanal del Diario uruguayo “El País”.
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