sábado, 21 de abril de 2012

Cementerio clandestino


Foto extraída de www.eldiario.com.uy
El nuevo hallazgo de restos óseos en las entrañas del Batallón de Paracaidistas Nº 14 de Toledo, a escasos metros de la fosa donde se encontraron los restos del maestro Julio Castro, abrió la posibilidad de que la zona sea un cementerio clandestino de la dictadura.
El trabajo del Equipo de Antropología Forense de la Udelar en una zona situada a los fondos del Batallón Nº 14, conocida como “los campos de Vidiella”, permitió el hallazgo en octubre de 2011 de los restos de Castro y en marzo de 2012 de los restos de Blanco.
En este sentido, el jefe del equipo de antropólogos, José López Mazz, aseguró que el nuevo hallazgo demuestra que “esta zona es importante y posiblemente sea el cementerio clandestino del cual hablaban los represores”. López Mazz refiere al posible hallazgo de “Arlington”, denominación utilizada por los militares para señalar un cementerio clandestino de la dictadura.
Los trabajos en el Batallón Nº 14 comenzaron tras una disposición del juez Penal de 2º Turno, Pedro Salazar. El magistrado valoró diversas pruebas que daban cuenta de posibles enterramientos en la zona, como el hallazgo en 2009 de pequeños fragmentos óseos y la constatación de movimientos de tierra. Asimismo, los antropólogos recibieron la versión de vecinos de Toledo “que vieron las máquinas trabajando entre 1984 y 1985, buscando cuerpos”, señaló López Mazz.
La búsqueda de restos por parte de militares sería la conocida “Operación Zanahoria”, por la cual se procuró el desenterramiento de los cuerpos de los desaparecidos. “Las expectativas bajan en la medida que, según numerosas versiones, fueron retirados muchos cuerpos, pero nos interesaba encontrar restos residuales o cuerpos que se les hubieran escapado”, afirmó. Los trabajos permitieron recuperar dos cuerpos completos.

Mismo patrón
Foto extraída de www.subrayado.com.uy
López Mazz explicó en el momento del hallazgo, que los dos cuerpos hallados en el Batallón Nº 14, el de Castro y el de Blanco, tenían “el mismo patrón de enterramiento”, situándose a solo cincuenta metros de distancia uno de otro. En este sentido, destacó que la fosa de Blanco, de un metro de profundidad, fue excavada en la piedra (“cuando hicieron la fosa llegaron a la piedra y siguieron con alguna herramienta unos 30 o 40 centímetros”).
El enterramiento fue similar al de Castro: la excavación conformó un lecho de roca, lo cubrieron con cal, tras lo cual se arrojó el cuerpo y nuevamente cal, como forma de acelerar el proceso de descomposición del cuerpo.


Foto extraída de AFP

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