Cuando un dolor duele
mas que otro
Ángel Juárez Masares
En su informativo del mediodía del jueves pasado, Canal 13 de la República Argentina
ponía en pantalla un gran titular donde se leía: “El drama de Xuxa”.
Seguidamente el conductor anunciaba con voz “transida de dolor”, que la
conocida cantante-presentadora- y estrella de la TV brasileña había llegado a Buenos Aires
acompañando a su madre quien iba a ser sometida a un tratamiento médico a causa
de su mal de Parkinson. Hasta aquí la noticia.
Sin embargo, y mas allá del enfoque que las Empresas periodísticas
estimen conveniente darle a cada tema, lo que activó nuestra reflexión fue el
recuerdo de otro programa emitido por la
TV argentina días atrás, donde se mostraba la miseria en que
viven hoy los indios Tobas en una zona del Chaco conocida como “el
impenetrable”. Cabe señalar que ese nombre se debía a los extensos montes
nativos que cubrían miles de kilómetros cuadrados, y que actualmente están
desapareciendo debido a la tala indiscriminada (y no precisamente por los
nativos).
Allí sobrevive la comunidad Wichí (también Wichi), quienes sufren el
avasallamiento cultural de una sociedad que los rechaza y desprecia luego de
apropiarse de sus tierras.
Las familias están compuestas por muchos hijos, abuelos, tíos,
sobrinos, y primos, y pasan sus días conviviendo con perros, gallinas, y
algunos cerdos; alimentándose de una especie de tuna que crece en el lugar,
avasallados por la vinchuca, enfermos de “Mal de Chagas”, bebiendo agua que
recogen de charcas barrosas, y esperando una caja con alimentos que les manda
el Estado una vez al mes, y cuyo contenido es tan exiguo que bien podría ser
consumido por una sola persona en un par de días.
¿Qué tiene esto que ver con la madre de Xuxa? Se preguntará usted a
esta altura de la lectura.
Nada, es verdad. Tiene que ver con la actitud del hombre ante el dolor
ajeno. Nadie cuestiona que la
Estrella brasileña –o cualquiera que tenga los medios para
hacerlo- atienda la salud de los seres que ama. Lo que nos rechina es la
injusticia, el desfasaje social, la indiferencia de quienes deberían “distribuir la riqueza”.
Naturalmente que estas cosas deben tomarse en un contexto universal; la mención
a la comunidad Toba fue solamente el disparador de esta reflexión. Pasa en
muchos países de América Latina; en África, donde las etnias nativas mueren de
hambre encima del petróleo y los diamantes, y pasa en las ciudades mas grandes
de los países industrializados.
¿Qué no estamos descubriendo nada? Sin duda que es así, pero si volvemos
por un momento al “drama de Xuxa”, deberíamos tener presente el drama de
“Pedro, María, de Juan, y José”, parafraseando a Daniel Viglietti cuando en una
de sus canciones universalizó al “hombre” en estos cuatro nombres propios.
Sabemos que a cada minuto mueren seres humanos en el mundo a causa del
hambre, y por esa misma razón es que nos molesta el tratamiento periodístico de
“el drama de Xuxa”.
¿Acaso el dolor de unos es diferente al dolor de otros? ¿Qué del drama
de niños y ancianos que viven en la calle? ¿Qué del drama de los adictos? ¿Qué
de los abandonados? ¿Qué de todos aquellos cuyo dolor no amerita un titular en
la tele?...
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