- Don
Juan Carlos Blanco Valiente, recuerda a su hermano, Ricardo, luego de 34
años de silencio y ausencia.
Aldo Roque Difilippo
Juan Carlos Blanco Valiente (87 años) recordó
a su hermano como un hombre sencillo, con convicciones políticas fuertes que lo
llevaron a proteger a sus seres queridos aún a riesgo de su vida. “Vos de lo
que pasa acá no me preguntés nada” le dijo Ricardo cuando Juan Carlos lo fue a
visitar al Cuartel de Mercedes, en una de sus detenciones. Después Juan Carlos
lo visitaría en San José, y posteriormente cuando lo detuvieron en Montevideo
ya no supo nada más de él.
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Don Juan Carlos, junto a su hija,
María Elena, y su esposa Alba Cáceres.
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Pasaron 34 años
para que Juan Carlos tuviera noticias de su hermano, pero esta vez fue al abrir
el diario, para enterarse que en el Batallón 14 habían encontrado sus restos,
en una tumba clandestina. Nadie lo llamó para avisarle, ni familiares, ni
integrantes de la Comisión Memoria
y Justicia, o del Gobierno; siendo que es el único hermano vivo.
A los 87 años, y
luego de 34 de ausencia, Juan Carlos
recibió semejante noticia por la prensa, enterándose que los restos de su
hermano regresarían al terruño natal.
En su casa,
junto a su esposa Alba Cáceres (87años) con la que
llevan 67 años de casado, y su hija María Elena, recibió a HUM BRAL para rememorar aquellos lejanos años de la niñez y
adolescencia de Ricardo.
Panadería, fútbol y Escuela
“Él era un niño y yo un jovencito cuando me llevaba cartas a una
novia que tenía”. “¡A mi no era! Mirá
como se descubren las cosas” comentó a su lado doña Alba, su esposa de toda la
vida. “Dame, que te llevo la carta” le decía Ricardo, para volver corriendo con
la respuesta.
Con apenas 10 años, Ricardo comenzó a trabajar en una Panadería,
sin dejar de ir a la Escuela.
“Que estaba frente al Cuartel” (N° 7).
Ya adolescente “jugó al fútbol en
Independiente. Jugaba bastante bien, era entreala. Jugó poco tiempo porque
después entró a la fábrica de dulce de Lapido, donde llegó a estar entre 4 y 5 años. Allí lo querían mucho, era muy
dado, de hacerse querer enseguida por la gente. En esa época andaría por los 18
años”.
Después Ricardo ingresó a trabajar en la UTE, pero desde muy joven ya
había comenzado a incursionar en actividades políticas, dentro del Partido
Colorado, en la lista 15-40, ya que “todos (en su familia) militábamos en ese sector”,
recuerda Juan Carlos.
Aunque de familia colorada
Ricardo trabó amistad con “un hombre” del cual Juan Carlos no recuerda su nombre, que lo
terminó cambiando de partido. Ese hombre “era del Partido Comunista” e “iba
todos los días a mi casa. Mi madre le tenía un odio”, porque “le llevaba libros”.
Juan Carlos recuerda a su hermano como “muy amistoso”, y pese a
Ricardo nunca logró convencerlo de que abandonara el Partido Colorado, se veían
diariamente por el afecto que los unía. “Quería convencerme” recuerda Juan
Carlos entre risas, “y yo le decía que en algunas de las cosas compartía con él
y en otras no estaba de acuerdo. Yo compartía con él ese espíritu de querer que
la gente viviera mejor”. Acotando
“siempre estuve convencido que mi hermano luchó por mejorar las
condiciones de la gente”.
Un hombre del Cuartel
Previa a su estadía en Montevideo, Ricardo fue detenido por los
militares en Mercedes. Estuvo preso en el ex Cuartel “Gral. Luna” (Batallón de
Infantería N° 5), donde actualmente está enclavada la Terminal de Ómnibus. Allí
“fuimos a visitarlo” recuerda Juan Carlos. “En el Cuartel, cuando le tocaba el
turno, lo llevaban a una casilla y a través de un vidrio podía hablar con él.
Pero cuando le preguntaba por cómo estaba pasando, me decía que no le
preguntara esas cosas, ni de sus actividades. Nunca quiso hablar de ello. Y en
San José fue igual”. Intentando obviamente que no quedaran involucrados en esa
situación. Aunque a la casa de Juan Carlos, ubicada en el barrio Cerro de
Mercedes, por esa época solía llegar “un hombre del cuartel”, vecino del barrio
a pedirle presupuesto por algunos trabajos de plomería, recuerda María Elena,
la hija de Juan Carlos. “Que necesitaban hacer una conexión en la casa, y le
pidió cosas de cañería”. Después “nos dimos cuenta que podría ser para comparar
la letra” con algún documento confiscado. “Era “El Catalán”, “La Gallina” Castromán” quien
“venía a preguntarnos por datos de material para cañería” por “un trabajo que
nunca trajo”.
Última visita
El 11 de enero, 15 días antes que lo detuvieran en Montevideo, Ricardo Blanco llegó a Mercedes
al cumpleaños de 15 de su hija Cristina.
“Yo fui a ese cumpleaños” recuerda Juan Carlos “pero conocía a muy poca gente
porque había amigos de él, de la señora, de la hija”. Apuntando “alguien le
avisó (a Ricardo) que venían a detenerlo, y se fue de golpe en una bicicleta
que había allí. Cuando llegaron ellos ya se había ido, pero después lo
detuvieron quizá en la casa de Medina, que trabajó mucho en la
UTE. Era muy amigo de él, creo que lo
detuvieron después que Medina le prestó otra bicicleta”.
La escasa información que Juan Carlos tuvo de su hermano fue a
través de Carlos Aguilera, quien trabajó
con Ricardo en el almacén que montó en Montevideo, y que fueron detenidos en el
mismo operativo (ver HUM BRAL: http://humbral.blogspot.com/2012/05/carlos-aguilera-ledebo-la-vida-ricardo.html
), “y otro hombre que estuvieron presos
con él. Nos dijeron después que ellos estaban vivos porque mi hermano cargó con
todas las culpas”.
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Más información sobre este
tema:
Edición especial de HUM BRAL, Ricardo Blanco, al rescate de la
dignidad:
Carlos Aguilera: “Le debo la vida a Ricardo Blanco”.
Shopping con pasado triste: Historia del Cuartel General
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Vivencias del horror: Esa estuvo presa
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