sábado, 16 de junio de 2012

Florencio Sánchez continúa generando polémica, aunque quizá contra su voluntad. El nombre oculto tras el seudónimo  “Jack”, o “Jack (sin destripador)”, atribuibles durante años a Sánchez, generaron la polémica en los últimos días a raíz de una nueva investigación presentada en Montevideo. A continuación transcribimos un par de artículos publicados en el diario montevideano La diaria.







Mi bisnieto el dotor



Polémica por falso pseudónimo de Florencio Sánchez.

 
Paralelamente a su carrera como dramaturgo, Florencio Sánchez escribía en la prensa y continuó haciéndolo durante varios años. Allí empleó su firma y también recurrió a algunos heterónimos como Ovidio Paredes, Miss Elliot, Mochito, Bruno Pajares y Luciano Stein. Cuando era adolescente, además, firmó artículos como “Jack” y “Jack (sin destripador)” en el diario La Voz del Pueblo, de Minas. Estos pseudónimos dieron lugar a una especulación: se creyó que ciertos textos firmados por Jack the Ripper (Jack el Destripador) y publicados entre 1899 y 1903 en revistas de Montevideo ("La Alborada") y Buenos Aires ("Caras y Caretas") habrían sido también de autoría de Sánchez.
La idea, formulada por el argentino Federico Mertens en 1913 (tres años después de la muerte de Sánchez), cobró firmeza tras la inclusión de algunos textos de Jack The Ripper en antologías, como "Florencio Sánchez: vida y creación", publicado por Julio Imbert en 1954, a pesar de que en 1939, en el libro "Vida de Florencio Sánchez", el investigador uruguayo Fernando García Esteban disociaba al dramaturgo uruguayo de ese pseudónimo. En 1975, el investigador Roberto Ibáñez, en la Revista de la Biblioteca Nacional, arrojó más pruebas a lo aportado por García Esteban y concluyó que tras Jack The Ripper se ocultaba en realidad un cronista ecuatoriano.
El 10 de mayo, sin embargo, el profesor uruguayo Nicasio Perera San Martín dio una conferencia en la Biblioteca Nacional, que fue anunciada por La República con el titular “Descubren que Florencio Sánchez no escribió artículos que le atribuyeron”. Tras la conferencia, el investigador Daniel Vidal le recordó a Perera los aportes de García Esteban y de Ibáñez, que Perera habría desestimado.
“El único aporte de Perera es indicar el nombre del autor ecuatoriano que firmaba como Jack The Ripper: Antonio Campos”, dice Vidal, quien escribió una carta abierta refiriendo su diálogo con Perera. La carta está disponible en http://ladiaria.com.uy/UBB .

La semana pasada Búsqueda recogió la versión de Perera en una nota titulada “Se equivocaron y la siguieron pifiando”. Allí dijo a Silvana Tanzi que Roberto Ibáñez no intentó saber quién era Jack The Ripper. Ibáñez, sin embargo, tras distinguir el estilo de Jack the Ripper del de Sánchez e investigar sobre los localismos de su prosa, afirmó que el autor de los textos era “un borrajeador del Pacífico; un ecuatoriano, inequívocamente; un cronista guayaquileño, en definitiva. Sus páginas, que circularon en varios países, fueron a veces aclimatadas por algunos de sus comedidos compiladores -en Chile, por lo pronto, si el hombre no residió allí”. Para Perera, que Ibáñez no nombrara a Campos fue un acto de “soberbia inadmisible”.
Verosimilitud
Vidal, profesor del departamento de Literatura Uruguaya y Latinoamericana en la Facultad de Humanidades (Udelar), publicó en 2010 el libro "Florencio Sánchez y el anarquismo" y el año pasado fue el encargado de seleccionar y editar "Prosa urgente", de Sánchez, que pasó a integrar la Colección de Clásicos Uruguayos. En el prólogo de ese libro, Vidal aborda el problema de la autoría en Sánchez, y tras dar cuenta de los estudios de Ibáñez, justifica la inclusión de textos de Jack The Ripper en su compilación -que reúne la mayoría de la obra no teatral de Sánchez, como las "Cartas de un flojo", "El caudillaje criminal en Sudamérica", artículos periodísticos, narraciones, correspondencia y cartas públicas- en el convencimiento de que deben realizarse análisis lingüísticos más profundos antes de separarlas definitivamente del corpus del escritor.
Según dijo a la diaria, Vidal no cree que los cinco textos publicados por Imbert pertenezcan a Sánchez; de todos modos, afirma que “su inclusión en antologías, con todo, desde el error de atribución de autoría, remite a un fenómeno de escritura y de lectura revelador”.

“Se trata de textualidades admisibles en un corpus de discursos que comparten temas y formas más o menos comunes: peripecias del hombre de la calle, el absurdo de la burocracia estatal y de la justicia, la inoperancia de la política o la vanidad de la academia. El o los autores de estos textos practican una escritura naturalista con fuertes ingredientes coloquiales y populares pero dentro del rango de lo respetable y hasta neutro, sin caer en lenguaje soez ni en localismos comprensibles sólo para grupos, gracias, a veces, a los recortes aplicados por los editores-censores en sucesivas reediciones. Comparten, en especial, el tono liviano e irónico, la picardía punzante que ataca pero no destruye. Son escritos circulantes en revistas y periódicos de corte liberal, más o menos radicales, más o menos populares, apetecibles para sectores medios y nuevos alfabetos”, dice.
“En paralelo, conviene advertir una recepción ‘impositiva’ que hizo emigrar textos adventicios hacia el patrimonio del uruguayo y esto incluye al microsistema anarquista montevideano que con cierto énfasis no dudó en reproducir al menos uno de los relatos en cuestión, ‘Ciencia política’, es cierto que publicado en el también anarquista "El Sol" en 1901, pero también tempranamente en los montevideanos "El Trabajo" (1901) y tardíamente en "El Anarquista" (1913), "La Acción Obrera" (1919) y "El Picapedrero" (1919)”. En todo caso, Vidal cree que la autoría de los textos de Jack The Ripper es “un fenómeno lateral”. “No creo que su inclusión o exclusión modifique el patrimonio discursivo de Sánchez, como sí lo modificó, radicalmente, la primera edición -y estudio- de la obra "¡Ladrones!" por parte de Eva Golluscio de Montoya en 1996”, dice Vidal.
Nicasio Perera (San José, 1937) se doctoró en Poitiers y fue profesor de literatura hispanoamericana en la Universidad de Nantes, donde investigó sobre Felisberto Hernández y Roberto Arlt, entre otros rioplatenses. Hace dos años publicó en Buenos Aires "Florencio Sánchez: el escritor en su centenario", pero allí no incluye su investigación sobre Jack The Ripper.


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Respuesta de Perera a Vidal

Saint-Herblain, 1° de junio de 2012. Sr. Director de BUSQUEDA

Sr Director de LA DIARIA


Ante las publicaciones aparecidas el 31 de mayo (BUSQUEDA) y el 31 de mayo y el 1° de junio en LA DIARIA, referidas a mi conferencia del día 10 de mayo en la Biblioteca Nacional, les ruego publiquen las siguientes precisiones:
Yo estuve presente en Montevideo entre el 18 de abril y el 29 de mayo. Resulta por lo menos llamativo que se desate una polémica veinte días después de la conferencia, dos días después de mi regreso a Francia, y que en ella intervenga la redacción de LA DIARIA, que hasta entonces no se había ocupado del asunto.
Mi intervención fue presentada como un informe sobre una investigación que insumió más de un año, comenzó en Montevideo, y se desarrolló en Francia, en Madrid y en Guayaquil. De ella deducía una lección de modestia, puesto que la misma derivaba de un error contenido en mi libro Florencio Sánchez. El escritor en su centenario (Buenos Aires, Simurg, 2010).
Dicha investigación dio lugar a la redacción de un artículo que obra en poder de la Biblioteca Nacional de Montevideo y del GETEA de Buenos Aires (vinculado a la Facultad de Humanidades de Montevideo) desde principios de enero.
Es evidente que no soy responsable de los términos en que la prensa puede haber anunciado o comentado mi charla. Yo no anuncié ningún “descubrimiento”, aunque sí reivindico el honor de haber sido el primero en señalar al escritor ecuatoriano José Antonio Campos como autor de los textos firmados “Jack the Ripper” atribuidos a Florencio.
Reconozco la “sorpresa” a que alude el Prof. Vidal ante su intervención después de mi conferencia. Su lectura de dos o tres páginas escritas a máquina, o impresas, suponía un conocimiento de mi artículo, inédito que yo no le había comunicado. Falta saber quién lo hizo.
El Prof. Vidal se escuda en la defensa de Roberto Ibáñez. Yo lo ataqué:
por no haber citado siquiera a Walter Rela, autor de la atribución de los textos de ALBORADA. Es evidente que Ibáñez, en 1975, le respondía a Rela (Bibliografía de 1973) y no a Imbert (1954).
Por no haber citado siquiera las ediciones de Cúneo (1964), de Danero (1964), de Lafforgue (1968) que contienen textos de “Jack the Ripper” y que han tenido mucha mayor difusión que la biografía de Imbert, consultada por los especialistas.
Por caracterizar de manera grotesca a “Jack the Ripper”, un escritor reconocido y respetado en Ecuador.
Por difundir un “chisme de pueblo” sobre la supuesta condición de “específico” de Sánchez.
Por no haber consultado el fichero de la Biblioteca Nacional, donde estaba la solución. (Crítica igualmente válida para Walter Rela).
Pelillos a la mar: Prof. Vidal, el texto en que se alude a los poetas ecuatorianos es “Tertulias de botica. Cencerrada candilesca” (ALBORADA, 08.02.1903), y no “Oros son triunfos” (ALBORADA, 02.12.1900), como Ud. parece creer. Dese una vueltita por la Biblioteca Nacional, ya que mi malhadada conferencia no le permitió comprender los peligros del citar “de boquilla”.
Dejo mucha cosa en el tintero, pero quiero terminar con dos preguntas: Prof. Vidal, ¿cuándo va a reconocer públicamente que, a pesar de sus convicciones sobre las afirmaciones de Roberto Ibáñez, Ud. también publicó los cinco textos de “Jack the Ripper”, como de Florencio Sánchez ? ¿cuándo va a pedir públicamente excusas a toda la plana de autoridades que figuran como responsables de su edición, UNA EDICION OFICIAL, y al pueblo uruguayo, que la financió? No nos venga ahora con el cuentito de las “textualidades admisibles…”
Nicasio Perera San Martín 

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