MAESTRO DE LA JUVENTUD
José Enrique Camilo Rodó Piñeyro nació en
Montevideo el 15 de julio de 1871, y murió en
Palermo, Italia, 1 de mayo de 1917. Era un intelectual,
activo en la política de su país y ensayista uruguayo cuyas obras señalaron el
malestar finisecular hispanoamericano con un estilo refinado y poético, típico
del modernismo. Sus ideas fueron basadas en un aprecio de la tradición
greco-latina.
Miembro de una familia de la alta burguesía uruguaya,
aprendió a leer a la temprana edad de 4 años, con la ayuda de su hermana, y
desde entonces fue un apasionado lector. Su desempeño escolar presentó
altibajos desde un primer momento. Inició sus estudios en el prestigioso Liceo
Elbio Fernández de Montevideo donde se interesa principalmente en la historia y
la literatura, al que ingresó en 1882, debió pasar al año siguiente a otro
oficial, por problemas económicos de su familia debido a algunos fracasos de
negocios de su padre, y comenzó a trabajar a los 14 años debido a la muerte de
su padre, desempeñándose como ayudante en un estudio de escribanos. Desarrolló
su faceta periodística y desde 1895 se publican poemas, artículos suyos en
periódicos, y algunos artículos dedicados a la crítica literaria en
la Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales (1895-1897),
que funda con otros intelectuales uruguayos. En 1896, en el mismo órgano,
publica dos ensayos, "El que vendrá" y "La novela nueva",
que unidos a otro artículo publicaría en 1897 bajo el título "La vida
nueva". En estos ensayos Rodó se propone analizar algunos de los aspectos
que contribuyen al sentido de malestar prevaleciente en su época. Ofrece una
alternativa espiritual con la esperada llegada de un redentor que pueda establecer
una nueva vida basada en el amor, la armonía y la paz.2
Nunca terminó sus estudios universitarios, aunque en 1898
su fama de escritor y pensador era tal que fue nombrado profesor de literatura
en la Universidad
de Montevideo, hoy Universidad de la República.
Ingresa a la vida política activa como miembro
del Partido Colorado de José Batlle y Ordóñez y
desde 1902 se desempeña como diputado por Montevideo, por tres
períodos.
Luego de escribir “Liberalismo y Jacobinismo” y como
consecuencia de diversos antagonismos se distanció de Batlle. Sus ensayos,
signados por la defensa del americanismo y la crítica a la cultura
norteamericana, tuvieron extraordinaria
difusión: Ariel (1900), Motivos de Proteo, El mirador de
Próspero.
Murió abandonado en un hotel de Palermo, Sicilia, cuando
se desempeñaba como corresponsal de la revista argentina Caras y Caretas.
Sus restos fueron trasladados a Montevideo en 1920. Su tersa prosa y su agudo
pensamiento han influido sobre generaciones de toda América.
Todas sus actividades políticas como miembro del Partido
Colorado lo llevan como diputado por Montevideo a la Cámara en 1902, luego que
renuncia en 1905, pues estuvo desilusionado de la realidad política de su país.
En 1907 vuelve a la política otras dos veces cuando es elegido diputado en 1908
y en 1910. Durante 1904-1907 tuvo un problema de la salud, una crisis anímica.
A pesar de su pesimismo hacia la vida, escribió "Motivos de Proteo"
que es una serie de artículos didácticos y que tienen un tono optimista y un
idealismo templado. Uno de los tópicos fundamentales es el término de
regeneración donde cada individuo tiene que aspirar a la perfección y a ideales
desinteresados desarrollando en el proceso un balance armónico. Los consejos
morales y éticos se dan en muchos casos por medio de parábolas. En 1915, se
dedica a las obras de Darío, Bolívar y Montalvo. Luego cuando su salud se
empeora, emprende el siempre soñado viaje a Europa designado como corresponsal
de la revista argentina "Caras y caretas". Entre 1916-1917, las
impresiones de sus viajes por España, Francia e Italia se publican en la
revista. Los artículos publicados tenían un tono melancólico, llenos de
desilusión y tristeza. Muere abandonado en un hotel en Palermo, Sicilia, y sus
restos fueron trasladados a Montevideo en 1920.3
El movimiento latinoamericano de la Reforma
Universitaria iniciado en 1918, consideró a Rodó como uno de los
"maestros de la juventud".
1 comentario:
Rodó puso su admirable talento y la belleza de su prosa helénica al servicio al genio del espiritu y del humanismo etéreo , Ariel, en cierta confrontación con Calibán,su opuesto alter ego, hegemónico de lo material. Los exégetas han exagerado y nos pasaron desde niños y jóvenes en escuelas y liceos esa idea mutilada.Por lo menos.Era, cierto, arielano, pero no despreciaba tan -tan a Calibán que los trabajos de José Enrique sobre los problemas sociales a solucionar debían ponerse, también y armoniosamente , bajo la advocación calibaniana.
Mientras tanto seguimos pretendiendo un solitario y fantasmal con Arielito...y hoy el Uruguay debe buscar recostarse en el tutor de Calibán...que hace mucho frío y hay gente con hambre, sin escuelas, hospitales confiables ni trabajo sustentable, salvo la triste e inicua mendicidad oficial y la recolectora de tachos públicos.
Publicar un comentario