El “tesoro”
enterrado
en la playa Los Vascos
Ni monedas de oro o plata, ni cristales preciosos, ni loza
inglesa, sólo había una barra de hierro, una botella de cerámica sin pico y un
bolón de vidrio. Esos fueron los objetos hallados dentro de un barril que unos
vecinos desenterraron de la
Playa Los Vascos, al norte de la costa de Nueva Palmira. La
historia dice que allí existió una curtiembre.
La noticia del hallazgo del domingo corrió como reguero de
pólvora y los comentarios durante la semana han sido diversos, incluso se ha
dicho que el helicóptero que el lunes sobrevoló la ciudad tiene que ver con el
“tesoro”.
Lo cierto es que dos barriles –uno más pequeño encajado
hasta la mitad dentro del otro- fueron encontrados enterrados verticalmente en
la playa conocida como Los Vascos. El que estaba dentro del otro -de no más de
un metro de alto por unos de 60 centímetros de diámetro en sus extremos y de
80 cm .
en el centro- fue retirado por partes debido a que se desarmó una vez que
perdió contacto con la arcilla. Y el que aún se encuentra debajo de la
superficie al no poderse sacar por el agua del río, es de mayor tamaño y tenía
adentro una barra de hierro de 93 cms. con forma de una herramienta, una
antigua botella de cerámica sin pico con la escritura: “Monteiro”, y más debajo
“Doulton Lambeth; y una pequeña esfera de vidrio similar a un bolón, con
colores en su interior.
Jorge Menéndez, el vecino que halló el famoso “tesoro”
palmirense, relató a EL ECO que todo comenzó un día de noviembre del pasado año
cuando caminaba por la playa. “Ví que de la arena sobresalían unas maderas que
formaban un círculo, y enseguida supe que había un barril enterrado”. Como ese
día no pudo excavar para ver de qué se trataba, y para que nadie supiera su
existencia, quebró las maderas que sobresalían y así quedó escondido debajo de
la arena. Para recordar el lugar “puse una piedra y conté la distancia de unos
árboles”. Al día siguiente regresó al lugar para desenterrar el barril, “pero
el río estaba crecido y no pude”. Con el paso de los días desapareció la piedra
y “no logré recordar bien dónde estaba. Nadie me creía cuando lo contaba”.
Pasó el tiempo, y el pasado domingo aprovechando que había
bajante “fui a ver si lo ubicaba, y allí estaba, regresé a casa por una pala e
invité a mis vecinos (Richard Godoy y su hijo Ezequiel) para sacar lo que
había”.
Sobre las 4 de la tarde comenzó la búsqueda. “Sacamos la
arcilla que había dentro del barril, pero no tenía ningún objeto adentro.
Retiramos por partes las maderas y dos flejes de chapa del barril; y más debajo
seguía otro tonel más grande, en el cual por la mitad había como una tapa de
ladrillos y había una barra de hierro que la atravesaba. Uno a uno retiré los
pedazos de ladrillos y de abajo y al tanteo entre la arcilla y el agua encontré
la botellita de cerámica y el bolón de vidrio”, comentó Menéndez.
“No había más que eso, el que diga lo contrario está
mintiendo”, aseguró el vecino. “Sonrío porque ahora hay gente que dice que voy
a ser rico porque los comentarios son muchos, pero no, no había ninguna moneda
de oro ni nada que se parezca”, precisó.
Como el agua del río impedía seguir excavando, abandonaron
la búsqueda.
Al día siguiente, el lunes, el alcalde Andrés Passarino y
el concejal Fabio Aguirre, ante la noticia concurrieron al lugar. Prefectura al
ver movimiento en la costa, se acercó y se enteró del hallazgo. Al mismo tiempo
se dio cuenta sobre el hecho a Jorge Frogoni, historiador y funcionario del
Museo Prof. Fco. Lucas Roselli.
A todo eso el río ya había vuelto a su cauce normal,
cubriendo el lugar donde se encontró el “tesoro”. De igual forma sobre el
mediodía del martes se intentó excavar con una retro para descubrir el segundo
barril, pero no se pudo por la arcilla existente en la playa. La búsqueda se
postergó a la espera de una nueva bajante del río. Algunos trozos de madera del
barril que se lograron retirar fueron llevados a la Prefectura.
El miércoles Menéndez concurrió a Prefectura para brindar
detalles del hallazgo al prefecto José Luis Elizondo, al igual que Ezequiel
Godoy quien proporcionó las fotos del momento en que se excavó para retirar el
barril y los objetos que había en su interior.
Quedará ahora determinar por qué estaban esos barriles
enterrados en esa playa, y de qué época datan.
El pasado podría
dar
una explicación
EL ECO consultó a Jorge Frogoni, funcionario del Museo
Prof. Fco. Lucas Roselli e historiador palmirense, quien el lunes, después del
mediodía, fue informado por el alcalde Andrés Passarino de que en una playa al
norte de la ciudad “se había desenterrado algo interesante”.
Fuimos al lugar y había una pequeña excavación próxima a
la costa del río, y más arriba junto a la barranca, un montón de maderas en muy
mal estado y unos fragmentos de hierro, que denotaban, tanto la madera como el
hierro, haber pertenecido a restos de un antiguo barril”.
“Se comprobó que efectivamente, la madera al igual que los
flejes o sunchos de hierro, eran de un antiguo tonel que estaba enterrado
verticalmente en la costa”, comentó Frogoni.
“No sabemos a ciencia cierta qué contenía, pero los
toneles o barriles de madera fueron utilizados por siglos para transportar
líquidos (vino, whisky, agua, etc.) o sólidos (pólvora, sal, carne salada,
etc.). Eran los `containers´ de la época, hasta principios del siglo XX. Hoy
día sólo se utilizan para almacenar vino en las bodegas”, explicó.
“Es probable, dado el lugar, que el barril o barriles,
hayan pertenecido a la que por años se conoció como `Curtiembre Vieja´. Fue la
primer curtiembre del español Antonio Rodríguez Goya, instalada por 1885, y que
después, más hacia fines del siglo, se instaló próximo al arroyo Higueritas,
conocida como `Curtiembre Nueva´. Para tales fines, la sal y otros productos
eran imprescindibles para curtir los cueros, los cuales en barriles eran
transportados en barco. No es de extrañar que muchos de estos toneles o
barriles fueran reutilizados, algunos para juntar agua, otros como depósito de
basura, e incluso en zonas de arenales también fueron enterrados y utilizados
como pozos de letrinas”, historió Frogoni.
“Sin duda la o las personas que excavaron desenterraron
una pequeña parte del pasado de Nueva Palmira, y que como tal es bueno que no
se oculte, sino, por el contrario, que se preserve y que se dé a conocer a los
palmirenses donde todos podamos apreciarlo”, subrayó.
Extraído de: http://www.elecodigital.com.uy
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