“Me propongo, ceremonialmente, cruzar
las fronteras entre el tú y el
yo, entre el sujeto y el objeto”
Entrevista
realizada por Rolando Revagliatti
María Lilian
Escobar nació el 2 de junio de 1961 en Buenos Aires, ciudad en
la que reside, República Argentina. Es Abogada por la Facultad de Derecho de la
Universidad de Buenos Aires. Como integrante de “Paralengua, la ohtra poesía”,
dedicado al desarrollo de poéticas visuales, sonoras y digitales, presentó,
desde 1991 a 1998, poemas fonéticos y visuales, y perfomances en torno a poemas
en lenguas mapuche, náhuatl, guaraní, guaycurú y quichua, todos de su autoría.
Grabó el poema fonético “Maleficios” para “La Gotera”, primera revista oral
argentina. Sus poemas verbales y en
esperanto de lenguas originarias fueron divulgados en diversas revistas
argentinas y extranjeras, mientras que los visuales se publicaron en “Xul”
(Argentina), “Graffiti” (Uruguay), “Dimensao” (Brasil), “Punto Seguido”
(Colombia) y “Texturas” (España), así como fueron incluidos en “Poesía
visual argentina” (estudio y catálogo editado por Vórtice Argentina, 2006)
y en “El punto ciego. Antología de la poesía visual argentina desde 7000 a.
C. al tercer milenio” (compilada por Jorge Santiago Perednik, Fabio
Doctorovich y Carlos Estévez; San Diego State University Press, 2016).
Participó, entre otros eventos, en las “Primeras Jornadas de Poesía Visual y
Experimental” (1996); en las “Jornadas Rioplatenses de Poesía Experimental”
(Montevideo, Uruguay, 1997); en la “V Bienal Internacional de Poesía Visual-Experimental”
(Ciudad de México, México, 1998); en la “Primera Muestra Euroamericana de
Poesía Visual” (Bento Goncalves, Brasil, 1998); en las “Primeras Jornadas Internacionales
de Poesía Experimental en la Universidad Nacional de San Martín” (2015); en la
muestra “Poéticas Oblicuas. Modos de contraescritura y torsiones fonéticas en
la poesía experimental” (2016). Además de haber dirigido con Roberto Cignoni
varios talleres de poesía, con él organizó entre 2001 y 2004 el ciclo “Debates
en torno a la Poesía Visual, Sonora y Experimental”. Poemarios publicados: “De
cisne y eclipse” (Editorial El Caldero, 2000), “Xochipilli”
(Editorial Descierto, 2012) y “Canción nocturna” (Editorial Descierto,
2016).
1 — Naciste
el 2 de junio de 1961. ¿Podés contarnos algo de tu infancia y de tu iniciación
en la poesía? (Un 2 de junio, pero de 1537, el papa Paulo III “decreta que los indígenas americanos son
seres humanos verdaderos, dotados de alma.” Obviamente, aporto la
referencia, puesto que después abordaremos el tema de las lenguas de algunas
etnias de América.)




Los indígenas poseen su propia cosmogonía y no necesitan
pautas o parámetros occidentales. Las diferentes cosmogonías son incomparables,
y ninguna de ellas puede incidir o valorar a las otras según sus supuestos.
Tampoco, por otra parte, se vuelve necesario su encuentro para algún sustento
recíproco. No creo, al fin, que la Iglesia o el Papa puedan arrogarse el
derecho de otorgar la calidad de humano a quienes lo son más acá y más allá de
que una instigada autoridad se digne o no reconocerlo.
2 — ¿Y Derecho? ¿Qué te inclinó
hacia la abogacía? (¿Para que “nadie tuviese la oportunidad de estafarnos”?)

Me inclinaron a la abogacía mi ideal de justicia y la ocurrencia de mi
hermano Carlos de que estudiásemos juntos con los mismos libros. Y supongo,
además, que el consejo de mi abuela materna (estudiar para no ser estafados)
tuvo su impacto. Una de mis hermanas, Susana Beatriz, también cursó estudios en
Derecho hasta cuarto año, en que nació su segundo hijo. La otra, Mónica Susana,
inició sus estudios en Filosofía y Letras.
Derecho es una carrera atrayente, con
materias especialmente fecundas. Tal es el caso de Filosofía, Historia,
Sociología y de algunas introductorias de aquella época, como Historia de la
Cultura, que adquieren singular relevancia para aquellos que desarrollamos el
gusto por las disciplinas humanísticas.

MLE — En tanto plenitud
y gratificación me han conmovido especialmente los encuentros de “Paralengua,
la ohtra poesía”. Fue una década de conocer obras bellas y personas
talentosísimas, de verlas crecer, desplegarse y consolidarse en un espacio en
el que todos confluíamos en una búsqueda incansable, fuera de los límites de
estructuras condicionantes. Allí tuve al alcance obras de Emeterio Cerro
actuadas por Baby Pereira Gez, Roberto López y Robertino Di en perfomances
arrolladoras, encontré a Carlos Estévez y a Roberto Cignoni con sus
destellantes poemas orales y perfomáticos, a María Chemes, inigualable en
escena a través de su cuerpo y de su voz, a Ricardo Rojas Ayrala, con su tan
lúcida como desopilante poesía bufa, a Myrna Le Coeur en su decir exasperante y
trágico arrojado a través de escenas cotidianas, enunciando poemas
contemporáneos y aun clásicos como los de Catulo, a Andrea Gagliardi con su
poesía trabajada en torno a un teatro de pequeños objetos y sugerentes
acciones. Todo fue potenciarse los unos a los otros desde la obra y la
creatividad de cada cual. La búsqueda era intensísima y nos preparábamos en
varios campos a la vez. Se trató de un gran desafío para el arte y la poesía de
la época y aún hoy sus hallazgos no han podido ser igualados.


En el plano digital me deslumbró el
trabajo de Ladislao Pablo Györi, creador de la Poesía Virtual y discípulo de
Gyula Kosice. Sus videos con estructuras móviles y viajes a través de poemas
tridimensionales resultan asombrosos.
4 — Y ahora tus perfomances, Lilian: nuestros lectores agradecerán que
nos describas tus procedimientos de concepción, de articulación, de
escenificación.
MLE — Tal como se
lee en la contratapa de mi poemario "Xochipilli", en los poemas
aborígenes parto de idiomas o dialectos originales (náhuatl, mapuche, guaraní,
guaycurú, quichua) a los cuales combino algunas veces en una suerte de
esperanto indígena, produciendo particulares juegos sintácticos y sonoridades
inauditas. Un segundo momento consiste en transcribir esos poemas al
castellano, adaptándolos libremente a nuestro idioma, en una especie de
transcreación que suele arrojar, incluso para mí, encuentros sorprendentes de
palabras e imágenes. Finalmente, realizo una partitura fonética de estas
composiciones en su idioma original, con el objeto de activarlas vocalmente
sobre un escenario. En estas presentaciones ante un público la palabra, las
sílabas, el silencio, constituyen una invocación, un conjuro, una plegaria del
alma. Se trata de una ceremonia ritual, en la que intervienen también objetos,
máscaras, velas, inciensos y vestimentas. Todo ello participa de lo sagrado, de
la invocación a la naturaleza. Es una ceremonia donde se impone al fin cruzar
las fronteras entre el tú y el yo, entre el sujeto y el objeto, accediendo a
esa energía donde la comunión resulta posible.
Se trata, ante todo, en estos poemas,
de alumbrar el devenir indígena, no alcanzando una forma por identificación,
imitación o mimesis, ni enquistándose en la representación o la trampa
descriptiva de alguna escena de costumbres, de algún ritual o de cierta acción
guerrera, sino encontrando la zona de cercanía, de indiscernabilidad, de
indiferencia, en la que uno ya no puede distinguirse de un aborigen. Pasos
inciertos e imprevistos, no empecinados en una reproducción sino singularizados
en un gesto. Devenir indígena es para mí nacer y morir como un indígena siempre
inacabado, que no sabe cultivar el maíz ni tallar una piragua, que entra más
bien en una zona de mística proximidad en lugar de adquirir caracteres
formales, y que se cruza con un aliento y una huella que desbordan toda materia
vivible o vivida.
5 — “El Surmenage de la Muerta”
fue un Sitio, fue una revista. En ella se difundió uno de tus ensayos, ése en
el que abordás a Edgardo Antonio Vigo (1928-1997).
MLE — “El Surmenage de la Muerta” es una revista de papel, de distribución
gratuita, y también digital, cuyo editor es Fernando Fazzolari (artista
plástico). Tiene una tirada de 1000 ejemplares y se edita hoy esporádicamente,
aunque al principio lo hacía con cierta regularidad. Se autodefine como un
medio de construcción colectiva que se materializa con la participación de los
artistas a través de sus producciones. La conformación del mismo, su
continuidad y sentido le corresponden a los artistas e intelectuales de
diferentes disciplinas, que colaboran en la elaboración de cada número. La
revista incluye tanto obras como ensayos.
En mi artículo, comento cómo Vigo
desarrolla ciertas formas poéticas donde el decir se vuelve acto y el acto se
consuma objeto, ubicando a la obra fuera del contexto de alienación social
(donde actos, palabras y cosas se instrumentan en función de fines ajenos a su
propia producción). Ello muestra a la poesía como un tránsito libertario,
tránsito o intensidad que ni siquiera se vuelve necesario mencionar porque
acontece naturalmente. Investigo y describo cómo, con la experiencia Vigo, nace
la versión irrepetible e irrumpe el concepto de lo múltiple, y cómo, en el
plano de la acción práctica, nos encontramos ya con el ámbito del “objeto
libre”, transfigurado en razón del juego de polaridades y de la irreprimible
multivocidad.
6 — ¿Nos dirigimos a ese poemario en esperanto de lenguas originarias?
MLE — Hacia principios
de los ‘90 quedé muy impresionada por el trabajo de Ricardo Rojas Ayrala,
cacique autóctono que en su moto-malón desató la veneración de las almas
salvajes y aptas a la revuelta. En el momento en que me topé con su obra, ella
exaltaba el sabor de lo aborigen y mencionaba en forma asidua y de modo
peculiar a los pampas y a los quilmes. También, por aquel momento, había
comenzado a frecuentar a Emeterio Cerro, que me enviaba sus obras desde
Francia, nutriendo con ellas una exuberante mitología ambientada en la región
pampeana. A todo ello debe agregarse la gran información que me brindó Dick
Edgar Ibarra Grasso con su “Argentina
indígena y prehistoria americana”.
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María Lilian Escobar con integrantes de un Taller de Poesía en el Centro Cultural Ricardo Rojas |
En fin, se presentó la posibilidad de
ser rescatada por ese clima ancestral, por ese lenguaje mágico, sobrenatural,
que no transcurre en tiempo lineal, el cual se manifestó en mí a través de un
esperanto o combinación de lenguas aborígenes, donde el fonema, además de
constituirse imagen, es actuado fonéticamente. Actuado, entiéndase bien, no en
términos de representación, sino propiamente de acción, de presentación o, si
se quiere, de palpable aparición, como si compartiera los sueños de James Joyce
y su “Finnegan’s Wake”, o los de
Antonin Artaud cuando alude a la esencialidad del teatro en tanto acto, o aun a
las visiones de los propios aborígenes o a las del hombre primitivo. En todos
ellos el objeto, o mejor la cosa, es la propia palabra, y su relación con el
lector es motivada por una gran carga de inteligencia sensible, abyectada desde
el seno de una emoción subyacente, universal, donde un gran prisma de colores y
notas abarca el hecho poético.
Se está ante una comunicación
preverbal: apunta a la ilusión de dar vida al fonema, que no nos necesita y
prescinde de nosotros en su dimensión inalienablemente “dassein”, a la vez
efímera y eterna. En cuanto a la traducción de estos poemas y a sus versiones
escritas, puede decirse que se trata más precisamente de una traslación y de
una transcreación por imágenes. Se insiste en un decir fuera del discurso,
decir que presta alusión a cada forma extraña, indeterminable, a cada imagen
fronteriza, propulsando su potencia en fugaces apareceres, tan intermitentes
como inciertos.
7 — De entre los artículos en los que ha sido analizada y comentada tu
actividad elijo el incluido en el volumen “Tecnopoéticas argentinas. Archivo
blando de arte y tecnología”, compilado por Claudia Kozak.
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María Lilian Escobar con Katja von Helldorff, Luciana Romano, Ariel Devicenzo y Cristian Forte |
MLE — “Tecnopoéticas argentinas” es un archivo
o mapeo de poéticas de nuestro país que utilizan medios o elementos
técnico/tecnológicos en sus desarrollos. Sus páginas integran el Bioarte, la
Ciberliteratura, la Videopoesía, la Instalación, el Arte Correo, la Música
Electrónica, el Net Art, la Perfomance, la Fotografía Experimental, la
Tecnoescena, etc. Mi trabajo, particularmente, se cita en relación con el Arte
y la Poesía concretos, a partir de poemas presentados en la revista “Xul”, y
con la Tecnopoesía, por aquellas realizaciones en vivo activadas en “Paralengua”,
en las que se privilegiaba el cruce de procesos multimediáticos, digitales,
visuales, sonoros y perfomáticos. En ese encuentro y combinación de distintas
materialidades no dejaron de abrevar mis poemas en lenguas originarias.
8 — ¿Balido, bramido, siseo, barrito, canto o trompeteo?
MLE — La palabra se
rompe, se disgrega, descontándose como mero vehículo de un significado y dando
cuenta de la cosa en sí, que conmueve; los silencios se acentúan como pliegues
que van abriendo, descarnando el decir. El sonido procede por aceleraciones y
retardamientos, por repeticiones y variaciones, por un montaje de voces que se
concatenan a través de pulsos y de cargas energéticas antes que por lógicas y
causaciones. La palabra se remonta como balido, bramido, siseo, barrito, canto
o trompeteo: es comunicación
sensible y afecto antes que mediación de un sentido. Todas las
posibilidades de la voz y del espectro sonoro son posibles para ella.
9 — ¿Cuál
es tu primer recuerdo de un museo? ¿Y de una galería de artes plásticas?
MLE — El del Museo de Bellas Artes,
enfrente de la Facultad de Derecho. Su ubicación me permitía visitarlo
frecuentemente. Es algo formal, pero encantador, un paseo maravilloso. No
recuerdo cuál fue la primera muestra que vi. Allí me siento como en casa, lo
disfrutamos mucho con Roberto. Con él, vamos muy seguido al Centro Cultural
Recoleta y al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Constituyen para ambos
mágicas salidas de fin de semana. En cuanto a las exposiciones, me sorprendió
pero no me deslumbró la de Marc Chagall. Aprecié la muestra retrospectiva de
Antonio Berni y la del año pasado de Kazimir Malévich en la Fundación Proa. Me
asombran las obras de Cándido López, además de numerosas pinturas clásicas, en
el Museo de Bellas Artes. Tengo predilección por las visiones encantadas de
Paul Klee y de Xul Solar. En los museos, Rolando, me siento como paseando en un
palacio, ellos no cesan de renovar y estimular mis horizontes creativos.
Con respecto a las galerías de artes
plásticas, concurrí en nuestra ciudad más que nada a las de las calles Florida
y Suipacha. Resultan algo más descontracturadas que un museo y se observan en
ellas otro tipo de iluminación y de disposición de las obras exhibidas. En las
galerías se pueden disfrutar singularidades y emergencias que muchas veces los
museos no contemplan. Entre las últimas muestras que recuerdo me impactó la de
Carmelo Arden Quin, con obras pertenecientes al período Madí.
10 — Ironía: “Burla fina y disimulada.” “Figura retórica que consiste
en dar a entender lo contrario de lo que se dice.” “Tono burlón con que se
dice.” Y de acá pasemos a lo que manifestó el poeta Marcelo Dughetti para
la revista de poesía “La Guacha”: “La ironía es un juego de abalorios, una
diversión de los cínicos.” ¿Qué pensás…?
MLE — Depende de si la burla es en torno a
personas o a circunstancias. Respecto de personas, no me agrada, excepto que
sea excepcionalmente pícara, de extremada inocencia. Me gusta más la ironía
sobre determinados momentos o circunstancias, aquélla que se convierte en algo
brillantemente gracioso y crítico. En relación a la ironía en narrativa y
poesía destaco otra vez la obra de Emeterio Cerro, tal como se puede observar
en “Vaca entalcada”,
“La cuca (Manual sexual)” o “El Bristol”, entre otros libros.
María Lilian Escobar con Mercedes Resch |
La ironía constituye para mí la
inteligencia al servicio de lo lúdico.
11 — Hay títulos de poemas que nos parecen maravillosos, imprescindibles.
Los hay que aportan al poema, pero no tanto. Y los hay redundantes. También están
los que parecen redundantes, aunque en verdad, no lo son. ¿Estás de acuerdo?
¿Qué poetas te sorprenden más gratamente en cuanto a los títulos que eligen?
MLE — Creo, en relación a los títulos, que
no deben redundar, presentar o remarcar el asunto que se desarrolla en el
poema, ello disminuye irremisiblemente su potencia. Considero que si parecen
redundantes en realidad lo son. Deben, según entiendo, resultar enigmáticos y
no explicar el poema. Los títulos imprescindibles son el primer golpe de
aliento del poema, su parir. La mayoría de los autores, aún los mejores, no
prestan atención a la elección del título. Me gustan de T.S. Eliot “Retrato de
una dama” y “Miércoles de ceniza”, de Guillaume Apollinaire, “Annie” y “La
linda pelirroja”. Fernando Pessoa titula bien y enumera bastante. Giuseppe
Ungaretti omite los títulos. Alejandra Pizarnik titula correctamente y suele
enumerar. De ella me gustan los títulos “A la espera de la oscuridad”, “La
enamorada”, “Salvación” y “La jaula”. No anuncia con los títulos lo que va a
explorar en el poema. Roberto Cignoni no se regodea en el dolor ni en la
alegría, aun en sus tonos ásperos el lenguaje que utiliza es de una belleza
abrumadora. Así como no se solaza en esos estados, tampoco lo hace en los
títulos que inician sus poemas. Me atrae en este sentido el trabajo de María
Rosa Maldonado, y de los más jóvenes, el de Teresa Orbegoso en su último libro,
“Perú”. Entre la mujeres que
considero diestras en la labor de titular puedo citar además a Emily Dickinson,
Dolores Etchecopar, Silvia Plath, Liliana Ponce y Clarice Lispector.
12 — Para escribir, en ocasiones, ¿has tenido que enfrentar el “pánico”?
MLE — No, nunca me sucedió. Cuando escribo,
cuando comienzo el poema, en general me brota de un estado de inspiración y
permanezco en trance, solitaria, ajena a la cotidianeidad. Cuando corrijo,
surge alguna idea o palabra o borrado o tachado que mejora lo escrito, eso me
hace sentir muy feliz, como si un nuevo poema hubiese visto la luz. Corrijo
durante años, voy muy lento. En el camino muchos poemas desaparecen.
13
— Los tenemos al gran Isidore Ducasse (Conde de Lautréamont)
con

MLE — Es difícil analizar un fragmento que pertenece a un
texto mayor. Yo opino que la poesía se encuentra en la poesía, donada en sí
misma y a sí misma, ajena a la burla o no burla del señor con cara de pato.
Éstos son juicios limitados meramente a lo humano, extraños al lenguaje y hecho
poéticos. La poesía trasciende nuestras reacciones y no emite juicios sobre
aquéllos que la ignoran o resultan autoexcluidos de su mundo, mundo que
pertenece, digamos, a otra dimensión.
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María Lilian Escobar con su sobrino nieto Nehru |
Respecto al decir de Edoardo
Sanguinetti, no creo que los poetas deban buscar que las palabras se vean
prosaicas ni tampoco que hagan comprender la vida o la época. Ni la poesía, ni
los poetas, están para hacer docencia sobre cosas mundanas o vulgares, aunque
lo esenciante del hecho poético no deja de afectar a nuestro encuentro con las
cosas y los seres. La poesía tiene por fin la poesía, y esto nos permite
reflexionar sobre la alienación de la vida cotidiana, en que los actos y las
relaciones que solemos establecer son siempre medios para otra cosa.
Muy pocos poetas, en mi opinión, han
hecho una buena “arte poética”. Ni aun los movimientos que surgieron en el
siglo XX, como el futurismo y el surrealismo; la cuestión es sumamente
compleja. Sin embargo, Vicente Huidobro echa luz sobre la cuestión. Dice: “Poetas, no cantéis la rosa, hacedla
florecer en el poema”. Y, como afirma Alejandra Pizarnik, hay que “mirar la rosa hasta pulverizarse los ojos”.
La poesía no es programática, no manipula, no es especulativa. Es un acontecer
que avanza a través de su decir multívoco. Así lo demuestran poetas tales como
Nelly Sachs, Dylan Thomas, Stéphane Mallarmé, Rainer María Rilke, René Char, T.
S. Eliot, Paul Celan, César Vallejo, E. E. Cummings, etc. No se sostiene sobre
consignas previas, como elegir determinadas palabras sobre otras o aludir a
determinada época, o bien definir y/o esconder pareceres y conceptos sobre la
vida. Esto es sólo prepotencia del poeta, no de la poesía, que va creando sus
cauces y sus reglas a medida que sucede.
Lo de Raymond Carver me hace
reflexionar acerca de la inspiración y el trabajo en el poema. Considero que
sin inspiración no hay poesía, pero sin trabajo, y hablo de mucho y esforzado
trabajo, tampoco. Existe un artículo, una conferencia de Denise Levertov: “Invitando
a la musa”, publicado en el libro “Cómo se escribe un poema – Lenguas
extranjeras” (Editorial El Ateneo, páginas 177 a 193), que lo explica con
excelencia.
14 — Un
año después de que participaras como poeta invitada en el Ciclo de Poesía y
Prosa Breve “Nicolás Olivari” que yo co-coordinara, aparece tu
primer libro: ¿en qué circunstancias fue publicado? ¿Uno sigue siendo el mismo
después de ver publicado su primer libro?...
MLE — Mi
primer libro fue publicado a instancias de Emeterio Cerro, a quien ya hacía
unos cuantos años frecuentaba. Él había leído mis plaquetas y también mis
colaboraciones en alguna revista. Entonces me insistió para que publicara. Él
pensaba que dejando atrás un poemario editado se podía comenzar plenamente con
otro. Yo contaba entonces con una carpeta de unos 600 poemas, algunos de la
adolescencia que fueron directamente desechados. Tomé los de los últimos diez
años y descarté la mayoría. Roberto me ayudó con la selección de aquellos que
quedaron. Lo tomé como algo natural, como la meta final del poeta que llega a
la publicación para dar a conocer su trabajo. Pero la mejor parte, de todos
modos, sigue siendo para mí la de composición y elaboración.
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María Lilian Escobar con Susana Beatriz, su hermana, Susana, su madre, y su hermana Mónica |
No, no me modificó el publicar el
primer libro, ni en lo interno ni en mi relación con la poesía. Tal vez
modificó mi entorno, el de los poetas que al fin conocían mi trabajo de un modo
más formal. Calculo que para muchos fue como si me hubiera “recibido de poeta”.
Recuerdo que Jorge Santiago Perednik, después de haber leído “De cisne y
eclipse” me entregó una postal, de ésas que regalaban en los bares y las
librerías. En ella me decía que el libro le había significado un encuentro con
la poesía. Fue, según sus palabras, como si lo hubiese picado “la mosca tsé-tsé
de la poesía”. Es lo que recuerdo.
15 — ¿Coincidirías con el poeta
mexicano Víctor Manuel Mendiola cuando sostiene que “El siglo XX es de alguna forma un proceso de destrucción de la
realidad.”?
MLE — Lo lamento, no leí a Víctor Manuel
Mendiola y no comprendo a qué se refiere con esa frase. No puedo entender que
crea que hay una realidad en-sí, un cierto sentido o carácter absoluto
de mundo y de cosas (primer dislate filosófico) conservado a lo largo de cierto
tiempo y destruido por las condiciones de una época particular (segundo dislate
filosófico).
16 — ¿Tienen algo de ficción algunos
de tus recuerdos? ¿Lamentás no recordar con detallismo algunas situaciones
puntuales?
MLE — No para mí. Aunque sabido es que lo
que se recuerda, se recuerda con la perspectiva con que uno vivió o sintió esas
situaciones. No, no lamento no recordar detalles. Artaud decía, en “El ombligo
de los limbos”, que “hay que
olvidarse de todo, hasta de sí mismo”. No existe otra forma de hacer
espacio a la creación.
En una oportunidad, durante un viaje
en tren a Mar del Plata, noté que, al pasar de una estación a otra, en cada una
olvidaba la anterior y de ese modo dejaba entrar el nuevo paisaje. Entonces
comprendí cabalmente a Artaud.
17 — ¿Cómo trabajás tus poemas
visuales y las pinturas que utilizás en tus perfomances?
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María Lilian Escobar con Victor Sitá, Graciela O. Maresco, Susana Zu, Aída Alfaro, María E. Da Silva Baptista, Roberto Cignoni, etc. |
MLE — Los trabajo de diversas formas. A veces
tengo la idea previa y trato de componerlos a partir de ella, otras veces se
van creando y desarrollando a través de las formas y relaciones que se
presentan. De cualquier modo, siempre se trata de un viaje maravilloso. Los
cuido igual que a los poemas verbales, en todos sus detalles, procurando que en
ellos no deje de hacerse presente la poesía, ese encuentro encantatorio de
cualidad y misterio. A veces se deconstruyen y reconstruyen en varias jornadas
de trabajo, otras veces basta un momento. Es una labor tan lúdica como
apasionante, donde mi sensibilidad y percepción no cesan de ponerse en juego.
*
María Lilian Escobar selecciona poemas
de su autoría para acompañar esta entrevista:
Kochoo
Kochoo
pequeña
mariposa a la intemperie
peregrinas
dentro
del primer hombre
cantando
tus soles de tiempo
tan
fugazmente como una piedra
cambias
de lugar mi ronda
y
aparece el río-luciérnaga
por
siempre garza mensajera
papel
contra papel
escribes
algo sobre el agua
y
todas las cosas
al
día siguiente sorprenden a alguien
pequeña
mariposa
gorjeas
desdoblando cualquier traje
palabras
rectas y suaves
haciendo
tormentas a pie
tres
noches dabas a conocer
una
pizca de tu flor blanca
enhebrándola
en el fuego
al
día siguiente
él
llamaba a alguien
pequeña
mariposa
especie
de arena
tallando
la respiración como una brisa sobre el cerezo
o
un delicado copo de lana
tocas
ahora la tierra
entre
bambúes
un
cisnemundo
de
las formas esenciales
al
día siguiente el día siguiente
pequeña
mariposa
tintinea
tu brillo la cúspide
y
en el campo el murmullo de tu color negro
danza
anillos de arroz
sobre
el campanario
la
luna de tu horizonte
vuela
la tierra hacia el umbral
de
los nombres en tus pliegues
tan
efímeros como infinitos
al
día el día
(de “Canción nocturna”)
*
estoy royendo este hueso
así
hasta
la hora de mi muerte
todavía
espero un ángel
con
una llave para éste
su abismo
cuando
cae la vida en la ventana
unos
breves tañidos alargan la tarde
donde
las comisuras del viento
encuentran
esa perfección originaria
de
una Ciudad sin ruido
donde
alguna voz lunar amanece
y toda sombra
cambia imagen y sentido
(de
“Canción nocturna”)
*
Presencia de sombra
Algo
arroja su sombra
sobre
mi edificio
enciende
y apaga la lámpara
me
acecha sin ojos
como
una reina demente
camino
entre las flores
memoria
silenciosa
locura
noches
y máscaras
la
tenebrosa perra que se dirige a los muertos
está
presente cuando se anuncia mi nombre
allí
asoman mis labios para el solsticio del poema
donde
los rostros se pierden
igual
a cáscaras errantes en un cuerpo nupcial
una
cifra viene y va
circular
y secreta
una
falda de magma o una mazmorra
de
alientos que no llegan
pájaros
desnudos
descienden
desde la espesa tinta
al
blanco del papel
tantas
alas y Luz
en
el refugio de mi soledad.
(de “Canción nocturna”)
*
ma ja
Y_it_jenshc
nuken
nakuna
gottel
shene
del xeukay del
ushe jenshc
ushs parlishe
¡ah
wilum ush parlishc!
cheuquen
gegenko
yo tu
fuego
hacia
ti yo voy
hombre
mujer
voz
o mirada
lengua
dos lengua
nosotros
vamos nosotros hambrientos
¡ah
todos nosotros hambrientos!
uno
otro del Sol
(de
“Xochipilli”)
*
Coquittinitz
Chicotlatetoliztli
Notech
tetech
Canyetiuh
An
huiste
Yactlalli
Mamatzli
mamaCouhticac
cuepa
ucatonatiuh
aquian
manian
tonepantla
quauhtzalan
inecui
CaCatla
aztlacapalli
Tlaneztimani
Apoializtli
Tetech
axiliztli
Tetica
tleco
Después de una gran tempestad
delirio
extravagancia del lenguaje
en
mí en alguien
él
es el viajero
nosotros
venimos nosotros vendremos
hacia
esta tierra buena
con
un cañón de pluma
y
los brazos extendidos
regresaremos
Tercera
Edad del Mundo
Sol de viento
lugar
donde uno penetra
el
instante
en
medio de nosotros
en
medio de los árboles
respirando
el perfume del prado
en
el ala de un pájaro
ya
ha amanecido
coito
infinito de la piedra con el fuego
(de
“Xochipilli”)
*
Ngumatvavn inche?
pichipu
laleula
Mervurhue
achem
ulam
Acheveulen
aaaaaaa AAAAAAAAAAAAAAAAAA
aaaaaaaaaaa AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
aeaeaeaeaeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
Acuumagn
Uúdatapuen
achenpvvnie
acuumagn
Mervurhue
IAN
LAVAEN
callimulipe
pepilan
peite
ALUPEN
UDUANE
UNDVAM
NICUM
ULAM
aveln
acha
hal-cachu
achelpeu
achewcuún
Yo habría de llorar?
Cerca
aun
todavía
lejos
hasta que muera
en
la boca solitaria
abierta
a la huella
Abanico
de piedras
donde
se abren las hojas
un sueño
andar
mortal
déjalo
estar cerca
hasta
que no pueda aún partir
Y
yo habría de llorar?
abandono
todos
los abrigos
de
la nieve en flor
(de
“Xochipilli”)
*
Entrevista realizada a
través del correo electrónico: en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, María
Lilian Escobar y Rolando Revagliatti, marzo 2017.
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