La intrasferible
experiencia de ejercer el
Ángel Juárez Masares
Muchas veces hemos relatado desde estas
páginas –cada vez menos “virtuales”- nuestras andanzas por diferentes
departamentos donde suelen realizarse encuentros de pintores, así como hemos
difundido -y lo seguiremos haciendo- toda actividad relacionada con el tema,
pues forma parte de los cometidos de esta publicación.
En el año 1987, cansados de la ausencia
de gente en las salas mercedarias, un grupo de pintores organizamos una muestra
colectiva en la
Plaza Independencia. Elegimos para ello los dos últimos días
de la Semana
de Turismo, y logramos agrupar una buena cantidad de artistas locales. Al año
siguiente repetimos el evento, corrigiendo algunos errores producto de la
inexperiencia en estos asuntos, y aumentando la participación. El tercer año
marcó un “pico” en esa actividad, llegando a reunir casi 300 obras, y sumando
artesanos y músicos. Luego, la vida llevó a varios de nosotros por otros
caminos, lo cual –sumado al desgaste natural que produce organizar estos
eventos sin el menor apoyo oficial- también se llevó la “Muestra Abierta de
Plaza Independencia”.
Mas tarde vino la experiencia de San
Gregorio de Polanco, una verdadera “República” en lo que al arte se refiere,
donde pintamos un mural de grandes dimensiones en plena interacción con la
gente del lugar que se detiene y pregunta, en un claro interés por lo que luego
formará parte de su patrimonio. Pero lo que es aún más importante es que
hicimos Amigos con los que estamos en permanente contacto.
Luego vino el “Primer Duelo de Pintores”
en “Piedras Coloradas”, pequeña localidad del departamento de Paysandú, donde
–con la Organización del Centro MEC
y el apoyo de la
Intendencia Municipal- nos reunimos alrededor de 35 artistas
uruguayos y argentinos para trabajar e intercambiar experiencias durante dos
días. Esta actividad se reiteró al año siguiente en pueblo “Chapicuy”,
sumándose esta vez un buen grupo de escritores que organizaron charlas sobre
literatura sentados en improvisadas mesas de madera sin pulir, pero tan
sustanciosas en su informalidad como las de cualquier foro universitario.
Sin embargo, cuando la participación y
la ansiedad de los artistas por reunirse auguraba mucho mas de lo conseguido,
el frenteamplista Julio Pintos –quien había colaborado de manera incondicional
con el evento en cuestión- pierde la elecciones departamentales y asume el
nacionalista Bertil Bentos, quien no se muestra interesado en continuar
promoviendo las actividades referidas.
Afortunadamente este año la posta fue
recogida por la gente de “Voces del faro”, quienes lograron interesar varios
Empresarios locales para llevar adelante “Espacial 2012” en pueblo Casablanca,
en un encuentro de grandes dimensiones, tanto en la propuesta como en la
participación.
Recientemente nos volvimos a juntar
algunos de los que anduvimos por Paysandú en esas “tenidas” del pincel y la
palabra, y acordamos volver a hacerlo cualquier fin de semana.
Es verdad que si nos apuran, los
artistas no sabemos de dónde nace la necesidad de juntarnos para pintar. Ni
siquiera sabemos si es una necesidad, o simplemente estamos respondiendo al
impulso gregario y ancestral que traemos desde las cavernas. Lo que si sabemos,
es que algo bueno le debe quedar a la sociedad como legado cuando la gente se
aglutina en torno a un caballete para decodificar el lenguaje del color y de
las formas. Los artistas no nos juntamos para “arreglar el mundo”, pero ante el
fracaso de la mayoría de las estrategias humanas, quién dice que algún día no sea el arte quien lo salve de la
destrucción.
Hoy parece que algo está comenzando a
moverse. Quizá tímidamente, pero cada vez con mas asiduidad nos enteramos que
en tal o cual lugar se organiza un evento artístico. Muchas veces a impulsos de
cuatro locos que no tienen dónde carece muertos porque gastan en pintura lo que
les cuesta una parcela. Pero es algo.
Curiosamente, los artistas ya no pedimos
nada. Hartos del no, sacamos a relucir la dignidad y nos arreglamos como
podemos. Campeones del empecinamiento, poco nos importa si quienes administran
los dineros del Estado nos ignoran. Mas aún, estoy seguro que ninguno de
nosotros quiere una limosna. Pintando, escribiendo, haciendo teatro y música,
danzando, tallando la piedra o la madera, esperaremos que algún día nuestro
trabajo sea reconocido como tal a través de políticas públicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario