sábado, 15 de diciembre de 2012


Don Oscar  Rivero


* Falleció el veterano periodista de hablar pausado, de libreta y lapicera en mano.



Aldo Roque Difilippo



Uno  tiende a pensar que  las personas que quiere o estima son eternas, que estarán ahí, al alcance de la mano cada vez que necesitamos de su ayuda, de su consejo, o simplemente para saber  que están. Y no es así.
Falleció  don Oscar Rivero y  a mi me quedó pendiente una charla donde  prometí y no cumplí registrar su vida y su oficio.
Don  Oscar Rivero y decimos Don porque era un individuo de otra época, donde  decir Don definía  a una persona sin más necesidad de adjetivación. Pero también porque refleja una época.
Periodista de la vieja guardia, de lapicera y papel en el bolsillo. Del tiempo de los periódicos sábana y las imprentas casi santuarios reservados para algunos elegidos. Tiempos sin celulares, computadora, grabadores y cualquier elemento  que generara presión o prisa. Tiempo de prosas largas. De un periodismo distinto, de lenguaje medido y formal. Teñido de apasionado periodismo partidario.
A los que éramos novatos en los primeros años de los 90  nos llamaba la atención aquel hombre ya mayor, de cabeza blanca, de hablar pausado, que no usaba grabador y que escribía en algunos papeles lo que otros decían en una conferencia de Prensa o en un reportaje. Que escribía casi con la misma velocidad que el  declarante y que nunca supe  producto de que destreza o  sortilegio redactaba  sin  omitir prácticamente nada.
Más de una vez leí  al otro día en Acción lo que  alguien había dicho en una conferencia de prensa en la que estuve, y que me había costado tanto desgrabar, rebobinando más de una vez para escuchar la cinta.
A él le había bastado una vez para escucharlo y en el mismo acto escribirlo. Nunca supe cómo lo hacía.
Fue periodista del  legendario  y apasionado “El Radical” y también fue actor; pero también fue político, primero en el Partido Colorado, pasó por el  Partido Nacional y después en el Partido Comunista.
Fue, fundamentalmente, un devoto cristiano y un incansable trabajador hasta el final de sus días.
Don Oscar Rivero falleció casi como había vivido, sin  llamar la atención, sin ostentaciones, en un acto íntimo.
El lunes pasado la Junta Departamental de Soriano lo recordó con un minuto de silencio. Quizá como él hubiera  querido. Un acto austero y protocolar para después seguir con lo que estaba previsto.

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