ANTON VAN DYCK
Anton Van Dyck nació en
Amberes en marzo de 1599, y murió en Londres en 1641.
En el panorama del siglo
XVII flamenco, Van Dyck es el pintor más destacado después de Rubens, con quien
no rivalizó porque ambos artistas se movieron en campos distintos: mientras el
último se centró sobre todo en la pintura religiosa y mitológica (aunque
cultivó todos los géneros), Van Dyck se especializó en el retrato, y por sus
retratos se le recuerda, a pesar de ser también autor de otro tipo de obras.
Se formó en su ciudad
natal, en el taller de Hendrick van Balen, y trabajó por su cuenta algunos
años, antes de entrar en el estudio de Rubens como colaborador en 1618. Pese a
ser ya un artista formado, el estilo de Rubens ejerció en él profunda
influencia, como se advierte sobre todo en algunas obras de los primeros años,
que guardan un gran paralelismo con algunas realizaciones de aquél, en
particular retratos.
Después de una breve
estancia en Londres en 1620, se trasladó a Italia en 1621 y se estableció en Nápoles,
aunque visitó los principales centros artísticos del país. La estancia en
Italia influyó en la evolución de su estilo, que se hizo menos barroco, de
composición más clasicista. Gozan de merecida fama los numerosos retratos que
realizó de los aristócratas genoveses, a los que muestra como hombres
orgullosos y seguros de sí mismos, a veces en interiores y a veces sobre fondos
de paisaje. De su estancia en Italia se conserva también un interesante álbum
de esbozos, que recoge sus impresiones del país.
En 1628 regresó a Amberes
y cuatro años más tarde se trasladó a Londres, donde desempeñó hasta su muerte
el cargo de pintor de Carlos I. Más de cuatrocientos retratos de la monarquía y
la aristocracia londinense dan pruebas de su buen hacer de aquellos años.
Aunque menos conocidos, son interesantes así mismo sus paisajes y acuarelas de
esa época. Su influencia fue profunda y duradera en Inglaterra, y se extendió
también a muchos otros países europeos.
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