Rescatando textos
Víctor Hugo: De El Arte Romántico
Por CHARLES BAUDELAIRE
Desde el principio, Víctor Hugo fue el
hombre mejor dotado, el más visiblemente elegido para expresar por medio de la
poesía lo que yo quisiera llamar el misterio de la vida. La naturaleza que posa
ante nosotros, a cualquier lado que nos volvamos, y que nos envuelve como un
misterio, se presenta bajo muchos estados simultáneos, cada uno de los cuales,
según que sea más inteligible o más sensible para nosotros, se refleja más
vivamente en nuestros corazones: forma, actitud y movimiento, luz y color,
sonido y armonía. La música de los versos de Víctor Hugo se adapta a las
profundas armonías de la naturaleza; escultor, recorta en sus estrofas la forma
inolvidable de las cosas; pintor, las ilumina con sus propios colores. Y como
si vinieran directamente de la naturaleza, las tres impresiones penetran
simultáneamente en el cerebro del lector. De esa triple impresión resulta la
moral de las cosas. Ningún artista es más universal que él, más apto para
ponerse en contacto con las fuerzas de la vida universal, más dispuesto a tomar
de continuo un baño de naturaleza. No sólo expresa nítidamente, traduce literalmente
la letra nítida y clara; sino que expresa, con la oscuridad indispensable, lo
que es oscuro y confusamente revelado. Sus obras abundan en rasgos
extraordinarios de ese género, que podríamos llamar hazañas si no supiéramos
que le son esencialmente naturales. El verso de Víctor Hugo sabe traducir para
el alma humana no sólo los placeres más directos que extrae de la naturaleza
visible, sino también las sensaciones más fugitivas, las más complicadas, las
más morales (digo expresamente sensaciones morales), que nos son trasmitidas
por el ser visible, por la naturaleza inanimada o que se supone inanimada; no
sólo la figura de un ser exterior al hombre, vegetal o mineral, sino también su
fisonomía, su mirada, su tristeza, su dulzura, su resplandeciente dicha, su
odio repulsivo, su hechizo o su horror; en fin, y en otros términos, todo lo
que hay de humano en cualquier cosa, y asimismo todo cuanto hay de divino, de
sagrado o de diabólico.
Los que no son poetas no
comprenden estas cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario