Publican 40 aguafuertes escritas
por Roberto Arlt en Rio de Janeiro
En las "Aguafuertes
cariocas", Arlt no necesita más que de sus ojos, un papel y un lápiz para
dar vida a un mundo supuestamente ajeno al del Río de la Plata pero afectado por los
mismos males y bienes: mediocridad, solidaridad, advenedizos y vividores,
trabajadores y paisajes.
El libro, publicado por la
casa Adriana Hidalgo, reúne 40 crónicas que el autor de Los siete locos
escribió durante una estadía de dos meses durante 1930 en la ciudad quizá más
hermosa y violenta de América del sur.
Arlt sólo vivió 42 años
pero le sobró el tiempo para escribir novelas como El juguete rabioso, Los
lanzallamas y El amor brujo, y obras de teatro como Saverio el cruel y La isla
desierta, además de bendecir a El pozo, la primera novela de Juan Carlos Onetti,
el más grande escritor uruguayo de todos los tiempos.
Y de viajar, del norte al
sur del país y fuera de las fronteras, sólo con su oficio de reportero y su
saber de escritor metido en ese mundo a causa de su fracaso como inventor de
excentricidades varias. Amigo de Raúl González Tuñón, despreció al credo
comunista y al populismo. Arlt era un anarquista de la estirpe de los
asesinados en el Kronstadt.
Estas crónicas, publicadas
en el diario El Mundo, son posteriores a la publicación de Los siete locos. Carlos
Muzio Sáenz Peña, director del periódico y editor de fuste, decidió mandar al
escritor a escribir crónicas, ese género hoy bastardeado sin piedad por la
industria cultural.
Arlt estuvo en Brasil,
Chile, España, Africa del Norte y el interior de la Argentina. Difícil
encontrar una referencia de semejante calado a pesar de no hablar una palabra
de inglés. El Brasil de Arlt -muy distinto al de Claude Lévi-Strauss- es un
páramo atrasado, si se lo compara con la Buenos Aires de ese
momento.
La ecuación ahora se ha
invertido. La Buenos
Aires contemporánea, laboratorio de la derecha más
atrabiliaria del continente, no era aquella a la que el escriba retorna en
hidroavión a recibir un premio de la Sociedad Argentina
de Escritores, pocos meses antes del golpe de Estado comandado por un militar
de apellido Uriburu.
Extraído de: www.diariodecultura.com.ar
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