"VERDADEROS
ATROPELLOS"
Juceca
Entre
los diversos sistemas de defensa que implementa el hombre ante los peligros que
muchas veces lo acechan, otras veces lo desechan y no pocas lo cosechan, se
encuentra el humor. Dicen que la costumbre de contar cuentos en los velorios se
origina en la necesidad que tiene el hombre de espantar a la muerte, de
ningunearla en sus propias narices, (o las del finadito, que en paz descanse),
y de ahí esa costumbre de faltarle el respeto ya que, por más que insista y se
repita, la muerte es un fracaso. Y en este velorio universal que nos han
impuesto de banderas a media asta y minutos de silencio (que no pasan de veinte
segundos cada uno porque el minuto por televisión es muy caro) no debe faltar
el toque de humor que nos ayude a evitar el pánico que está sembrando gente que
debiera ser más seria y dedicarse a sembrar algo positivo, como ser trigo y
porotos payares. Tener una guerra declarada y no saber todavía a quién, no es
serio. Movilizar a toda la marina de guerra para atacar a un país que no tiene
costas, no es serio. Saberse y declarase el país más poderoso del mundo (y el
más enojado), y pedirnos ayuda a nosotros los uruguayos (que nunca nos
enojamos) para ir a un lugar que nos queda tan a trasmano, y justo cuando nos
afanaron las balas, no es serio. Mi amigo Mario Delgado (que es mucho más
serio) me decía que considera y comprende la tragedia de las Torres Gemelas de
EE.UU., pero que en Minas, Departameto de Lavalleja, también vivieron una
terrible tragedia cuando el caso de las dos gemelas Torres, las hermanas Maruja
y Leonor Torres, dos negras preciosas, a las que también voltearon, en una
acción que, al igual que la otra, fue un verdadero atropello. La comparación
puede ser cuestionable, pero es hora de respetar no solo al Departamento de
Estado de Estados Unidos, y su enojo, sino, también al estado del Departamento
de Lavalleja, y su bronca. Porque, al final de cuentas, cada cual tiene las
gemelas que puede. Y a nadie le gusta que se las volteen.
(*)
Juceca: Julio César Castro. Nació el 6 de mayo de 1928 y murió el 11 de setiembre de 2003
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