sábado, 1 de noviembre de 2014

Schubert, esencialmente poeta



Aldo Roque Difilippo



Nos sorprendió la noticia de la muerte de Schubert Marotta.
El amigo, el pianista y esencialmente el poeta. Creía  en Dios, eso lo expresó en sus poemas; y en la poesía casi como una razón existencial, y eso  lo demostraba con una actitud hacia la vida. Un asceta que muchos vimos transitar las  calles de Mercedes con su  andar pausado, como pausada era su producción poética.  Pero constante y esencialmente profunda.
Shumart, como le gustaba  firmarse, fue  fundamentalmente poeta, un individuo  noble, algo no menor para un artista. Quienes lo conocimos apenas si pudimos acercarnos a su pensamiento porque era un ser hermético, afectuoso en el trato cotidiano, pero como blindado al entorno. Solíamos encontrarnos en presentaciones de libros o exposiciones, o en casa de amigos comunes.  Escribió varios libros de poesía, de modesta confección tipográfica pero de alto valor poético. Libros que solía  vender personalmente, puerta a puerta entre amigos y sus  consecuentes  y fieles lectores.

“Pienso que es utópico creer que la poesía nos transforma”, expresó  Schubert en uno de los pocos artículos  en lo que se refirió a la poesía, y que era su forma de ver el entorno. “Es deseable naturalmente que esto suceda, pero en un mundo tan tecnologizado y de base materialista, su poder de incidir en la vida práctica es por lo menos muy relativo. La poesía, en mi opinión, es más bien compensación.  Puede servirnos de apoyo y de protección contra los
maleficios de la realidad.
Quizá además nos ayude a superarnos, a mejorar nuestra vida espiritual, a pretender la dicha, a preservar lo humano en nosotros.
En cuanto a si “el arte verdadero nace por necesidad” como afirma Rilke, habría que agregar que puede ser así siempre que esté avalado , tenga un respaldo de cierta ilustración, cierto pulimento cultural, a mi entender, imprescindible.
Un poeta tiene valor siempre que lo es en serio, auténticamente. Si es así tiene –por modesto que sea- algo valioso que brindar a la humanidad.
La poesía –escribe Mario Benedetti- es un “drenaje de la vida, que nos enseña a no temer la muerte”.
La poesía pues -vista así- enseña, nos educa en la vida, por más que como ya señalé, su influencia sea relativa en el hoy histórico”.
Murió Schubert Rinaldo Marotta Cáceres, pero quedaron sus poemas, quedó en el recuerdo la  imagen de su figura  transitando por las calles de Mercedes.

















Optar por la poesía

Los asiduos lectores de poesías saben que tras el semiseudónimo de Schumart se cobija el sensible poeta Rinaldo Schubert Marotta Cáceres (Mercedes, 1944-2014). Publicó varios libros de poesía:  «Vivencias del camino» (1981), «Antes del vacío» (1984), «Humana auror (1986), «Con memoria plena» (1988), «Raíz deseada» (1989), «Gozoso quiero ofrendar» (1991), «Los petates del otoño» (1993), «Para el más puro silencio» (1994), «Porque inmortal es la palabra» (2001), y «En tu umbral vejentud»
(2006) . Todos de modesta confección tipográfica pero de elevado contenido poético, lo que le ha significado admiración y desprecio en partes iguales, sobre todo por el a veces cerrado hermetismo de sus textos. O quizá, como lo apunta la Prof. Elvira Boibo de Barrios «por la innegable dificultosa ambivalencia de  la situación de hombre que debe vivir en este mundo luchando por la sobrevivencia y de ser con apetencias espirituales que buscan su canal de expansión con imperiosa urgencia, -acotando que por ello- debemos valorar la postura de Schubert Marotta que no se ha doblegado ante las circunstancias adversas y ha elegido» (1)
El poeta reflexiona sobre el arte de crear: «Los poetas acostumbramos a escribir sobre nuestras vivencias. A muchos nos resulta difícil -por más que seamos imaginativos- escribir sintiendo aquello que no hemos experimentado. Lo principal en el acto creador, es pues, vivenciar plenamente». Por tanto «entendemos que el arte pertenece, en un nexo importantísimo y necesario, al discurrir de nuestras vivencias. Por eso se ha dicho que aquel que no ha sufrido, no tiene heridas, no sabe ser poeta. (...)  El arte va unido a la vida, es labor de humanidad» (44). Y el poeta dice: «Alguna vez/tuve filosa la belleza/como una sábana de seda/que reinaba/y yo estrujé en jirones/de delirios» («Amarga esencia», de «Gozoso quiero ofrendar»).
No evadiéndose por eso a la realidad que le hace pisar la tierra, ya que en su opinión «los poetas no deberíamos crear paraísos artificiales. Deberíamos encontrar la raíz de la poesía en este mundo nuestro de cada día. Desgraciadamente por causas profundas, difíciles de explicar, esos mundos se hallan despoetizados. En bien de la poesía estamos forzados a una evasión. Y cuando esa evasión no es posible, o es superior a nuestras fuerzas creadoras llevarla a cabo, sucumbimos». Aunque tiene bien presente que «la poesía no puede ser nunca una mera crónica de la realidad».
Expresa Marotta, y Schumart escribe: «Los panes desfogados y contentos/las tazas de té helado/del verano/me dan los buenos días/pobres días!/Ya sé que esta es la dicha,/amigos míos.» («Daros vida», de «Los petates del otoño»).
 Aunque reconoce «La poesía es una mentira sublime (o la conjunción de ellas), de la que a veces resulta una formidable verdad. Y esto quizá porque la poesía nace en mucho del Misterio».  Agregando: «no se puede negar que toda composición  poética digna tiene también un aspecto absurdo o por lo menos  colindante con lo absurdo, o lo desconocido por el propio autor.
La poesía no escapa al misterio de la vida. Por el contrario lo incita, lo convoca, pretende, hace un esfuerzo por rebelarlo» (2).
Seguramente por eso buscó adentrarse en esas interrogantes:

La palabra abeja reina
en la colmena
o la palabra simple obrera
en la escritura.
Pero ¿cuál es el quid
de la gracia
si nada nos bendice
en tanta puja de equilibrios
y el incordio de corduras necesario?
Deseada fantasía extravagante
hazme un lugar en el lugar
del gozo.
Defiéndeme del caos razón prudente.
La palabra abeja reina/cobra vuelo.
La palabra simple obrera/quiere vida.

(«El Quid», de «Gozoso quiero ofrendar»)


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Notas:
(1)  «Schubert Marotta. Poeta entre la gente», Elvira Boibo de Barrios, «El Libro del Bicentenario», Mercedes, Diario Crónicas, 28/07/1998, Pág. 112.
(2) «Reflexiones sobre Poesía», Schubert Marotta, Revista «Hum Bral», Nº 4, Mercedes, Enero 1991.





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Así escribe Schumart

 
El gallo


El gallo canta al amanecer.
Aunque molesto es elegante
y su canto es -¿por qué no?-
un saludo
a la alegría del amanecer.
Tiene siempre de sagrado
porque su rito
es la respuesta a los misterios.
El gallo canta también
en otras horas
pero entonces es al tedio
a quién le pasa una revista.
O es quizás una ironía
por las glorias
de las eternas siestas del poeta.
El gallo es sólo sabio cuando canta
y otro gallo le responde desde lejos.






Filosofando


 

Cuando la alegría se fosiliza
se hace estéril y se entierra
cuesta luego recobrarla
para seguir con ella construyendo.
Y la necesitamos.
Necesitamos una vida
menos ciega, menos bruta,
colmada de su fuerza innovadora;
de su fruto que queremos infinito.




Desgaste

Como el pan existencial
no bendecido de los días
y me hundo entre los sueños
más nihilistas de la tierra.
Tengo  lástima del amor perdido
de  tantas primaveras
disipadas y terribles…!
Sólo dios podría aportarme
algo  sabio y oportuno en esta hora.
Pero Dios es un silencio
y  ya me aterran los silencio.

 

Almas y Palomas

Una madre
da su  pecho a un niño
sentada en un banco
de la plaza
y rodeada de palomas incesantes.
Así también
son nuestras más caras alegrías.
Cual palomas amorosas
cuyas  hambres
picotean y aletean en las almas.


Propósito

La poesía es co-esencial al Dios
por eso quiero tenerla siempre.
Para rebrotar a mi esperanza.



Signo

Odio el vanidoso rito tecnológico.
Odio el arbitrario finalismo
que  dispensa.
Pero consagro mi amor
más  allá del hombre
por la tierra.
No sé por qué
siempre me importa sobretodo
la absoluta autenticidad
del triunfo hermoso de los pájaros
cuando vuelan
como un signo del Creador
hacia el misterio.


Los pájaros indómitos

El amor es un gran sueño
y Dios un sueño
del  que no quiero despertar
ya nunca, nunca.
Pero siempre liberaré
los pájaros de mi fe
para que conozcan arriesgados
la caricia y la tormenta,
las violencias de los soles,
las heridas.
Es  así que creo que Dios
ya  no le huyo y soy su amigo.
Tomo la vida de alma artista
Y sé quizás como enfrentarla.


Síntesis

Las razones estaquean la memoria
insolubes, obsesivas en  su afán.
Mi saber es un erizo que se hincha.
Más tengo amor. Por el no vences,
destrucción.


Opus O

Mi silencio
es la versión de mi esperanza.
Mi silencio, el gran humano
el gran Dios mío,
sabio encuentro
con la voz del corazón



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