sábado, 7 de marzo de 2015

Anécdotas escondidas detrás de grandes clásicos de la literatura



El escritor español Santiago Posteguillo presenta en Buenos Aires La sangre de los libros, una treintena de relatos sobre historias poco difundidas de grandes obras, de Virgilio y Dante Alighieri a Pushkin y Agatha Christie


Por   |

Cada vez que el profesor Posteguillo cuenta en su clase de literatura inglesa que Charlotte Brönte tuvo una vida muy triste y que el único hombre al que quiso no le respondió siquiera una carta, sus alumnos no dudan en devorar Jane Ayre, la novela de esa escritora considerada entre las historias de amor más bellas. Y lo mismo pasa cuando sus estudiantes de la universidad ?Jaume I, en Valencia, se enteran de que la Eneida estuvo a punto de ser quemada. O que Drácula podría haberse titulado El no muerto.
De todo el material que el docente y escritor español Santiago Posteguillo acumuló durante dos décadas, seleccionó una treintena de anécdotas de la vida de los escritores o los derroteros que vivieron sus obras, y escribió La sangre de los libros (Planeta). "Mi mejor recompensa es cuando un lector me dice que terminó de leerlo con una lista de libros para leer", reconoció Posteguillo ayer a la nacion, a pocas horas de su llegada al país para presentar esta novedad aquí.
En un primer libro -La noche en la que Frankenstein leyó Quijote- Posteguillo ya había reunido una veintena de historias en torno a obras o autores. "Pero aquí me he centrado en cuestiones más sangrientas o truculentas, que es el punto de hilación de los relatos con los que intento hacer divulgación de la historia de la literatura". Incursionando en un género que no teme en describir como "híbrido, porque es una mezcla de relato corto con una coda final, ensayística o periodística", el escritor relata hechos verídicos, desconocidos para el gran público. "Para hacerlo más ameno, para atraer a más gente, los ficcionalizó. Además juego con la intriga y el humor que, como decían Cortázar o Poe, dos grandes genios del género, son elementos que funcionan muy bien en el cuento corto".
Así como deliberadamente busca enseñar en sus novelas históricas -es autor de Africanus, el hijo del cónsulLas legiones malditas y La traición de Roma-, en este "breve paseo por la historia de la literatura", Posteguillo también se propone educar. "El mayor afán que me mueve con este tipo de libros es acercar a la gente a los clásicos, mostrarles que tienen mucho que enseñar, que las mejores historias de amor, los mejores relatos están contados ahí", afirma, y augura: " Querría que la gente se lance a leer o releer a los clásicos".
A continuación, 9 coloridas anécdotas y un Bonus Track, que alumbran algo más sobre clásicos de la literatura universal.
La Divina comedia podría haberse conocido incompleta. De esta obra cumbre faltaban los últimos trece cantos al momento de publicarse, pero fueron hallados en virtud de la insistencia de un amigo de los Alighieri, empecinado en hacer notar que Dante no hubiese podido escribir algo tan imperfecto como dos partes con 33 cantos y la última con 20. Persuadidos de esto, los hijos del autor buscaron por cielo y tierra y hallaron esos versos perdidos tras los muros de la casa en la que vivió el escritor, en Florencia.
Un pintor descubrió las rimas de Gustavo Adolfo Bécquer. Tras la muerte de su amigo y preocupado por el sustento de la esposa e hijos que dejaba Bécquer, el artista Casado de Alisal aconsejó publicar sus poemas. En ese momento no era consciente del impacto que tendrían en la historia de la literatura romántica.
El emperador Augusto salvó del fuego a la Eneida. Después de diez años de trabajar en la Eneida, Virgilio ordenó a su amigo Varo que quemara la obra, pero éste no le hizo caso y fue a pedir consejo al emperador Augusto, quien resolvió conservarla. "Augusto era un personaje muy controvertido. Probablemente no quiso perderla por interés político, porque la obra le daba fundamento de patria y de tradición, y engarzaba Roma con Troya y el mundo clásico", explica las razones Posteguillo.
Drácula se iba a llamar El no muerto o El conde WampyrAnte la imposibilidad de viajar a Rumania a recoger datos para la historia de vampiros que quería escribir, Bram Stocker buscó documentación en distintas bibliotecas británicas. En una de su lugar de veraneo, Whitby, encontró escritos sobre Moldavia y otras regiones, y una mención al signficado del nombre Drácula: "En la lengua de Valaquia quiere decir el demonio". A partir de allí reemplazó el título de su novela en todos los manuscritos.
La historia de amor de Jane Eyre redime la de su autora. Charlotte Brönte fue testigo de la muerte por tuberculosis de sus hermanas; el hombre del que se enamoró no le correspondió (ni siquiera le contesto una sola de sus numerosas cartas). Frente a estas desventuras, en vez de sumirse en la depresión o quitarse la vida, Brontë escribió Jane Eyre. "Una obra maestra de la literatura -dice Posteguillo- en la que su autora se premia en la ficción con una felicidad que no encontró en su vida real."
Agatha Christie: ¿protagonista de un crimen que escribió? La escritora de novela policial por excelencia desapareció una vez en 1926, después de una discusión con su marido, al que tomaron como sospechoso de haberla asesinado. A los once días apareció viva en un hotel donde se registró con el apellido de la amante de su marido. Dijo que había sufrido amnesia, por eso no recordaba qué le había pasado. ¿Habrá usado las técnicas de la novela negra para vengarse de su esposo?
Una novela evitó la demolición de Notre Dame. Dolido por la decisión de tirar ese templo gótico e impulsado por el ultimátum que le diera su editor -"si no escribís una novela en cinco meses, buscate otro editor"-, Víctor Hugo escribió Nuestra señora de París.
Pushkin describió muchos duelos y murió en uno. El poeta, dramaturgo y novelista ruso Aleksandr Pushkin tentó a la muerte en una treintena de duelos. Murió en el más difícil, en plena tormenta de nieve, a manos de un militar experto.
William Shakespeare no fue un poeta irrepetible. Fernando Pessoa, el gran autor portugués, escribió versos de idéntica calidad que el inglés. Por eso hasta hace poco estaba prohibido en ese idioma. Ahora lo permiten. Y hasta los expertos en Shakespeare reconocen su semejanza.

Extraído de:http://www.lanacion.com.ar/

No hay comentarios: