sábado, 23 de enero de 2016

A modo de Editorial

VIII

Si desean que sacuda todos los ruidos, prefiero,
el del asombro de una pieza de ajedrez
cuando el jaque mate pone en peligro tu boca,
la carne es una cueva con esperanza sin edad
que devora toda estrategia en la escasez del tiempo.
Si desean que sacuda todos los ruidos, prefiero,
el del miedo que arroja tu cuerpo desnudo
y que no pide garantías a riesgo de congelarse,
la pureza es una sagrada multitud de palabras
que usa la conciencia del silencio para dejar cicatrices.
Si desean que sacuda todos los ruidos, prefiero,
el de la sospecha que retuerce la incertidumbre
cuando todo es una botella vacía ahogada por el cuello,
la poesía tiene eso, hacer de nosotros dos nombres
que se encadenan a la catástrofe de una hoja en blanco.
Si desean que sacuda todos los ruidos, no estoy,
no me busquen, no me llamen, mejor no saber de mí
he empezado a darle golpes a la memoria
para romper en fragmentos los desiertos
que quedan dentro de una taza de café.



Antonio Correa

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