sábado, 8 de enero de 2011

EDITORIAL

De cómo elaboramos discursos sobre ecología, pero asistimos indiferentes a la muerte de nuestros árboles

Angel Juárez Masares

Quienes acostumbramos practicar la pesca deportiva tenemos la posibilidad de estar muy cerca de la naturaleza de nuestras costas, y de observar –quizá con más detenimiento que los “caminantes” mañaneros- la progresiva desaparición de los árboles en las márgenes del Río Negro.
En ese sentido, manifestamos nuestra preocupación por la muerte de enormes ejemplares a causa de la erosión producida por los constantes “repuntes” de nuestro río. Eso está ocurriendo en diferentes zonas, pero es evidente –y fácil de comprobar- en la entrada del Parque Guernica donde, antes de la arenera municipal, existen varios árboles –quizá centenarios- cuyas raíces se encuentran prácticamente “al aire” y por lógica en precario estado de sustentación, mientras otros se pudren abatidos en el agua.
La misma situación puede constatarse en la isla del puerto tras el camping municipal –sólo por señalar algunos lugares- donde ejemplares de diferentes especies –han- o están en vías de desaparecer.
Naturalmente no tenemos los conocimientos técnicos para sugerir o aportar soluciones, sobre todo teniendo en cuenta el poder de “arrastre” del río, que por otra parte todos conocemos (y sufrimos).
Sin embargo, en momentos que desde muchas organizaciones –tanto públicas como privadas- se hace hincapié en la conservación del medio ambiente, nos parece extraño no escuchar voces que se levanten en ese sentido para evitar, o por lo menos minimizar los efectos de la situación denunciada (y si se han levantado pedimos disculpas por nuestra falta de información).
Tampoco sabemos quién tiene competencia para tomar cartas en el asunto -en caso que haya interés en hacerlo obviamente- pero pensamos que “alguien” debe asumir esa responsabilidad.
¿Es el Gobierno departamental? ¿Es la Dirección de Hidrografía? ¿Es la Dirección Nacional de Medio Ambiente? ¿Es la Prefectura Nacional?...
Y como el título de esta nota lo dice todo, no queremos agregar otro discurso, de manera que preferimos remitirnos a las fotografías que acompañan este reclamo.
La “botella al mar” (en este caso al río) está lanzada…esperemos que alguien la recoja.

No hay comentarios: