Guía elemental para ingresar a la edad media
Aldo Roque Difilippo
Durante diez siglos el mundo europeo transcurrió en el medioevo. Un período de la historia comparado con el oscurantismo y la barbarie, y que en gran medida lo fue, pero también en él nacieron muchas de las claves de nuestra cultura actual.
Durante ochocientos años España estuvo dominada por el poder de los moros, una nueva cultura que irrumpió en el viejo continente y que si bien sometió al vencido, contribuyó al crecimiento intelectual de esas sociedades. Como herencia de esos ocho siglos los hispanoparlantes conservamos aún hoy, muchas de las contribuciones al mundo de las ciencias, así como palabras que utilizamos diariamente: alfombra, atalaya, aceite, aceituna, acequia, albañil, alcalde, alcantarilla, alcoba, alcohol, alfalfa, algodón, alhelí, almohada, alquimia, azotea, azúcar, azucena, azufre, azulejo, cifra, hazaña, jarabe, jinete, laúd, limón, naranja, sandía, tabique, tambor, taza, zanahoria; y muchas más. Algunas palabras por la simplicidad de su belleza suplantaron a las que existían. El caso más claro es la palabra "azul", que reemplazó a la palabra latina "coeruleus".
Diferentes estudios indican que la cultura árabe aportó al español más de 1.300 palabras. Pero además la numeración que actualmente utilizamos tiene su origen árabe.
Los americanos, como consecuencia de la ascendencia española, heredamos la guitarra, instrumento con un origen emparentado al mundo árabe.
La sociedad medieval
Europa se pobló de castillos, grandes fortificaciones donde los nobles se atrincheraban para repeler los ataques invasores del extranjero o de otros caballeros rivales. A cambio de la protección que el señor feudal debía otorgar protección a su vasallo, no sólo en el aspecto militar sino también en el familiar. A su vez el vasallo tenía obligaciones. Debía colaborar con la defensa militar cuando se le requiriese, debía respetar un compromiso de fidelidad al señor y a su familia, no podía desvalorizar ni perjudicar al feudo, estaba obligado a rescatar al señor feudal si era tomado prisionero, y además debía pagar por el casamiento de la hija del noble y por las armas y la cabalgadura del hijo mayor, cuando se lo nombrara caballero.
La vida de los señores del Medioevo transcurría entre guerras, cacerías y juegos. Las batallas eran libradas permanentemente para defender o ampliar sus territorios. La caza no era solamente un pasatiempo sino que servía para procurar animales como alimento: jabalíes, osos, y ciervos eran las presas más codiciadas.
Los momentos libres se dedicaban a juegos, torneos y banquetes. Jugaban principalmente a los dados y al ajedrez, entretenimiento mediante el cual simulaban batallas. Los torneos se llamaban justas, y eran ceremonias de ensayo de luchas organizadas con mucha anticipación, a las que concurrían damas para alentar a sus combatientes favoritos. Las justas terminaban con grandes fiestas y banquetes, donde se elegía la mujer más bella del torneo la que entregaba obsequios al vencedor. Juglares y trovadores animaban las fiestas, cantando las hazañas de los caballeros.
En el Siglo XI la Iglesia creó la orden de Caballería para proteger a los débiles, defender la religión y fomentar la justicia.
Después de este largo período de la historia universal vendría la Edad Moderna. Pero durante el medioevo se escribieron obras fundamentales de la literatura: El Cantar del Mio Cid, El libro del buen amor, los Cuentos de Canterbury, el Decamerón, la Divina Comedia ; entre otros. En las artes plásticas que desarrollaron los períodos Románico y Gótico, entre otros. En música surgieron las composiciones litúrgicas, aparecieron los juglares y trovadores; y la forma de lectura y escritura musical tal como la conocemos. Un período de la historia que habitualmente se lo asocia como que no pasó nada, y en el cual ocurrieron muchas y muy variadas. Y algunas de esas herencias culturales aún hoy las utilizamos.
1 comentario:
Estimado Angel: A título de curiosidad, tras tu didáctico escorzo sobre la vida del medioevo europeo,cuelgo, si el ingreso me es permitido,la evocación de las Cortes de Amor que regulaban verdaderos códigos de inflexibilidad disciplinaria referidos al "amor galante", es decir, fuera del matrimonio.Tal lo dice el nombre, eran Jurados que sentenciaban a quienes se desviaban de las normas aceptadas e impuestas desde los flechazos de Cupidos clandestinos. Y su castigo era la exclusión o la interdicción cortesana y nobiliaria.La historiografia y la diplomacia de la Edad Media conserva cantidad de sentencias escritas de las Cortes de Amor. También tuvieron su impronta los "goliardos", es decir la bohemia estudiantil de poetas amantes de Baco y de las Musas, asumiendo los pruritos de enamorar a la muerte y a los ciclos del eterno retorno.
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