Comanda los megaoperativos y enseña arte en escuelas pobres
* José Luis Rondán. Policía y pintor, promueve la tolerancia con el pincel
PABLO MELGAR
El pintor que se cuelga un pañuelo palestino y habla de arte en las escuelas es el policía que diseña y comanda los megaoperativos más duros. Además, recorre las zonas marginales con un programa para difundir el arte entre los niños pobres.
Apenas amanece, decenas de policías entran a las casas precarias de los asentamientos, cubiertos por pasamontañas, con perros y mucho poder de fuego en las manos. Revisan todo, buscan armas, drogas o delincuentes fugados. Un helicóptero sobrevuela la zona y con el operativo llegan las cámaras.
Los megaoperativos son la nueva estrategia del gobierno para combatir la sensación de inseguridad. A la noche los informativos de la televisión hablarán de un megaoperativo en tal barrio o zona con tantos detenidos y la incautación de drogas o autos robados.
Para los vecinos la noticia deja "mal parado" al barrio, frente al resto de la población, que termina suponiendo que todos los que viven allí son narcotraficantes y ladrones.
"Mi lucha es contra la estigmatización", afirma el comisario inspector José Luis Rondán, en su despacho de la Dirección de Seguridad de la Jefatura de Montevideo. El oficial es el responsable de la planificación y comando de los operativos.
Supervisa personalmente las operaciones, se mete en los asentamientos handy en mano, vestido completamente de negro, boina a tono y un chaleco antibalas. De su cintura y ajustada a su pierna izquierda, cuelga una pistola 9 mm .
Detrás de ese policía hay un artista y utiliza el arte en su lucha contra la estigmatización de la gente de trabajo que vive en los barrios marginales.
En la arenga previa al megaoperativo que afectó la zona de Cerro Norte dijo a sus policías: "es un barrio estigmatizado, vamos a respaldar a la gente de trabajo; que no les tiemble el pulso si tienen que hacer detenciones".
El miércoles 13 se presentó en una escuela del barrio Bella Italia, muy cerca de donde se hizo uno de los primeros megaoperativos, para ofrecer una charla sobre las bases de la pintura a los alumnos.
En esta ocasión el look era muy diferente al que los vecinos le habían visto días atrás. Mantuvo la boina oscura pero le agregó un pañuelo palestino, pantalón jean y campera beige. Y el talante era otro. Habló para niños de preescolares y de las clases más grandes.
A los chiquitos les mostró "la magia del lápiz". Para ello hizo caricaturas y cuentos para su edad. Más tarde se refirió a los más grandes a quienes les habló de formas, perspectivas y de los maestros de la pintura.
El día anterior la selección uruguaya le ganó al representativo mexicano en la Copa América. El policía y pintor usó el tema para "jugar" artísticamente y de paso hablar de valores a los pequeños.
"Los niños son iguales en todas partes, se enganchan mucho con el arte. En este mundo materialista lo que ellos necesitan es cariño, atención", dijo.
El policía llevó a la charla a su hija, estudiante de Bellas Artes. Con ella y los alumnos de la escuela se comprometieron a hacer un mural de 20 metros de largo sobre los cien años del centro educativo. Los niños aportarán ideas y participarán de la pintura.
La presentación en la escuela de Bella Italia surgió en el marco de un proyecto que él mismo creó, que se denomina "Arte para la paz".
Rondán comenzó el plan hace diez años, en ese tiempo recorrió escuelas y liceos de todo el país. Para su programa no tiene financiación externa.
Hasta ahora no le tocó encontrarse en alguna seccional con los niños a los que habló de arte tiempo atrás. Sin embargo, recordó que el padre de uno de ellos terminó en prisión y que se cruzaron en un juzgado y se dieron un abrazo.
Cuatro años antes de ingresar a la Escuela de Policía, Rondán comenzó a pintar y dibujar. Posteriormente ingresó a la Escuela de Bellas Artes, eran tiempos de dictadura y para sus compañeros artistas era el "milico" y para sus pares uniformado "casi un bolche", recordó entre risas.
Hace pocas semanas, en una charla sobre arte en un liceo de contexto crítico, los alumnos plantearon que se sentían discriminados.
"Los chiquilines contaron que los vecinos los veían mal porque tomaban cerveza en la esquina, andaban en skate o bailaban break. Les decían que eran drogadictos o delincuentes. Yo me puse de su lado y les hablé sobre lo inoportuno de prejuzgar", dijo Rondán.
Tras hablar un buen rato sobre pintura y arte les contó sobre su condición de policía. "La cara de ellos cambió pero seguimos hablando. La clave es no prejuzgar. Si se actúa dentro de la normativa, sin avasallamientos, hasta el más necio admite que es mi trabajo y lo tolera, llevo 36 años de servicio", señaló.
El policía dijo que para el arte y las tareas de seguridad utiliza un criterio de "tolerancia". A sus oficiales les pide que hagan "docencia" frente a sus subalternos. "Es imprescindible que se hable mucho con la gente; con los gurises pasa lo mismo. Hay que colmar las expectativas y generar un clima agradable, armónico, así los prejuicios caen solos", dijo Rondán.
Fuente: www.elpais.com.uy
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